webnovel

Capítulo 8

[ AURA (Desbloqueada)

AURA — 2,000 ]

Con un zumbido casi imperceptible, una tenue luz de color grisáceo cubrió todo mi cuerpo, haciéndome sentir extrañamente reconfortado. Podía sentir como mi cuerpo parecía sentirse...¿Mejor?. Era complicado de describir. Era como una sensación de ser llenado de energía. O más bien, qué dicha energía por fin sea liberada de mi interior, viajando libremente por mi cuerpo.

"¿Estás bien, Gray?". Me preguntó Ruby a mi lado. Asentí distraídamente, mientras aún estaba enfocado en esta nueva sensación sobre mí.

"Tienes bastante aura...". Comentó Summer distraídamente. No sabía cómo ella podía medir algo así, pero siendo ella la que acababa de desbloquear mi aura, quizás tendría una forma de saberlo.

Hoy las chicas no tenían escuela, por lo que habíamos decidido continuar con mí entrenamiento, tanto en combate, como con armas. Pero antes de éso, Summer me había dicho que ella había hablado ya con el director de Beacon sobre mí, y que ya era hora de desbloquear mi aura.

Mire con fascinación cómo la barrera parecía hacerse menos luminosa, hasta desaparecer. Sin embargo, aún podía sentirla, rodeándo todo mí cuerpo.

"Bueno, supongo que ya podemos empezar...". Dijo Summer, tomando una de las espadas de entrenamiento. "Chicas, retrocedan un poco, por favor".

Ruby y Yang se miraron extrañadas, pero hicieron lo que su madre les pidió. "Un poco más...". Volvió a pedir Summer, haciendo que ambas retrocedan nuevamente. "Un poco más...".

Hmm... Summer... ¿Estás bien?". Pregunto.

"Por supuesto. ¿Por qué lo preguntas?". Ella me miró con su habitual expresión amable, sin embargo, era diferente. Había algo en ella. Algo peligroso...

"Es que, pareces... ¿Enojada?".

"¿Y por qué estaría enojada?. No es como si te hubieras aprovechado de la situación para acostarte con una de mis hijas". Ella responde con la misma expresión, sin embargo, sus intenciones parecían exudar de su cuerpo como un aura maligna que solo prometía dolor.

"Pero... Tú aceptaste".

"Que haya aceptado no significa que estuviera de acuerdo...". Su espada apuntó hacía mí, mientras su mirada se volvía fría. No pude evitar dar un paso hacía atrás ante la inminente amenaza. "Ahora, Gray. Sé bueno y acepta tu castigo como es debido".

"¿P-puedo decirte que te vés muy hermosa está mañana?".

"Oh. Que dulce de tu parte, querido. Pero eso no te salvará...". Su espada descendió lentamente a un lado, mientras ella se acercaba lentamente a mí. No pude evitar dar otro paso hacia atrás. "Ahora, prepárate".

Solté un suspiro resignado ante el inevitable final de ésto. "¿Sabes qué?... Da igual. Estoy listo". Sostuve mi propia espada de entrenamiento. Sabía que no podría evitar su castigo, así que simplemente lo tomaría de frente.

"Ése es el espíritu. Tranquilo, no te voy a matar. Simplemente voy a lastimarte... Mucho".

.

.

.

Solté un quejido ante la fría sensación del ungüento sobre mis moretones. Summer no bromeó cuando dijo que me lastimaría. Durante nuestro ''Combate de entrenamiento'' ella se había vuelto una persona completamente diferente. A un lado quedó aquella dulce y amable mujer que siempre sonreía, en su lugar, solo había una brutal guerrera que barrió el suelo conmigo.

Su habilidad para el combate eclipsaba completamente a las de Yang y Ruby. Summer no solo era increíblemente fuerte para alguien con su físico, si no también increíblemente rápida y ágil. Sus golpes eran precisos y devastadores. Y estoy seguro de que si no fuera por mi aura recién desbloqueada estaría mucho peor.

Incluso con lo duro que era mi cuerpo y mi aura protegiéndome, había terminado completamente apaleado y tirado en el sofá sin poder moverme. La única razón por la que el combate terminó, fué simplemente porque ambas espadas de entrenamiento se habían roto. Primero la de ella; cosa con la que erróneamente pensé que mi sufrimiento había terminado. Pero contrario a mis expectativas, ella simplemente me desarmó para continuar su paliza con mi propia espada. Hasta que finalmente esa también se quebró.

"¿Por qué mamá exageró tanto...?". Preguntó Ruby con preocupación, siendo ella la que estaba aplicando el ungüento para mis moretones.

"Ella estaba enojada... Simplemente fuí el receptor de su frustración...". Respondí a su pregunta antes de soltar otro quejido al sentir su mano presionando uno de mis moretones cerca de mi hombro.

"Lo siento...". Se disculpó ella, para continuar cubriendo mis moretones con el ungüento. "Ésto es culpa de Yang...".

"¿Mía?". Preguntó la rubia, sentada a pocos metros de nosotros.

"Sí. No sé qué te pasó en estos días, pero estabas actuando muy raro y mamá parecía muy preocupada. Seguro hiciste algo que la molestó". Contestó la menor de las hermanas, sonando algo molesta con su hermana mayor.

"... Tienes razón...". Respondió Yang, sorprendiendo a ambos. No creí que ella aceptara la culpa así de fácil. Más que nada porque realmente no era su culpa. "¿Qué tal si me dejas a mí terminar de sanar a Gray?".

Ruby y yo nos miramos algo extrañados por su actitud. Sin ninguna razón para negarse, Ruby le entrega el pequeño envase a su hermana. "Toma... Estaré en mi cuarto si me necesitan".

Con Ruby yéndose, una sonrisa pícara adornó el rostro de Yang. Resople entendiendo el por qué. "Yang, estamos en medio de la sala". Advertí.

"Sí, lo sé. Ahora siéntate, aún falta curar la parte de enfrente".

Me senté en el sofá, dejando mi torso desnudo al descubierto para ella. Ella se sentó a mi lado, tomándose su tiempo para mirarme detalladamente antes de empezar a ponerme el ungüento. Primero en los hombros, moviendo sus dedos lentamente mientras aplicaba el bálsamo curativo. Sus manos luego pasaron hasta mi pecho, en dónde ella definitivamente parecía disfrutar del hecho de estar tocando mi cuerpo.

Ella continuó bajando lentamente, asegurándose de no dejar ningúna parte de mi torso sin acariciar. Activamente tuve que controlar mis pensamientos para no dejarme llevar por algunas ideas que amenazaban con volverse demasiado peligrosas. O asegurarme de no activar mi habilidad innata de forma accidental, no quería darle motivos para ir más allá.

Pensé que cuando finalmente todos los hematomas hubieran sido tratados, ese sería el final y podría vestirse otra vez. Sin embargo, Yang parecía tener otras ideas. Sus manos no dejaron de deleitarse con la sensación de mi cuerpo bajo sus yemas resbaladizas. Subiendo hasta mis pezones, los cuales ella empezó a pellizcar.

Tuve que sostener sus muñecas para evitar que ésto se saliera de control. Y con eso me refería a que yo no pudiera seguir controlando mis impulsos.

"Yang... ".

"¿Qué?, ¿No te gusta?". Ella preguntó, sin ánimo de detenerse.

"Aún estamos en la sala. ¿Qué pasará si Ruby baja y nos ve?. ¿O si Summer entra?".

"Tranquilo. Ella no va a bajar... Además, mamá no puede decir nada ahora, ¿O sí?". Sus manos aprietan ligeramente mis pectorales mientras su rostro se acerca al mío. Su aliento roza débilmente mi rostro, haciéndome cosquillas. También podía sentir como mi erección empezaba a crecer hasta ser visible, cosa que ella notó, soltando una pequeña risa al verla.

Estaba realmente a punto de dejarme llevar, pero por suerte, fuimos interrumpidos por una voz. "Ejem... ¿Que se supone que hacen ustedes dos?". Preguntó Summer llegando hasta la sala.

Rápidamente me separé de Yang, empujándola mientras sostenía sus hombros. "Nada... No estamos haciendo nada...".

Tomé mi camiseta, dispuesto a irme a mi habitación, pero antes de que pudiera dar un paso, Yang me tomó de la muñeca. "No. Espera Gray. No tenemos por qué esconder ésto...". Yang se volvió hacía su madre con una expresión desafiante. "No hay nada de malo en que Gray y yo hagamos ésto. Ambos tenemos la misma edad y nosotras dos ya sabemos lo que hicimos con él...".

La expresión de Summer se oscureció ligeramente por unos segundos, hasta que ella soltó un suspiro resignado. "... Sólo... Recuerden que Ruby aún está en la casa...".

Yang pareció satisfecha con éso y empezó a caminar en dirección a su habitación mientras aún me arrastraba. Sin embargo, yo no me moví. No pude evitar sentir un poco de arrepentimiento al ver la expresión de Summer. Incluso si ella dijo que había aceptado esto, aún así parecía... ¿Dolida?.

Me acerqué a ella, para sorpresa de ambas. Tomé las mejillas de Summer con mis manos, antes de plantar un beso en sus labios. Summer solo pareció sorprendida por unos momentos antes de dejarse llevar. Ella profundizó aún más en nuestro intercambio, llevando su lengua dentro de mi boca.

Trás unos segundos, nuestros labios se separan, con ella soltando un ligero jadeo. Acarició nuevamente sus mejillas antes de decirle. "No pongas esa expresión. No importa lo que pase, nunca cambiará lo que siento por tí...".

Ella asiente lentamente ante mi declaración. "¿Vendrás a mi cuarto ésta noche?...". Pregunta en voz baja.

"Por supuesto". Respondo.

No sabía si eso era suficiente para que ella dejara de preocuparse, así que le dí otro beso, está vez más corto. A Summer le hubiera gustado que dure más, pero Yang me jaló nuevamente, interrumpiendo nuestro momento íntimo.

"Muy bien, suficiente. ¡Suficiente!, es mi turno". Protestó Yang mientras tiraba de mi brazo.

Me reí ligeramente antes de darle una última sonrisa afectuosa a Summer para dejarme arrastrar por Yang. Lo último que ví de Summer fue a esta sonriendo débilmente hacía mí antes de que Yang me termine de arrastrar a su habitación.

Cuando ambos llegamos a su cuarto, ella me empujó dentro, cerrando la puerta detrás de ella.

"Yang, escucha. Yo-...". Un puñetazo en mi estómago interrumpe mis palabras. No había mucha fuerza en el, pero la sorpresa fue suficiente para callarme.

Yang se paró frente a mí con los brazos cruzados mientras me daba una mirada molesta. "Parece que tienes tu favorita...". Ella hace un puchero que no ayudó a su intento de parecer intimidante.

Suelto un suspiro. "Yang, no se trata de tener alguna favorita. Tu madre perdió a su esposo y ella se siente sóla. Simplemente estaba tratando de aliviarla".

Eso parece apagar un poco su animosidad. Su expresión cae un poco, quizás dándose cuenta de mí punto, siendo que ella debería haber sido más consciente de ésto que yo.

"Pero ella estuvo de acuerdo con ésto...". Aún así protestó débilmente.

"Quizás. Pero no significa que no se sienta algo incómoda con esto. Tal vez siente que eventualmente la dejaré de lado por otra...".

Eso termina de cimentar el sentimiento de culpa en Yang, su expresión parece casi abatida. No pude resistir verla así de decaída, así que me acerqué a ella para abrazarla intentando consolarla.

"¿Tú no harías éso, verdad?... ¿Dejarnos?". Pregunta.

"Nunca".

"Lo siento...". Se disculpa ella en voz baja.

"Ya, ya... No es tu culpa. Simplemente trata de entender la situación en la que ella está".

Ella asiente débilmente mientras me rodea con sus brazos. Acaricio lentamente su salvaje pelo rubio, disfrutando de la suavidad de éste. Así como del aroma que desprendía. No tenía idea de que era, pero era ligeramente dulce, provocando un agradable cosquilleo en mi nariz.

"Prometo no ser tan...".

"¿Celosa?". Termino su oración.

"No soy celosa...". Ella protesta, pero solo basta una mirada prolongada para que ella desista de su réplica. "Ok... Quizás un poquito...". Dice, apartando la mirada.

"Tranquila. Me gustas así como eres".

Ella se acurruca a mí, rodeándome con sus brazos mientras su cabeza se apoya en mi clavícula. Ambos permanecimos así por casi un minuto, hasta que ella dijo.:

"Vamos a la cama...".

"Yang, Ruby está en la habitación de al lado".

"¡N-no me refiero a éso...!, Solo... Quiero que estemos en la misma cama, mientras me abrazas".

"Oh...". No pude evitar sentirme algo avergonzado por haber saltado a aquella conclusión, aunque en mi defensa, sus palabras podían malinterpretarse fácilmente.

Ambos caminamos hasta su cama, en dónde nos acostamos, uno al lado del otro. Su cabeza descansaba sobre mi brazo derecho, muy cerca de mi pecho, mientras ella me rodeaba en un acogedor abrazo. Mi otro brazo descansaba por encima de su cintura, acercándola lo más posible a mí.

Ella cerró los ojos, pareciendo disfrutar de la cálida sensación de nuestros cuerpos así de juntos. Una hermosa sonrisa adornó su rostro, haciéndome perder en aquella vista.

Me gustaba esta sensación. No teníamos por qué tener sexo todo el tiempo. También podíamos simplemente disfrutar de la compañía del otro. Pronto yo mismo me encontré cerrando los ojos.

.

.

.

Summer soltó un suspiro cuando finalmente Gray y su hija entraron en la habitación de esta última. Incluso si apreciaba el gesto de Gray para consolarla, no quitó que aún se sentía... ¿Molesta?.

Era una sensación extraña, una que había experimentado pocas veces en su vida y una que nunca pensó sentiría hacía una de sus hijas.

Incluso si ella había aceptado compartir a Gray con Yang, y había aceptado la idea de que eventualmente Gray tendría más mujeres, aún así no pudo quitar la sensación de disgusto que empezaba a carcomerla por dentro.

Ella no quería compartir a su hombre, pero tampoco quería que él se sintiera insatisfecho. Gray era una bestia en la cama y eso le encantaba. Ser tomada por el y ser completamente dominada por sus habilidades sobrenaturales para el sexo era algo que la llenaba de un placer y una satisfacción que no sabía que podía llegar a tener. Pero incluso cuando sabía que el lo disfrutaba tanto como ella, también sabía que ella sola no era suficiente para satisfacerlo completamente.

Ella podía recordar el cómo, incluso cuando ella apenas podía permanecer consciente luego de una larga sesión de amor, él aún parecía estar lleno de energía. Y eso la hacía sentir mal. Mal, por el hecho de no ser suficiente para Gray. Que incluso cuando sabía que Gray la amaba, aún así ella no podía satisfacer al completo sus deseos.

Summer soltó otro suspiro.

En este punto, por mucho que le disgustara, no podía negarse a lo inevitable. Lamentándose al recordar que el hecho de que Yang los haya descubierto fue en gran parte culpa suya. Si ella no hubiese sido tan codiciosa y lujuriosa, quizás nada de ésto habría pasado. Sin embargo, no podía evitarlo, el sexo con Gray era simplemente adictivo. No había otra palabra para describirlo. Simplemente ya no podía concibir la idea de no tener sexo con él.

Nunca había sentido nada igual. Ni siquiera con... Su antiguo esposo.

Tuvo que hacer un esfuerzo para apartar esos pensamientos de su cabeza. Ya habían pasado años, no servía de nada seguir lamentándose por el pasado. Incluso si llego a amar Tai como a nadie, el ya no estaba.

'Pero Gray sigue aquí...'. Pensó. 'Incluso si tengo que compartirlo con otras mujeres... Aún seguirá aquí, conmigo...'.

Decidió hacer algo mejor que lamentarse por cosas innecesarias y se dispuso a subir a su habitación. Pasó delante de la habitación de Yang, encontrando la puerta cerrada, cosa que no la sorprendió. Pero se alivió de no escuchar ningún sonido sospechoso de adentro.

Luego pasó por delante de la puerta de su hija menor, encontrando que también estaba cerrada. Cosa que la extraño mucho. Su pequeña Ruby no era de guardar secretos. Y nunca había visto que ella estuviera escondiendo algo que requiera que cierre la puerta. Así que encontrar que estaba encerrada en su habitación le pareció demasiado sospechoso. Quizás debería confiar en que su pequeña no estaba haciendo nada, pero su preocupación como madre la superó.

Summer tocó la puerta tres veces antes de llamar. "... Ruby. ¿Estás bien?".

Escuchó el sonido de algo cayendo, seguido de pasos que parecían moverse de un lado para otro. Trás unos segundos, la puerta se abrió, dejándola ver a su pequeña hija, con el pelo alborotado y la ropa desarreglada. Sus mejillas estaban notablemente rojas y había pequeñas gotas de sudor en su frente.

Un temor que Summer no recordaba que tenía apareció.

"M-Mamá... ¿Qué ocurre?".

Summer tardó unos segundos en salir de su aturdimiento. "Ruby, tú... ¿Estás bien?".

"Si. Claro... ¿Por qué?".

"Es que... Tu nunca cierras la puerta...".

"Es que estaba... Ocupada... Con algo...". Respondió Ruby.

Está vez Summer miró a su hija menor con sospecha. "Ruby, acaso tú... ¿Te estabas tocando?".

La expresión de Ruby se tornó en una de pánico. "Y-yo... No. No... No sé qué es éso...".

Summer no le creyó ni una sola palabra, pero aún así ella no se molestó con su hija. Después de todo, ésto era algo que eventualmente pasaría. Sabía que tarde o temprano su pequeña crecería y se había preparado para ello.

"Ruby, tú y yo debemos tener una pequeña charla. Sobre las flores y las abejas".

Ruby solo pudo parpadear confundida ante la extraña metáfora.

.

.

.

Fin—.

Un poco más corto de lo que tenía planeado, pero últimamente estoy muy ocupado con el trabajo y ando cansado.

Tampoco hubo acción, pero ya en el siguiente seguimos con lo rico.