El mundo violento y caótico de repente recobró su calma.
Zhao Feng soltó un suspiro de alivio, una mirada de alegría se mostraba en su rostro. Incluso él se había preguntado si podía neutralizar el ataque de Yu Heng.
—¿Nos salvamos? —El Dios Ancestral Resplandor salió de su aturdimiento, y miró a Zhao Feng con ojos centellantes.
—¿Cómo lo hizo? —El Dios Ancestral Cheng Yun murmuró en estado de shock.
¡Meow!
El pequeño gato ladrón saltó sobre el hombro de Zhao Feng y comenzó a danzar como si estuviera alabando el poder de Zhao Feng.
En la distancia:
—Pensar que... ¡Había un poder tan milagroso! —Xin Wuheng también quedó aturdido, su mente se tambaleaba en estado de shock mientras miraba fijamente al distante Zhao Feng. Una vez más entendió que, a pesar de que había heredado la fuerza de su vida pasada, Zhao Feng todavía podría dejarlo atrás.
—¿Esta podría ser la fuerza definitiva del Dao de las Ilusiones? —murmuró Valle Crepuscular.
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