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5 Costa 0 - Emilia 1

Ingreso a casa y comienzo mi búsqueda en todo mis cuadernos de apuntes, teléfonos, contactos. Pero después de horas no encuentro nada sobre Edu.

Evidentemente no son cercanos. Miro el reloj y es hora de ir a la oficina, pero en que momento buscaré a ese engreído.

Estoy sentada frente a mi escritorio, mi teléfono vibra y veo una foto en el periódico.

Edward Costa deslumbra en la pasarela... - dice el encabezado de la revista de modas.

Esta foto es reciente.

Busco el desfile y después toda la información.

¿Esta en Italia?

Estoy sorprendida y al mismo tiempo preocupada. Lo encontré pero no está aquí.

Tengo hasta mañana. Aplastó seguir a todas sus redes sociales y en su instagram inmediatamente acepta mi solicitud.

Busco en las fotos que lo han etiquetado y veo varios conciertos.

Veo la última foto en la que se etiquetó, anuncia que habrá un concierto caritativo en la plaza mayor a las ocho de la noche.

Estoy en el bus y busco información sobre el evento y uno de lo auspiciadores es el grupo Costa. De inmediato busco en mi tablet los eventos planeados para el día de hoy y efectivamente es la asistencia a este evento del señor Costa.

Sonrió.

El señor Costa iba a ir a ver a su hijo.

Cuando llego a la oficina todos me rodean para preguntar por el señor Costa.

—Su hermano está en la oficina - dice la asistente del ingeniero Ricardo. La miró a los ojos y ve mi miedo.

Avanzó hacia la oficina, hoy llegue tarde por estar buscando a Edu.

Ingreso a la oficina y lo veo sentado en el sillón del señor Costa, rodeado de todo los documentos.

—Señorita Vladi, Explique su tardanza.

—Señor Héctor, Buenos días - saludo cordialmente.

—No pedí su saludo, sino una explicación — exige.

Su ojos oscuros no lograrán intimidarme, menos su actitud tan típica de egocentrismo.

—Toda persona educada sabe que el día se comienza con un saludo, sino sabe las reglas de etiqueta se las puedo explicar — digo firme.

Él se pone de pie y es una cabeza y media más alto que yo.

—Buenos días señorita Vladi - saluda con una sonrisa al costado.

—Ahora si le explicaré porque llegué tarde.

Me mira esperando una respuesta y se la pienso dar mientras que en mi cabeza imagino muchas historias creíbles.

—¿Ya? - pregunta.

—Si, aún sigo atontada por el choque, en el bus que venía tuvo un accidente. Un carro le cerró el paso y freno pero igual choco, entonces el cobrador bajo a hacerle problemas al carro y ahí paso mi tiempo, mientras que el chófer llamaba a la policía y que vean si solo fue un susto o si realmente alguien se encontraba lesionando.

Lo digo todo rápido, veo su rostro algo pensativo y después de eso asiente con la cabeza.

—Comprendo - dice él.

Me quedo en silencio y el también.

—Bueno comencemos, dame todo los pendientes de mi hermano.

Ahora si tendremos problemas.

—Señor disculpe pero el Señor Costa no me informo sobre el cambio de mandos, muy aparte me dijo que le delegaba el cargo a usted.

Veo su rostro arrugado, esta molesto y irritable, es de esperarse, pero yo solo recibo órdenes de mi jefe.

—Mi hermano no está, por ende yo soy quien debe tomar su lugar.

—La junta directiva debe de emitir un comunicado sobre el cambio de gerente general — le respondo con educación y en voz calmada.

—¿A quién le delego el cargo mi hermano?.

Esa pregunta me deja sin palabras. Sonrió y me acerco a él.

—El señor Costa mañana regresa.

—Dudo que mi hermano regrese señorita Vladi.

Lo dice con mucha seguridad, como si supiera lo que realmente está pasando con su hermano. Mi imaginación vuela en ese momento y me imagino que debe saber porque él que causó el disgusto al señor Costa fue su hermano.

—No se me ha informado nada Señor Héctor, cuando la junta directiva anuncie algún comunicado, yo seguiré las órdenes por el momento debo de enviarle al señor Costa los documentos por correo para que él pueda emitir sus firmas si proceden.

Veo más enojo en su rostro, pero después cambiaba una sonrisa algo tranquila, pero perturbadora para mí.

—Ya nos veremos señorita Vladi, no veremos en recursos cuando la despida.

Su rostro de molestia vuelve a aparecer y yo solo me mantengo firme en mi postura. Se retira de la oficina y cuando escucho cerrarse las puertas, me relajo en el sofá.

Emilia: 1

Los Costa: 0

—Dios que miedo —me digo para mí misma, mientras la piel me regresa a su estado normal.

Ahora que lo pienso por qué habla con tanta seguridad sobre que no regresa. Miro hacia el escrito de mi jefe y aún recuerdo los nervios de iniciar el primer día en el trabajo, recuerdo lo amable y dulce que fue conmigo. Si el se encuentra delicado de salud y me encargo está misión suicida, porque lo es es una misión suicida, espero poder cumplirla, aunque con ese niño mimado lo dudo.

Miro al cielo techo y veo la luz.

—Dios ayúdeme a concretar mis labores, aún no mate a mi jefe, necesito trabajó, terminar por completo la Uni y continuar como una cuidadana...

Toda la puerta y me interrumpen mi conversación con el de arriba. Veo que todo esté ordena y veo algo extraño bajo el sofá, parace ser una carta o un documento. Me agacho para recogerlo y veo que son una sesion de acciones. Decido no indagar más y pongo el documento sobre su escritorio y encima pongo unos documentos. Cuando vuelva el señor Costa tendrá demasiado trabajo.

En el por de los caso cuando Edu tome el control de la empresa tendrá demasiado trabajo. Agosto la luz de la oficina y antes de salir vuelvo a dar el último vistazo ya parezco una loca. Pero que todo se encuentre en orden, que todo esté limpio, siempre hago eso cuando estoy demasiado nerviosa y ahora lo estoy, estoy demasiado nerviosa con tanta responsabilidad.