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Asalto a la mansión III

En un almacén, donde yacen innumerables armas hechas pedazos y tres figuras luchan por sus vidas, una cuarta figura observa con deleite la situación. Sus ojos azules brillan. Se pueden ver múltiples cortes en los cuerpos de las tres figuras, y en el suelo, cientos de miles de fragmentos de armas, que parecen haber sido hechas pedazos con algún poder extraordinario. El cansancio es evidente en las tres figuras; no han parado de destruir las armas lanzadas en su dirección a una velocidad implacable. Generalmente, esas armas no representarían peligro para ellos, pero había un problema. Aunque parecían sin filo, eran lanzadas a una velocidad increíble, y aunque su capacidad de corte era baja, tenían una gran capacidad de penetración.

"¿Cuánto tiempo llevamos haciendo esto?", preguntó el anciano de cabello blanco y ojos negros.

La elfo de cabello y ojos negros respondió, con el cansancio acumulado en su cuerpo: "Llevamos alrededor de una hora haciendo lo mismo".

"Tsk, a este paso nos va a matar. No para de hacer lo mismo una y otra vez; parece no tener fin. Sin lugar a dudas, posee una reserva de maná insana. Ya veo cómo fue capaz de derrotar a Aris"

Interrumpió el chico de cabello blanco y ojos azules. Su voz malévola resonó en el lugar.

"Veo que tienen energías de sobra para hablar. Supongo que no les importará que aumente la dificultad".

Tras esas palabras, los tres notaron un humo extraño saliendo de la boca del chico, mezclándose con el escaso aire del lugar. Inmediatamente después, aparecieron muros de cristal delgado, tan grandes que cubrían toda la zona. El primero en notar que algo andaba mal fue el anciano de cabello blanco y ojos negros.

"¿Eso que sale de tu boca… es veneno?", preguntó, incrédulo. Había dejado de respirar al sentir un olor extraño en el aire; lo reconocía, aunque el color era diferente. Para su mala suerte, no recibió respuesta del chico de cabello blanco y ojos azules.

"No respiren eso. Si no me equivoco, es el veneno del 'hongo sonriente'. No sé cómo logró poner sus manos en un veneno tan letal. Sin lugar a dudas, su plan parece ser debilitarnos; por eso colocó barreras para que el veneno se concentrara más rápido. Ustedes dos, ¡encárguense de romper la barrera lo más rápido posible! Es muy probable que él ya tenga el antídoto, y por eso no le importa envenenarse".

El chico de cabello blanco soltó una risa. Los había estado atacando implacablemente, sin darles oportunidad de contraatacar; los asediaba con muchas espadas. Aunque se defendían bien, ya que veían las armas que les lanzaba.

'Me pregunto si lograrán esquivar las espadas si las vuelvo invisibles con 'manto de invisibilidad'. O tal vez debería volver invisibles las lanzas; esas penetran mejor la carne'.

Con esos pensamientos, iba a volver invisibles las espadas y las lanzas. Algunas deberían dar en el blanco. Cuando se dispuso a hacerlo, vio algo curioso: el tipo de baja estatura había lanzado un hechizo. Se formó una barrera negra traslúcida alrededor de la mujer elfo y de él, dejando fuera al anciano. Una vez fuera, el anciano se disparó en mi dirección, sin importarle que las espadas lo apuñalaran. Las espadas se quedaban atoradas en sus músculos. ¿Cuánta fibra tenían esos músculos para detener un arma lanzada con semejante impulso? Esta vez, el anciano decidió usar un nuevo poder. Atravesó sin problemas cientos de espadas, muchas impactaron en su cuerpo, pero eso parecía no importarle. A unos 5 metros de distancia, adoptó una postura; hizo como si fuese a envainar su espada, pero no tenía funda. Usó solo su mano, simulando enfundar una espada. No le di importancia a esa postura; las espadas seguían impactando en su cuerpo. El anciano parecía igual a Aris; no había muerto incluso con una espada atravesando su corazón. Una vez que desenvainó su espada, esta se cubrió con una espesa aura negra. No era maná. Pude escuchar las palabras del viejo:

"Estilo Relámpago, Movimiento #10: 1000 cortes perfectos".

Desde que el anciano sacó la espada, las espadas que lo atravesaban fueron repelidas por una fuerza desconocida. Su espada seguía en su mano izquierda, rodeada por una aura extraña. Se acercaba rápidamente. Cuando estuvo a mi alcance, se escucharon múltiples gritos mecánicos:

- ¡NO SE DEFIENDA CON ESCUDOS! ¡LOS VA A ROMPER! ¡ESQUIVE!

- ¡NO SE DEFIENDA CON ESCUDOS! ¡LOS VA A ROMPER! ¡ESQUIVE!

- ¡NO SE DEFIENDA CON ESCUDOS! ¡LOS VA A ROMPER! ¡ESQUIVE!

Intenté usar el 'impulso de viento' para alejarme, pero el bastardo cambió su postura, inclinándose hacia el suelo, a punto de acelerar.

"Estilo Relámpago, Movimiento #2: Paso Rápido".

Tras esas palabras, apareció frente a mí. Quedé anonadado; su velocidad superaba la del 'impulso de viento'. El anciano volvió a atacar:

"Estilo Relámpago, Movimiento #10: 1000 cortes perfectos".

El mundo dio vueltas. Vi el suelo, el techo, las paredes… como si girara. Lo último que vi fue al anciano a escasos metros, y junto a él, un cuerpo que se parecía al mío. Me habían asesinado en un instante. Perdí la conciencia. Habló el anciano de cabello blanco:

"Sin lugar a dudas, era alguien bastante problemático. Mirá que obligarme a utilizar ese estilo de espada, obligarme a utilizar los movimientos de esa persona… Sin lugar a dudas, es mi derrota".

Se dirigió al cuerpo cortado en el suelo; la cabeza estaba separada, y el cuerpo tenía cientos de cortes. Su ropa estaba hecha trizas. Ningún humano podría sobrevivir a tantos cortes. El anciano se giró para ver a sus subordinados, que ya no deberían estar desmantelando la barrera, pues quien la había lanzado estaba muerto. Pero cuando hizo contacto visual, estos miraban algo detrás de él. Al girarse, vio algo que lo dejó estupefacto: la cabeza que había arrancado estaba riendo. El mundo cambió.

"Imposible… esto no puede ser posible".

Lo que veían sus ojos era inaudito. El lugar había dejado de existir, reemplazado por un mundo blanco, sin nubes, sin cielo. Era difícil medir la distancia. El chico al que había cortado innumerables veces, incluso decapitado, se movía. Se levantó, colocó su cabeza como si nada, y sus heridas desaparecieron. Su rostro ya no mostraba risa malévola, sino frialdad. El anciano trató de romper el silencio:

"¿Qué eres en reali…?"

No pudo terminar. Su cuerpo cayó al suelo. Lo mismo pasó con sus subordinados. Una voz mecánica sonó:

- MISIÓN CUMPLIDA. SE HA RESCATADO CON ÉXITO AL CREADOR.

- SE HAN ADQUIRIDO 5 ALMAS: 2 ALMAS DE DEMONIO, 2 ALMAS DE ELFO, 1 ALMA HUMANA.

- DESACTIVANDO LA AUTORIDAD 'MUNDO DEL MENTIROSO'. TIEMPO TRANSCURRIDO: 8 SEGUNDOS.

El mundo volvió a la normalidad. Solo quedaban espadas hechas pedazos, manchas de sangre y los tres cuerpos de los intrusos. Con un chasquido de dedos, fueron enviados al cubo.