La resistencia de Doménica se había agotado. En cambio, yo seguía erecto y con energía para una ronda más.
Mi mente ya se había aclarado por lo que aprecié por completo la vista de dos bellezas desmayadas en mi cama mientras sus coños aun desbordaban de mi semen.
- Tú… Tu… ¿¡Quién eres!?
Una voz femenina y delicada me sacó de mi estado de apreciación. Esto me arruinó mi estado de ánimo. Aun así, respondí.
- Pregunta equivocada. No deberías preguntar quién soy. Eso ya lo sabes. Pregunta mejor que soy.
Volteé mi rostro y una sonrisa malvada se dibujó en mi rostro. Mis colmillos estaban completamente expuestos a Olivia quien temblaba por el miedo.
- ¡Tú! ¿¡Eres un demonio!?
Queriendo jugar un poco más con ella me bajé de la cama y me puse frente a ella. Nuestros rostros se encontraron y mis ojos carmesís la fascinaban completamente. Mi mano derecha se acercó a su suave mejilla que estaba teñida de un saludable rojo.
- No soy un demonio. Soy un vampiro.
Acerqué mi rostro al de Olivia y tomé sus lindos labios. Los ojos de Olivia se abrieron de par en par y sus delicadas manos reposaron en mi pecho. Olivia intentó alejarse de mí, pero ya había abrazado la cintura de Olivia desde que noté cierta resistencia.
Había torpeza en su beso indicando que nunca tuvo una experiencia como esta. Los segundos pasaron y la resistencia de Olivia finalmente se hizo nula.
- *PANT *PANT
La respiración de Olivia era pesada y entrecortada. Mientras ella recuperaba el aliento mi mano empezó a recorrer su enorme trasero. Su carne en su trasero era firme y elástica.
- Pu… Puedes… ¿¡Puedes dejar de tocar ahí!? ¡Me siento rara! ~
Olivia enterró su rostro en su pecho intentando ocultar su nerviosismo. Sabía que ella tenía miedo por mi identidad desconocida. También vio lo que les pasó a Camila y Doménica. Sabía muy bien que ella era la siguiente.
- No quiero. Tu trasero se siente muy bien.
Avergonzada por lo que dije me refutó con un susurro.
- No digas cosas vergonzosas~
Queriendo ver más de sus reacciones alcé su rostro y la volví a besar. Mis manos dejaron de acariciar su trasero y subieron a las tiras de su vestido holgado.
El vestido de Olivia cayó al suelo exponiendo su lencería rosa pálida. Dejé sus labios por un minuto y me volví a su cuello. Al sentir mi lengua recorriendo su cuello Olivia cerró sus ojos preparándose para lo que venía.
Mis colmillos se enterraron en cuello haciendo que la sangre fluyera a mi boca.
- ¡MMM! ~
Olivia soltó un gemido ahogado. Sus brazos me envolvieron provocando que sus pechos se pegaran por completo a mis pechos. Su corazón se había acelerado mandándome un flujo constante de sangre caliente.
Este sabor era incluso mejor que el de Camila y Doménica. Era adictivo y muy hogareño. Me recordaba a un pie de frambuesas recién salido del horno.
Mi pene había crecido un poco más debido a lo deliciosa que era Olivia para mí. Sus reacciones eran lindas y muy divertidas. Podría pasar gastándole bromas y acosándola todo el día.
Mi corazón se había acelerado por alguna razón. El nerviosismo se había apoderado de mí. Quería tratar delicadamente a Olivia. Esto fue extraño. Nunca antes había conocido a Olivia desde que llegué a este mundo.
Este sentimiento era extraño. Esto tenía que tener alguna explicación de por qué mi cuerpo reaccionó así. Mis recuerdos remanentes eran mayormente de espiarla de lejos. Por lo que decidí ignorar esta situación por el momento.
Finalmente me separé del cuello de Olivia e hice algo que gamas creí que podría decir a otra persona.
- Olivia. Eres tan hermosa. Me gustas.
Al escuchar mis palabras la mente de Olivia se desconectó por completo de su cerebro. Su cabeza estaba completamente roja y su vapor salía de su cabeza. Por otro lado, supe que algo andaba mal en mí. Yo nunca haría esto y menos tratar bien a mis juguetes sexuales.
Antes de que pudiera llegar a una conclusión sobre el asunto Olivia se lanzó a mí y me dio un largo y apasionado beso. Cuando nuestras lenguas se separaron un puente plateado nos unía.
- Po… Por favor… Umm… Se gentil. Es mi primera vez. ~
Levanté a Olivia como una princesa y la llevé a la cama.
- ¡Ah! ~
Viéndola fijamente Olivia era realmente hermosa. Sus pechos no eran tan grandes y perdían contra los de Camila y Doménica. Sin embargo, eran una copa D muy impresionante.
Olivia no esperó a que tomara la iniciativa ella sola se sacó su sujetador mostrándome sus capullos rosados con unas puntas erectas que me llamaban a engullirlos. Extendiendo sus brazos y colocándolos detrás de mi nuca dijo.
- Ven
Esas simples palabras me paralizaron por un segundo. Al momento siguiente ya estaba entre sus pechos lamiendo y tirando de sus pezones. Su olor corporal era agradable. Lamí cada parte de su cuerpo queriendo ver sus reacciones. Empecé con sus pechos, bajé a su abdomen, continué con sus costillas y finalmente bajé a su ingle.
- JAJAJA. ¡Hace cosquillas!