Quizás... aquí es el infierno.
Aquí, en donde vivimos.
Aquí, en donde descansan los muertos.
Aquí, en donde sufren los vivos.
[Re/sign Yourself to Live]
Gourm, un chico de la misma edad que Noah, fue abandonado por su madre en una iglesia cuando apenas tenía dos años de edad. Nunca pudo encajar, siempre terminaba peleando con los sacerdotes, cuestionándolo, queriendo hacer que cambiara su perspectiva de todo, atando su forma de pensar. "¡¿Por qué debo de alabar ciegamente a alguien que ni conozco?!". Grita al sacerdote, en cambio este responde con una bofetada. Al ver su actitud, sumando que tiene la piel más pálida que hayan visto, lo apodaban "El hijo de Satán".
"¡¿Por qué eso es lo correcto y pensar diferente no?!". Vuelve a gritar. Para ser un niño a punto de cumplir seis años siempre cuestionaba todo. "Porque es Dios, y Dios es la respuesta a todo". Le responde el sacerdote mientras lo aprieta de las manos, demasiado para un niño de cinco años.
Después de cumplir seis años intentó huir. Era de noche, llovía, pero ya estaba harto de la forma en que lo trataban. Avanzó hasta no poder más, sin embargo, resbaló y terminó atrapado en una zanja de la cual no podía salir; gracias a eso no tardaron ni 2 horas en poder encontrarlo. Desde entonces, decidieron tomar medidas más estrictas con él.
Fue encerrado en un tipo de celda la cual se encontraba en el sótano de la iglesia; ahí fue cuando perdió el poco respeto que le quedaba de los sacerdotes. Era un lugar muy lúgubre, no había ningún espacio por el que pudiera entrar si quiera una pizca de luz, solamente estaban los barrotes en aquella puerta de metal. Desde entonces fue sometido a solo comer una vez al día y solamente eran sobras. Pasaron unos meses, decidieron sacarlo ahí, pero eso no quitaría el odio y sufrimiento que le generaron.
Desde el momento en que salió, no dirigió ni una sola palabra a quien estuviera relacionado con la iglesia. Esa noche lo asearon. Al quitarle la ropa se podía observar su piel pegada los huesos, casi como un esqueleto; daba la sensación de que cualquier movimiento lo podría romper. Después de asearlo le cortaron el cabello y las uñas.
Le hacían preguntas, se disculpaban, lo intentaban mimar. Él... él solamente los ignoraba y rechazaba.
Una semana después, todos los sacerdotes y monjas se fueron a dormir tranquilos, o eso pensaba. Aquel niño, no cerró sus ojos en ningún momento. En la habitación de al lado, no se dejaba de oír el sonido de un sacerdote y monja teniendo relaciones. Estaba harto, tapaba sus oídos con la almohada, pero no bastaba. Molesto, se levanta y dirige a la cocina; busca entre los cajones queriendo encontrar un cuchillo, pero así sería más complicado. Abre todas las llaves de las estufas. Solo bastaron dos minutos para llenar la iglesia de gas.
El encargado de aquel niño despertó por el olor; pronto se levanta y corre a avisar a su compañero de habitación. "Oye, despierta, ¿No hueles a gas?". Lo dijo en forma de susurro, aún en esa situación sentía la necesidad de no despertar a nadie más, por desgracia para él, su compañero lo ignoró completamente, a lo que decide ir a investigar el solo.
Mientras recorre los pasillos tapando su nariz, logra ver al fondo una silueta. "[¡¿xxxxx?!]". Grita el nombre del niño, pero aún está muy lejos. El niño había visto un galón de gasolina guardado en el sótano, así que volvió, pero esta vez solo para tomar el galón. Cuando el sacerdote le grita, este se encontraba haciendo un camino con la gasolina hacia la salida.
El sacerdote corre para poder detenerlo, sin embargo, este enciende un cerillo y lo arroja, se queda observando, todo parece cámara lenta. Pone una sonrisa.
"[¡¿xxxxx?!]".
Vuelve a escuchar un grito, es el sacerdote, está apunto de salir, pero, el fuego es más rápido... Unos simples segundos bastan, si, solo unos segundos y todo se va al carajo. La iglesia explota, las cenizas caen. -Wow-. Piensa el niño, es como un espectáculo, el brillo de las llamas se refleja en su rostro. Escucha un pequeño chillido, dirige su mirada hacia la puerta; era el cuerpo del sacerdote, carbonizado, que dejaba un olor desagradable. No sintió nada en lo más mínimo al ver el cuerpo.
Las autoridades no pudieron dar con el causante del incendio y desde esa noche, no se supo nada sobre aquel niño. Se deshizo del nombre que le habían dado en la iglesia y comenzó a vagar por todos lados como una persona sin nombre. Logró sobrevivir como pudo; siempre que tenía la oportunidad robaba un poco de comida de puesto o lugares que él ya había ubicado. Se resguardaba siempre debajo de puentes o en ocasiones en algún callejón.
Pasaron los años, cumplió 7, 8, 9, 10. A sus 10 años vagaba por una calle privada; observaba los alrededores, pensaba en cómo podría escabullirse, lo único que le interesaba conseguir era comida. En la calle se veían casas muy costosas, era un barrio de ricos; ellos por lo general acostumbraban comer en sus gigantescos patios, por lo cual se podía robar comida de una forma más fácil.
Escogió la primera casa que vio, no pensó mucho y parecía que no había muchas personas. "¿Mm?". Pensó que sería más fácil así que entró, había una mesa con un montón de guarniciones. Él, feliz, se acerca. "Oye". Una voz le habla, mientras lo toman fácilmente para inmovilizarlo.
Fue detenido por los guardias de la casa, llamaron al dueño, esperando ordenes, se trataba solamente de un niño ladrón. "Llévenlo a la celda". Dijo el dueño de la casa. Ahí estuvo por más de 3 horas, atado con grilletes. Al cumplir la cuarta hora, el dueño fue a verlo; no dijo ni una sola palabra, se acercó y le aventó un trozo de pan. El niño le escupe y aparta la mirada. "Tch". Se queja el dueño y vuelve a acercarse. El niño sigue callado, pero al momento de tenerlo en rango, lo intenta morder. El dueño retrocede y suspira. "Parece que lo has pasado mal, bueno, no es como que me importe ¿Sabes tu nombre?". Nuevamente, ni una palabra, niega moviendo la cabeza.
El dueño se levanta. -Quizá me podría ser de ayuda-. "Bien... te adoptaré, desde este momento, serás Gourm D´aleo, el nuevo hijo de Lucky D´aleo y no me interesa si no quieres, ahora eres mio". El niño no entendía a lo que se refería aquel hombre "¿Gorrn?". Su primera palabra en mucho tiempo, "No, es Gourm" Dice Lucky. "Guardias encárguense de él". Sale de la habitación. Gourm quedó muy confundido, pero lo que si sabía era que el tono de voz que tenía aquel hombre, hacía que su corazón se relajara. Pero la semilla ya estaba podrida.
Gourm comenzó a vivir en aquella mansión, todo parecía normal, era un sueño para él. Lucky contrató personal para darle una educación decente, pero nunca optó una postura buena, siempre se distraía y se escapaba.
Al cumplir sus 13 años. Una vez volvió a casa después de medianoche, las sirvientas estaban preocupadas, hace más de 8 horas que no volvía. "Que bien que por fin llegó, joven amo". Dice una. "¿Por qué tan sucio, preparo la bañera?". Dice otra girando su vista hacia las manos de Gourm. "¿Q-qué es eso?". Traía del cuello el cadáver de un perro. "¡Aaah!". Gritan y sale corriendo. Desde esa noche, el chico comenzó a traer cuerpos de animales muertos con regularidad, perros, gatos, ardillas, todo lo que pudiera encontrar. Según su justificación, amaba el color, el olor y el sabor de la sangre. Desde que Lucky se dio cuenta de lo inestable que era, decidió que cuando cumpliera 15 años, trabajaría para él dentro de sus negocios.
[Wake]
-Me siento muy mal, mis ojos pesan, solo, solo quiero descansar-. Piensa Noah.
Pasó solamente 1 hora y media desde que Lucky y Frank, salieron de la habitación. Cada vez le es más difícil mantenerse despierto, se siente demasiado débil; en ese momento en lo único que puede pensar es en cuando terminará este sufrir. Lo peor de todo es que ni si quiera sabe qué pasó con Emily.
La puerta vuelve a rechinar, dejando pasar un poco de luz. Abre sus ojos, pero aún está todo oscuro. Alguien enciende la luz, la bombilla parpadea 2 veces antes de poder encender por completo.
"Eh...". Intenta decir algo, pero se encuentra tan débil que no le es posible.
Ante él, se encuentra un tipo que no parece ser tan alto, pero desde la posición en la que se encuentra le da la impresión de en verdad serlo, su cabello está despeinado, un poco largo, completamente negro.
-¿Por qué su presencia me inquieta tanto?-
Su tez está completamente pálida y en su brazo izquierdo tiene un hilo cocido a su propia piel, desde su muñeca hasta el terminar de su hombro, este es de color negro y su forma es descuidada, como si fueran solo garabatos; viste ropa negra, su camisa no cuenta con mangas lo cual permite ver con claridad el hilo en su brazo.
Gourm apoya con fuerza su pie en el brazo izquierdo de Noah.
"¡Ah!". Noah se queja.
"Mmm".
Se acerca, entrecierra los ojos y comienza a inspeccionar su cara por todos los ángulos; levanta su parpado y observa a detalle cada minúsculo lugar de su ojo.
"Je".
-¿Q-qué le pasa a este?-. Piensa Noah y al mismo tiempo Gourm baja su pie.
"Ja". Dice Gourm. "Odio tener que interrogar, pero es parte del trabajo". Camina hacia una pequeña mesa ubicada en el rincón de la habitación. "Si no lo hago... ¡Si no lo hago!...". El tono se vuelve más intenso por un par de segundos. "...Papá no me elogiará".
-¿Papá? ¿Qué? ¿No entiendo?-. Con las pocas fuerzas que le quedan intenta hablar. "P-por...". Su voz es quebradiza y débil.
"¿Eh?". Gourm gira su cabeza en forma como si se recostara sobre su propio hombro y fijando su mirada en él. "¡No pude oírte!". De nuevo se acerca y le da una patada en el estómago.
"¡Agh!".
Lo toma del cabello y jala hacia atrás.
"Bien... dime, ¿Por qué estabas tan amistoso con la chica? debería haber estado sola".
-Está muy cerca-. "¿E-eso qué importa?". Respira. "¿Por qué no podría hablar con ella?".
Gourm suspira, -¿Enserio lo tengo que explicar?, no soy bueno memorizando cosas-. Hace un gesto de duda. "Emm... Pues... el otro día papi...".
[¿Papi?]
Finge toser. "...Papá, dijo que movilizáramos el grupo 3 y el mío...". Con su otra mano apoya su dedo índice en la barbilla. "...para distraer la policía…".
-¿Policía? Entonces por eso fue la persecución en la mañana-.
"...nada de lo que te digo ya importa ¿Por qué?". Se acerca, frente a frente, a casi 1 centímetro. "Porque eres un estúpido que no valoró su miserable vida". Murmura. "Te mataré".
Se separa y con paso lento regresa a la mesa. Ahí había una pequeña bolsa, de ella saca una inyección con líquido desconocido.
"No sé cómo hayas logrado acercarte a ella sin que los idiotas que tenemos de guardias se hayan dado cuenta, pero ya me aburrí de hablar".
Se acerca. "Mi padre es muy bueno, ¿sabes?". Noah hace el intento de separarse un poco. "Sabes qué es esto, ¿no?". Coloca la inyección ante sus ojos. "Es una droga, la cual te mantiene alerta, tan alerta que llega a evitar que pierdas la consciencia". Se acerca a su oído. "Pero yo la pongo de manera particular".
[Rouge]
"¡Jajaja!". Gourm se ríe a todo pulmón.
"¡Aaaaah!". Noah, grita de dolor.
Clavó sin dudar la aguja directamente en su ojo. Este comenzó a sangrar pintando de un bello color rojo toda su mejilla.