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9.

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| CAPÍTULO NUEVE. |

Poco a poco sus ojos se fueron abriendo dándose cuenta de que estaba en la habitación de Ichimaru, sola y acostada en el futón. Se levantó rápidamente, saliendo sin causar tanto alboroto.

Miró hacia ambos lados del pasillo para asegurarse de no ser vista por algún Shinigami del tercer escuadrón.

—Buenos días Teniente Kobayashi— saludo la voz de Matsumoto a sus espaldas —¿Durmió bien?— preguntó mirándola con una sonrisa pícara.

—¿A-ah?— le miró sonrojada —N-no es lo que crees Matsumoto-san— agregó tratando de que su amiga no pensará mal sobre lo que había pasado anoche.

—Bueno, uno piensa mal cuando su amiga se queda en la habitación de su capitán. Y luego Gin en la mañana salió diciendo que no quería que entrarán a su habitación. Raro ¿no?— habló sonriente —Hablé con el capitán general. Cambiaremos de puesto, otra vez— agregó cambiando de tema.

Eso sorprendió a la pelinegra.

—N-no, Matsumoto-san...

—Tara, Gin te necesita. He notado que no ha dormido bien; es mi culpa nunca hago el papeleo que me corresponde. Y siendo el tercer escuadrón reciben mucho más papeleo— interrumpió algo apenada —Es mejor que tu estés con él— agregó.

La chica asintió sin más remedio, aún se sentía algo incómoda al estar cerca de Ichimaru, pero era mejor que regrese a su puesto correspondiente.

—Está bien— habló después de tiempo.

—Gracias Tara-chan— sonrió Matsumoto mientras abrazaba a la pelinegra que era unos cinco centímetros más baja que ella —Cuida mucho a Gin— agregó mientras se alejaba —¡Nos vemos!— exclamó y desapareció de su vista.

Tara permaneció parada, procesando todo lo que había pasado. Regresaba a ser la teniente del tercer escuadrón, estar junto a su amado capitán; no sabía si saltar de la emoción o saltar de un puente.

Sin más se dirigió a paso lento hacia la oficina de su capitán. Tocó suavemente la puerta esperando tener el acceso para entrar.

Pero al no tener respuesta alguna entró. Confundida contemplo la vacía oficina, ¿dónde estaba el capitán?

—Buenos días Tara-chan— saludo la voz de su amado a sus espaldas.

Brinco del susto ante aquel inesperado saludo. Se dio la vuelta encontrándose con el alto hombre peliblanco el cual sostenía aquella sonrisa zorruna, como siempre. Parecía que lo de anoche realmente no había pasado y que solo había sido un extraño sueño.

—B-buenos días capitán— saludo nerviosa.

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Querido capitán:

Desde que regrese a ser la teniente del tercer escuadrón, usted a sido más amable conmigo. ¿Le pasó algo?

Me asusta su repentino interés hacia mí, ¿tiene algo que ver con lo que paso aquella noche que bebió demasiado?

No me quejó, es tan bonito lo que usted hace por mí que solo hace que me enamoré más de usted.

¡Dios! ¡No debí decir eso!

Olvide lo mejor.

Qué más da, de igual forma usted no leerá esto. Me niego a entregarle esta carta.

P.s: no hay posdata ya que no le entregaré esta carta.

Atentamente:

Su teniente, la cual se niega a entregarle esta carta donde confiesa sus sentimientos hacia usted.

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Habían pasado unos días desde que había regresado a ser la teniente del tercer escuadrón, y es que las atenciones que Ichimaru le daba, solo llegaban a causarle confusión e incluso la ilusionaban.

Suspiró al leer la carta que le había hecho a su capitán, no podía entregársela. Definitivamente no lo haría, aquella carta podría arruinar todo.

—Dios, me emocioné demasiado al escribir— habló la chica mientras leía la carta en sus manos —Bueno escribiré otra carta— agregó mientras tomaba otra hoja de papel y comenzaba a escribir nuevamente.

Después de un tiempo, se levantó con dos sobres en las manos.

—Bueno, esta es la carta que no entregaré— guardo la carta de su mano izquierda en uno de los cajones de su escritorio —Y está...— miró la carta de su mano derecha —Tengo que ir a entregársela al capitán— sonrió alegremente mientras salía de su habitación.

Recorrió los pasillos del tercer escuadrón hasta llegar a la oficina del capitán, donde al abrir la puerta no encontró a nadie. Aliviada dejó la carta en el escritorio y salió de la oficina casi corriendo.

Toda la tarde se la paso en el décimo escuadrón con Hitsugaya y Matsumoto, sin esperarse que al regresar a su escuadrón un peliblanco la estaría esperando para hablar sobre el contenido de aquella carta.