Capítulo 35 – Comisión y caza

Todos los soldados habían caídos desmayados en la vuelta 17 ha excepción de Lena quien avanzó hasta la ronda 19. Ahora solo le quedaba una vuelta, pero su rostro mostraba que ya no le quedaban fuerzas. Sus piernas le temblaban y su cara estaba comenzando a ponerse morada. Temiendo que se lastimara fui hacia ella y la detuve.

-  No tienes que esforzarte tanto. Ya estás en tus límites.

Coloqué mi brazo derecho en su vientre para evitar que continúe avanzando. Al toparse con mi brazo Lena cayó inconsciente. Estuvo a punto de completar este entrenamiento hoy lo cual ya era sobresaliente considerando el estado de los demás guardias. 

Cargué a Lena como princesa y la dejé recostada en un árbol. Por último, le entregué a Frederick una copia de la nota que hice con los sancionados para que aprendieran cual era el castigo. También le dije que cuidara de Lena y que la enviara a la mansión cuando despierte.

Sin querer permanecer más tiempo en este lugar me fui al gremio de aventureros. El lugar parecía rustico como siempre y el olor del alcohol asaltaba la nariz. Caminando al mostrador la linda recepcionista de la última vez me saludó.

-  Bienvenido al gremio de aventureros.

Viendo que su actitud no cambió dije.

-  Vine a cambiar estos núcleos por puntos y también para establecer una comisión.

Moví mi mano y una bolsa apareció sobre el mostrador. Dentro estaban los núcleos de goblins y conejos cornudos que casé ayer. La mujer revisó los núcleos y los puso sobre una especie de tabla de madera. 

Una luz blanquecina ligeramente iridiscente comenzó a envolver los núcleos. Poco después la recepcionista asintió y dijo.

-  Bien sus núcleos fueron tasados con éxito. Su valor se estima en 100 puntos. Por favor entrégueme su tarjeta de aventurero. 

Le di mi tarjeta sin vacilar y la mujer grabó algo con magia. Ya conocía este proceso del juego por lo que no me sorprendí. Aún estaba lejos de subir de rango de todas formas. Una vez el circulo se desvaneció la mujer me miró fijamente y dijo.

-  Indíqueme los detalles del pedido, la recompensa y el rango solicitante.

Pensé por un momento y le indiqué que requería un aventurero de rango plata que entrenara a los guardias de la ciudad por un año. La recompensa sería una moneda de oro por mes dando un total de 12 monedas. Este valor era atractivo para cualquier aventurero del rango por lo que la recepcionista no refutó nada. Las recepcionistas tenían la potestad de rechazar en cargo si las recompensas no eran suficientes.

-  Su pedido ha sido publicado con éxito. 

Con eso dicho salí del gremio y me dirigí al bosque a cazar. Si tengo suerte hoy podría desquitarme con las bestias circundante por verme obligado a pagar 12 monedas de oro.

Al llegar al bosque fui recibido con el sonido de las hojas moviéndose por el viento. Al instante usé rastrear y seguí los rastros de lo que parecía ser un oso. Esta habilidad era muy útil y me ahorraba mucho tiempo. 

Al llegar a lo que parecía ser una arboleda noté al oso intentando alcanzar un panal de abejas. Este oso era llamado oso de luz de luna. Su apariencia no cambiaba mucho con oso pardo de mi mundo anterior. Lo único diferente eran sus garras que ahora eran metálicas. 

Esta criatura era más peligrosa que un goblin y un conejo cornudo, pero seguía estando en el mismo nivel. El oso olfateó el aire notando mi presencia, pero ya era demasiado tarde. 

  Me había abalanzado hacia el oso y acercado lo suficiente en cuestión de segundos permitiéndome desgarrar su abdomen indefenso. 

-  ¡BUAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHH!

La sangre y tripas salían a borbotones del cuerpo del oso. El oso lanzó un grito atronador de dolor y sufrimiento. 

Mientras su fuerza vital escapaba de su cuerpo usé control de sangre para no desperdiciar ni una sola gota de su apestosa sangre. El oso tenía un fuerte olor en su sangre que haría vomitar a cualquier humano. En cuanto a mis sentidos lo encontraba algo apestoso pero agradable a la vez. 

La sangre se acumuló en una esfera la cual tragué sin dudarlo. Pensé un poco en el sabor hasta que la tragué. Era como el sabor de un estofado de carne. Era muy sabroso y agradable al paladar.

-  La fuerza aumenta permanentemente en 1 punto.

Tomé el núcleo del oso, despellejé y pensé en qué hacer con el resto del cuerpo. La carne de oso era sabrosa y tenía mucho valor nutricional. Sobre todo, al tratarse de una bestia mágica el valor de mercado en su carne sería excepcional. 

-  Si esto fuera el juego lo habría guardado… ¡Soy estúpido!

Inmediatamente abrí mi estado y busqué la función de inventario. Esta era una habilidad propia del sistema y no mía, pero me permitía guardar artículos. En este mundo existían bolsas dimensionales o anillos dimensionales que tenían la misma función, pero eran altamente costosas. 

Si la opción aún estaba disponible me ahorría mucho dinero o en su lugar tendría que esperar a alcanzar el sexto circulo para poder liberar magia espacial. Afortunadamente para mí la opción si estaba disponible.

Una pantalla azul con múltiples casilleros apareció a un costado de mi línea de visón. Pensando que era igual al juego pensé en meter el oso a ese espacio lo cual funcionó. Ahora el pelaje, la carne y el núcleo ocupaban 3 casilleros. 

Este pequeño descubrimiento me alegró el día. Una vez resuelto ese problema continué aventurándome en el bosque y profundizándome sin que me diera cuenta.