En un lugar liberado de la influencia humana, las montañas se elevaban hasta los cielos creando una escena similar a la de las montañas Tianzi, en la Tierra. Los árboles crecían en sitios que uno casi podría considerar imposibles y una extraña aura mística estaba presente en el aire.
—Así que esto es el Reino Inmortal —de repente, una voz resonó —. La magia es increíblemente espesa.
Liam apareció en estallido de colores y observó sus alrededores. Notó, sorprendido, que la densidad de la magia era tal que dificultaba el funcionamiento de su En, no permitiéndole sentir más allá de unos pocos quilómetros.
Con el propósito de averiguar acerca de su ubicación exacta, el joven cultivador decidió investigar. Su nuevo poder le permitía hacer precisamente eso.
Aunque el uso de la Esencia del Espacio le permitía observar cualquier punto en el universo, necesitaba fijar su "mirada" en un punto concreto y observar desde ese punto. En este caso era muy útil, porque podía simplemente observar desde un punto fuera del planeta y, gracias a las descripciones que le había dado el Iluminado, podría adivinar en qué planeta se encontraba.
Hizo precisamente eso y descubrió que había llegado a un planeta con un color verde esmeralda, deduciendo rápidamente que se trataba del planeta Alma Esmeralda.
—Si no recuerdo mal, este es el hogar de la Secta del Dragón Arcano —pensó Liam —. Debería evitarlos por ahora, al menos hasta que conozca la situación concreta de los cuatro poderes principales.
Sin embargo, antes de que pudiera idear un plan de acción, sintió varias firmas de magia extremadamente fuertes que se acercaban a él. No tuvo tiempo de activar la Esencia del Espacio, porque la acababa de adquirir y no estaba acostumbrado a ella, además debido a su En reducido no los había notado hasta que fue demasiado tarde.
Diez figuras con túnicas verdes y plateadas aparecieron en un instante, rodeándolo.
Liam fue aún más sorprendido al ver que solo uno de ellos tenía aspecto humano. Uno de ellos era algún tipo de criatura cubierta de escamas y con un cuerno en la cabeza, había otro que se parecía a un mono y otro que le recordaba a un insecto, similar a una hormiga.
—¡Identifícate! —el que tenía aspecto de mono le gritó.
Liam empezó a trazar innumerables planes para salir de su situación. No podía usar la Aparición, debido a que no había estado en ningún otro lugar del Reino Inmortal, y si usaba la Esencia del Espacio básicamente estaría revelando sus poderes nada más llegar, que era algo que podría traerle consecuencias en un futuro.
—Mi nombre es Liam Doyle —decidió dar su nombre real, puesto que nadie lo conocía en este mundo —. Acabo de llegar a este nuevo mundo.
Revelar que era nuevo en el Reino Inmortal fue parte del plan de Liam, con suerte lo subestimarían y eso lo ayudaría en un futuro.
—¿Un nuevo terrícola ha ascendido? —el único humano del grupo pareció contento —. ¡El último fue hace siglos!
Liam sonrió tímidamente antes de que las palabras del cultivador se instalaran por completo en él.
—¿Terrícola? —cuestionó, teniendo una idea de hacia dónde iba eso.
El otro humano volvió a hablar, aparentemente emocionado con su aparición.
—Sí, a mí también me costó asumirlo, pero en el Reino Inmortal se reúnen todos los cultivadores del Reino Ancestral —mientras hablaba, puso bastante énfasis en la palabra "todos" —. El universo contiene muchos planetas con vida, pero muy pocos logran llegar hasta aquí, así que no hay más de unos pocos millones de Cultivadores Ancestrales.
Liam pensó que tenía sentido. En un número casi infinito de planetas que existían dentro del universo, era poco probable que solo la Tierra cumpliera las condiciones para albergar vida.
Aun así fue extraño pensar que había un planeta aparte de la Tierra que también tenía monos.
—¿Entonces tú también eres terrícola? —le preguntó al hombre, que asintió en respuesta.
—Ciertamente, procedo del mismo planeta que tú, pero decenas de miles de años en el pasado —reveló, dejando a Liam en shock.
La aparición del ser humano como tal se remontaba hasta hacía unos trescientos mil años, saber que en esos tiempos probablemente ya existían los cultivadores fue sorprendente.
—Decenas de miles de años —pensó profundamente —. Me pregunto si lograré vivir tanto.
Sus pensamientos fueron cortados por el cultivador que parecía un mono.
—Basta de charla, la ascensión de un terrícola es un asunto importante —habló con voz firme y autoritaria —. Debemos comunicárselo al Maestro de secta.
Las otras nueve figuras asintieron y miraron a Liam.
—¿Somos los terrícolas especiales de alguna forma? —cuestionó inseguro él.
Esta vez fue el hombre hormiga quien respondió, curiosamente no produjo los sonidos directamente, sino que usó algún tipo de telepatía para hablar.
—En realidad, dentro de las tres razas más poderosas en el Reino Inmortal, dos de ellas son de la Tierra —explicó —. Los humanos y los dragones son estas dos razas, siendo igualadas solo por los Yith, que son los habitantes de un planeta con el mismo nombre. Sin embargo, por alguna razón ninguna de estas tres razas es muy frecuente aquí.
—Así es —continuó esta vez una de las figuras que Liam no había notado hasta ese momento. Era similar a un gyojin de One Piece y el joven cultivador podría jurar que era una mujer —. Nuestro compañero aquí, Marduk, es uno de los discípulos del núcleo en nuestra secta. De hecho, lo estábamos acompañando a entrenar.
Liam levantó una ceja ante esto.
—Entonces, ¿eres el más fuerte de este grupo? —preguntó curioso.
El hombre llamado Marduk sonrió un poco arrogantemente.
—Bueno, recientemente he logrado adquirir mi tercera esencia, así que ahora puedo ser llamado Señor Ancestral —ante su jactancia, extrañamente los otros miembros del grupo, excepto el mono, lo miraron con algo similar a la adoración, provocando que Liam se preguntara si realmente era un logro tan asombroso tener tres esencias con más de diez mil años.
—Ah, cierto, aún no te hemos hablado del sistema de clasificación que hay establecido en este mundo —el extraño monstruo con escamas habló por primera vez —. Te recomiendo no volverte arrogante solo por haberte convertido en un cultivador del Reino Ancestro. A los que tienen una y dos esencias, se les llama Cultivadores Ancestrales, pero no es hasta que uno alcanza el rango de Señor Ancestral, con tres esencias, que puede empezar a considerarse una verdadera potencia en el Reino Inmortal. Luego de eso, vendría el rango de Soberano Ancestral, en el que están los Ancianos de secta, luego el de Emperador Ancestral, en el que están la mayoría de Maestros de secta, y finalmente el título de Verdadero Ancestro. Un cultivador nombrado como Verdadero Ancestro posee seis esencias, que es un poder capaz de hacer temblar a los cielos. Únicamente los Maestros de los cuatro grandes poderes del Reino Inmortal están en este nivel.
Liam apuntó toda esta información en su mente, pero notó que faltaba algo.
—Esperad, ¿no consta el Reino Ancestral de nueve esencias? —preguntó confundido.
Marduk se llevó una mano a la cabeza.
—Ah, sí, pero no ha habido historias sobre avistamientos recientes de un cultivador que supere las seis esencias —se rio con despreocupación —. Solo podemos basarnos en los cuentos antiguos acerca del poder de los Dechados, que ese es su título. Se dice que un único Dechado era capaz de masacrar ejercitos enteros de Verdaderos Ancestros, que la diferencia entre la Sexta y Séptima Esencias es tan grande como la que hay entre un cultivador en el Reino de la Corroboración del Camino y uno en el Reino Ancestro. Pero no te preocupes, la última mención de un Dechado fue en la Era Primordial, hace aproximadamente un millón de años.
—Dechado... —Liam repitió la palabra en su mente y sintió que solo el título conllevaba un poder abrumador.
—De todas formas, ya es hora de que nos acompañes a la secta, te presentaremos ante el Maestro para que puedas unirte —Marduk habló amistosamente, pero a Liam no le gustaron las implicaciones de sus palabras, sintió que la forma en que lo habían rodeado empezaba a cobrar más sentido.
—En realidad, me gustaría rechazar esa invitación, aún no pretendo unirme a ninguna secta —su lado más excéntrico empezó a surgir y habló con voz cantarina —. Agradecería que me dejarais pasar, entonces.
La atmosfera, anteriormente tranquila, se enfrió ligeramente y los cultivadores, excluyendo a Marduk y a Liam, se tensaron.
—Bueno, pensé que nos estábamos llevando bien —el Señor Ancestral entrecerró los ojos y ya no había una sonrisa en su cara —. Me temo que no era una petición.
Liam no se movió y sus ojos brillaron de forma aterradora.
—Dejadlo inconsciente —ordenó Marduk.
A sus palabras le siguieron nueve destellos y Liam sintió como era atacado por todos ellos. Una sonrisa traviesa apareció en su rostro. Al instante siguiente, nueve puños cayeron sobre su posición, creando una destrucción masiva que habría borrado del mapa a una ciudad de la Tierra en un instante.
Todos se retiraron, preparados para seguir atacando si el humano no había quedado inconsciente con ese ataque. El humo se retiró y la vista desconcertó a todos.
—Vaya, quería evitar que pasara esto —la sonrisa de Liam goteaba ansias de batalla, su cuerpo no tenía ni una sola herida —. Quería ocultarme por un tiempo, pero si me atacáis así... No podré contener mi sed de sangre.
Sonrió aún más salvajemente y su magia fue liberada. Las estrellas fueron reflejadas a su alrededor, oscureciendo todo lo demás. Levantó un dedo y cantidades ingentes de magia fueron aplicadas en ese punto.
Marduk, que de repente sintió una terrible premonición, les gritó a sus súbditos.
—¡ESQUIVAD! —todos intentaron alejarse lo más rápido posible, pero Liam ya había terminado su ataque.
—Cañón de Éter —fue como un destello, un rayo de luz con todos los colores existentes cruzó el espacio como si no existiera.
No hubo explosión y no hubo ruido, solo un ataque formado a través de sus conocimientos sobre la magia y su Esencia del Espacio. Había sido lanzado sobre el grupo y solo tres habían podido esquivarlo.
—Supongo que seréis oponentes realmente divertidos —dijo Liam mirando a Marduk, al mono y a la hormiga humanoide —. No os preocupéis, no estaba completamente cargado, así que no están muertos.
Sin embargo, si un cultivador mortal viera el estado de los siete cuerpos chamuscados en el suelo, claramente pensaría que sería mejor estar muerto. Por suerte para ellos, un cultivador en el Reino Ancestral podría recuperarse completamente de esa herida.
—Tú... —Marduk apretó los dientes con tanta rabia que parecía que se romperían —. ¿Qué clase de esencia tienes para lanzar tal ataque en tu nivel?
Liam sonrió burlonamente.
—No revelaré algo así tan fácilmente, pero sí que puedo deciros otra cosa... —hizo una pausa y sus ojos fueron hacia los siete que había derribado —. Esos son fracasos como cultivador, conozco a alguien en que todavía no ha llegado al Reino Ancestro y que al menos sería capaz de evitar parcialmente ese ataque.
Su mente fue hacia Ji Ming. Ambos habían practicado en conjunto sus habilidades más básicas y eso les había permitido formar una base extremadamente sólida.
—Si no son capaces de darse cuenta ellos mismos de la falla en sus bases incluso estando en el Reino Ancestro... —esta vez miró a Maruk —. Deberían olvidarse por completo de llegar más allá.
—¡Silencio! —exclamó el hombre hormiga lanzándose al ataque con un puñetazo.
Esperaba que Liam se moviera, en cambio, se quedó inmóvil en el sitio. A los ojos de Maruk y del mono, el golpe pareció aterrizar, pero Liam no se movió ni pareció herido. Solo la hormiga se dio cuenta de la verdad en ese momento, pero ya era demasiado tarde.
—Tienes al menos veinte puntos abiertos por los que atacarte —Liam lo miró a los ojos con calma antes de retirar el brazo y lanzarlo hacia adelante.
Mezcló una cantidad decente de magia en su golpe y, por consecuencia, el abdomen del hombre hormiga crujió de forma horrible antes de que fuera enviado a volar y se perdiera entre los bosques de las montañas.
El hombre mono miró con ligero nerviosismo a Liam.
—¿Qué hacemos, Maruk? —le preguntó, listo para seguir sus órdenes.
Liam esta vez se puso serio. Los anteriores ocho habían sido todos cultivadores de una sola esencia, pero los dos que tenía delante eran diferentes. El mono ya había logrado su Segunda Esencia y parecía bastante experimentado, y Maruk ya era un Señor Ancestral.
—¿Qué hacemos? —el viejo humano miró con cautela a Liam —. Peleamos, por supuesto.
Fin del capítulo.