Yasuke y Minato se encontraban cerca del hospital, ocultos detrás de unos arbustos, observando cuidadosamente el edificio en busca de una entrada que no estuviera custodiada.
—No parece haber una manera fácil de entrar —susurró Yasuke, la frustración y la preocupación evidentes en su voz.
Minato, manteniendo su ahora habitual calma, escaneaba el área. Su mente trabajaba rápidamente, tratando de idear un plan.
—Podríamos intentar pasar por la parte trasera. Puede que haya menos seguridad —sugirió.
Yasuke asintió, dispuesto a seguir cualquier pista que pudiera llevarlo a la matrona. Juntos, se movieron sigilosamente hacia la parte trasera del hospital, evitando ser detectados.
Mientras avanzaban, Minato no pudo evitar notar la tensión en Yasuke. Sabía que su amigo estaba luchando con emociones profundas y complicadas, y quería ayudarlo no solo a entrar al hospital, sino también a enfrentar lo que pudieran encontrar allí.
—Yasuke, no importa lo que pase, estoy contigo en esto —dijo Minato, poniendo una mano en el hombro de su amigo.
Yasuke miró a Minato, y por un momento, la barrera de su estoicismo se debilitó, revelando la vulnerabilidad subyacente.
—Gracias, Minato. Eso significa mucho para mí —respondió Yasuke, su voz baja.
Llegaron a la parte trasera del hospital y, para su alivio, encontraron una entrada menos vigilada. Mirando a su alrededor para asegurarse de que nadie los observaba, se deslizaron hacia la puerta.
Una vez dentro, el desafío se intensificó. Tenían que navegar por los pasillos del hospital sin ser detectados, buscando la habitación donde estaba la matrona.
—Debemos ser rápidos y silenciosos —susurró Yasuke, liderando el camino con Minato a su lado.
Con cada paso cuidadoso, Yasuke y Minato se adentraban más en el laberinto de pasillos del hospital. A pesar de la tensión, Minato mantenía su enfoque, utilizando sus habilidades sensoras para alertar a Yasuke de cualquier presencia cercana.
—Espera —susurró Minato, deteniéndose abruptamente. Colocó su mano en el suelo, cerrando los ojos para concentrarse mejor—. Hay alguien acercándose.
Rápidamente, se ocultaron en un armario de suministros cercano. A través de la rendija de la puerta, observaron a un par de enfermeras pasar charlando despreocupadamente. Una vez que el pasillo quedó nuevamente en silencio, salieron de su escondite y continuaron su camino.
—Necesitamos encontrar la habitación de la abuela Nora sin llamar la atención —dijo Yasuke, revisando cada letrero en las puertas.
Después de varios minutos que parecieron horas, finalmente encontraron la habitación correcta. Sin embargo, su alivio se desvaneció rápidamente al ver a dos chunin parados frente a la puerta.
Minato miró a Yasuke, cuyos ojos reflejaban un dilema. Quería ver a la matrona, pero enfrentarse a los chunin podría empeorar las cosas.
—Tengo una idea —susurró Minato. Se acercó a los chunin y, con una voz temblorosa, fingió estar perdido y buscando la sala de pediatría.
Los chunin, aunque inicialmente sospechosos, finalmente cedieron ante la aparente inocencia de Minato y se apartaron para darle direcciones. Aprovechando el momento de distracción, Yasuke se deslizó silenciosamente hacia la habitación de la matrona Nora y entró.
Yasuke, al entrar en la habitación, se detuvo en seco al ver que estaba vacía. Por un momento, la confusión y la decepción se apoderaron de él. Se acercó a la ventana, recordando el plan que había acordado con Minato, y la abrió, esperando darle una señal a su amigo.
Fue entonces cuando vio algo que lo dejó asombrado. Minato estaba afuera, usando su chakra para caminar por las paredes del hospital. Aunque habían visto a su profesor realizar esta hazaña, ver a Minato haciéndolo era otra cosa. Sin embargo, la inexperiencia de Minato se hizo evidente cuando empezó a perder la concentración y a tambalearse peligrosamente.
Justo cuando parecía que Minato iba a caer, Yasuke extendió rápidamente la mano y lo agarró, ayudándolo a subir a la habitación.
—Eso estuvo cerca —exclamó Minato, tratando de recuperar el aliento.
—Tienes que tener más cuidado —respondió Yasuke, todavía asombrado por lo que había visto.
Juntos, comenzaron a revisar la habitación en busca de pistas. En un escritorio, encontraron un documento que indicaba que la matrona Nora estaba siendo atendida en la sala de tratamiento para pacientes en estado crítico.
—Tenemos que ir allí —dijo Yasuke, su voz llena de urgencia.
Pero antes de que pudieran planear su siguiente movimiento, la puerta de la habitación se abrió. Uno de los chunin que custodiaba la entrada había entrado para verificar la habitación.
En el momento en que el chunin entró en la habitación, Minato sabía que enfrentarse directamente a un ninja de ese nivel era un riesgo considerable, dada su propia experiencia como estudiante de la academia. Sin embargo, también comprendió que era su única oportunidad para ayudar a Yasuke a llegar hasta la abuela Nora.
Con un rápido movimiento, Minato lanzó un kunai de madera que usaba la academia para el entrenamiento para distraer al chunin, creando así una apertura momentánea. No intentaba derrotarlo, sino simplemente ganar tiempo.
—¡Yasuke, ve ahora! ¡Encuentra a la matrona! —gritó Minato, enfrentándose al chunin para mantener su atención.
Yasuke, aunque reacio a dejar a Minato atrás, sabía que no había tiempo que perder. Asintiendo, se lanzó por el pasillo hacia la sala de tratamiento para pacientes en estado crítico.
Mientras Yasuke corría, Minato se enfrentaba al chunin. Sabía que no podía ganar en un combate prolongado, pero su objetivo era simplemente retrasar al chunin el tiempo suficiente para que Yasuke pudiera llegar a su destino. Utilizando su agilidad y su entrenamiento en la academia, esquivaba y contraatacaba, manteniendo al chunin ocupado.
Yasuke, por su parte, se movía rápidamente por los pasillos, impulsado por la urgencia de la situación y la confianza en que Minato podría manejarla. Su corazón latía con fuerza, su mente enfocada únicamente en encontrar a la matrona Nora y asegurarse de que estaba a salvo.
Enfrentado al chunin, Minato sabía que tenía que confiar en su entrenamiento básico de taijutsu para sobrevivir. El chunin, claramente más experimentado y con una técnica refinada, avanzó hacia Minato con una serie de golpes rápidos y precisos.
Minato, concentrado y alerta, esquivó el primer golpe, sintiendo el viento del puño del chunin rozar su rostro. Retrocedió rápidamente, consciente de que cada movimiento contaba. El chunin era rápido, sus patadas y puñetazos eran como destellos de acero, pero Minato se movía con una agilidad sorprendente para un estudiante de la academia.
En un intento de contraatacar, Minato lanzó una serie de golpes rápidos, apuntando a los puntos débiles que había aprendido en sus clases. Sin embargo, el chunin bloqueó cada uno con una facilidad frustrante, respondiendo con un contraataque que obligó a Minato a retroceder.
El chunin intentó un barrido con la pierna, buscando derribar a Minato, pero este saltó ágilmente, evitando la caída. Aterrizando, rodó hacia un lado justo a tiempo para esquivar otro golpe dirigido a su cabeza.
Minato sabía que no podía dejar que el combate se alargara. Cada segundo que pasaba era un segundo mas que Yasuke tenía para llegar a la abuelas Nora. Manteniendo su defensa, buscaba cualquier oportunidad para crear una brecha y escapar logrando asi que el chunin lo siguiera y se olvidase de su amigo.
El chunin, percibiendo la táctica evasiva de Minato, intensificó su asalto, tratando de acorralarlo. Pero Minato, utilizando su conocimiento del entorno, maniobró alrededor de la habitación, manteniendo al chunin en movimiento y evitando que lo atrapara.
La batalla entre Minato y el chunin se intensificó, con Minato consciente de que necesitaba una estrategia ingeniosa para superar la experiencia del chunin. Recordó una lección reciente donde su sensei había explicado cómo el exceso de chakra aplicado a un objeto podía provocar que este estallara.
Distanciándose del chunin, Minato sacó un kunai de madera, uno de los que la academia proporcionaba a los estudiantes, y lo lanzó con fuerza hacia su oponente.
— Es todo o nada — susurro para si mismo el Namikaze
El chunin, viendo que era solo un kunai de madera, lo esquivó fácilmente, descartándolo como una amenaza menor.
Sin embargo, lo que el chunin no esperaba era la astucia de Minato. En el momento en que el kunai pasó volando, una pequeña nube de humo apareció en el lugar donde Minato había estado. Usando el jutsu de sustitución, Kawarimi no Jutsu, Minato había intercambiado su posición con el kunai, una táctica que pilló al chunin completamente desprevenido.
Antes de que el chunin pudiera reaccionar, Minato emergió detrás de él, con su último kunai de madera en mano. Con un movimiento rápido y preciso, Minato presionó el kunai contra la espalda del chunin e inyectó todo su chakra en él.
El chunin apenas tuvo tiempo de sentir la presión del kunai antes de que una explosión controlada de chakra lo envolviera, lanzándolo al suelo y dejándolo inconsciente.
Exhausto y respirando con dificultad, Minato se apoyó contra la pared, consciente de que había agotado todo su chakra en el enfrentamiento. El esfuerzo para utilizar el Kawarimi no Jutsu y la explosión controlada lo habían dejado debilitado y vulnerable.
Mirando hacia la puerta, sabía que el ruido había sido lo suficientemente fuerte como para atraer la atención del otro chunin que custodiaba la habitación. Atrapado y sin energías para otro enfrentamiento, Minato se preparó para lo inevitable.
Sin embargo, a pesar de la inminente captura, una sensación de logro se apoderó de él. Había creado una distracción eficaz, dando a Yasuke el tiempo necesario para llegar a la matrona Nora. Eso era lo que más importaba.
Mientras esperaba la aparición del otro chunin, Minato repasaba los eventos en su mente. A pesar de la situación desesperada, se sentía satisfecho por haber cumplido su objetivo. Había demostrado valentía y astucia, rasgos esenciales de un verdadero shinobi.
Resignado pero tranquilo, esperó, sabiendo que había hecho todo lo que estaba en sus manos para ayudar a su amigo en un momento crítico.
Continuara....
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