Al ver que Liam lo había logrado, Ji Ming dejó de suministrar magia a la barrera, que se deshizo al instante. Tanto él como los otros dos espectadores se acercaron al victorioso cultivador, que parecía apenas mantenerse en pie.
-Ayúdame, Ron, anda -pidió Liam con Ron dejándole apoyarse en su hombro -. Vaya, esto de las tribulaciones no es ninguna broma...
Ji Ming soltó una risita ante sus palabras.
-Para broma tu pelo, deberías mirarte ahora mismo -el cultivador chino se burló amistosamente de su amigo.
Ciertamente el pelo de Liam lo hacía parecer recién sacado de una lavadora, sus quemaduras y otras heridas ya estaban sanando a un ritmo vertiginoso.
-¿A qué te refieres? Yo lo veo igual que siempre -Ron se sumó a Ji Ming.
Liam tuvo la intención de responder, pero estaba demasiado cansado para ello así que simplemente se limitó a resoplar.
-Sin embargo esos relámpagos eran aterradores -Hermione estaba un poco pálida aún, tanto ella como Ron no tenían experiencia real viendo peleas a tal escala -. Nunca pensé que vería a Liam luchar por su vida.
Y es que una cosa era ver a su maestro lanzar un ataque, pero ver una verdadera batalla a muerte en la que cada movimiento podría destruir montañas dejaría petrificada del miedo a cualquier persona sin una base de cultivo poderosa.
-Tanto Ji Ming como yo podemos parecer muy fuertes a vuestros ojos, pero ambos hemos pasado por nuestras respectivas situaciones de vida o muerte -ante las palabras de Liam, el cultivador chino asintió en acuerdo -. De hecho antes de empezar el año peleamos contra un dragón que...
Mientras volvían al castillo, con Ron ayudando a Liam, ambos amigos les explicaron su pelea contra el dragón negro. Los dos Gryffindor escucharon con atención la historia y quedaron asombrados.
Los días fueron pasando y los campeones hacían todo lo posible para desentrañar la pista que se les había dejado en el huevo dorado y que les ayudaría para la segunda prueba. Harry tenía a Ron y Hermione con él para ayudarlo, pero aún no habían logrado desentrañar los misterios que se hallaban detrás del chirriante sonido que emitía el huevo.
Los tres campeones habían probado una infinidad de hechizos para obtener resultados, pero un encantamiento de Dumbledore no sería tan fácilmente destruido.
Liam, sabiendo que solo descubrirían que tenían que sumergir el huevo en agua por pura casualidad, decidió darles una pequeña pista.
Después de una clase con los de Gryffindor, se acercó a su alumno.
-Harry, ven un momento -al escuchar la voz de su maestro, el joven Potter se giró -. Me gustaría darte una pista para que así no dependas de la suerte. Y antes de que rechaces, se la voy a dar también a los otros dos.
Efectivamente Harry había estado a punto de declinar, pero al escuchar que no le supondría ninguna ventaja injusta decidió aceptarlo.
-Bien, aquí va -Liam empezó -. Cae del cielo y al cielo va, da la vida, pero también la puede quitar.
Harry entrecerró los ojos, concentrado en descifrar la adivinanza.
-Bueno, espero que lo resuelvas pronto, nos vemos -el cultivador de Ravenclaw se despidió dándole unas palmaditas en el hombro y luego se fue caminando hacia su siguiente clase.
Más tarde se acercó a Krum y le dijo las mismas palabras.
-¿Por qué nos ayudas? -Viktor cuestionó.
-Me apetecía hacerlo, eso es todo -Liam dirigió una rápida mirada al cielo que Krum no notó -. De todas formas, espero que lo resuelvas pronto.
El cultivador búlgaro asintió con firmeza.
-Muchas gracias -dijo.
Finalmente buscó a la campeona de Beauxbatons y también le dio la pista, aunque ella pareció comprenderlo casi al instante.
-Vaya, así que era eso... ciertamente no lo hubieramos descubierto sin una cierta cantidad de suerte -comentó Fleur -. Por cierto, Liam, ¿tienes un momento para hablar?
La repentina pregunta tomó al cultivador un poco por sorpresa, pero de todas formas asintió, ya que las clases habían terminado. Se sentaron y Liam se dio cuenta de que, de alguna forma, siempre que hablaba con Delacour era delante del lago.
-Entonces, ¿qué necesitas? -preguntó curioso.
Fleur se quedó callada un par de segundos antes de hablar.
-Liam, sé que no somos muy cercanos, pero hay algo que me gustaría saber -parecía dudar un poco, como si estuviera rompiendo algún valor propio con esta charla -. Yo... ¿podrías decirme qué es lo que te impulsa?
Liam la miró profundamente antes de responder.
-¿Por qué quieres saber eso? -en vez de dar una respuesta a la pregunta, el chico quería entender el objetivo de esta.
La cultivadora de Beauxbatons miró hacia el lago.
-Yo he estado cultivándome desde hace ya muchos años, incluso desde antes de entrar en Beauxbatons -empezó -. Desde entonces, muchos magos y brujas me han querido como su aprendiz. Al principio me hacía feliz, porque pensaba que reconocían mi valía, que veían cómo me esforzaba para mejorar. Sin embargo, pronto me di cuenta de que solo lo hacían debido a mis padres. Verás, mi padre tiene una posición importante dentro del Ministerio de Magia Francés, así que enseñarme a mí les ayudaba a fomentar una buena relación con mi padre.
Liam la escuchó mientras hablaba, pero ya se iba formando una idea acerca de los pensamientos de la chica.
-Desde que me di cuenta de eso, he estado cultivándome sin descanso -hizo una pausa breve -. Pero por alguna razón no logro mejorar lo suficientemente rápido. Necesito ser fuerte para demostrar a todos mis antiguos tutores que se equivocaron al verme como nada más que un puente para mejorar su estatus. Luego vine aquí y te conocí, y no puedo entender como alguien incluso más joven que yo es tan poderoso... no me malinterpretes, no es envidia, simplemente no acabo de comprender cómo es posible...
Liam soltó un suspiro.
-Ya veo, así que era esto -la miró reflexionando un momento antes de contestarle -. Te pasa lo mismo que a la gran mayoría de cultivadores.
Ante estas palabras, Fleur quedó confundida, así que el Ravenclaw continuó.
-En realidad es simple, tu meta es demasiado poco ambiciosa -explicó -. ¿Querer demostrar algo a alguien? Eso no es algo que hagan los cultivadores verdaderos. Verás, la magia depende en gran medida de la imaginación, por lo que uno puede llegar a ser lo que imagina que puede llegar a ser. Te lo diré así de claro, olvídate de tus tutores, el pasado queda allí como un recordatorio de lo que has hecho bien y aquello que has hecho mal, y te permite mejorar, pero nunca debes basar tu vida en él. ¡Lo importante es el futuro! Amplía tu visión, la magia rompe cualquier límite establecido así que, ¿por qué deberías ponerte uno tú misma?
La chica abrió mucho los ojos ante esas últimas palabras. Se preguntó si realmente se había estado limitando a ella misma desde siempre.
-Me has preguntado acerca de lo que me impulsa -el tono de Liam ahora era suave, pero contenía una presión extraña que hizo tambalear el corazón de Fleur -. Es simple, libertad, el poder mismo. El ser humano está diseñado para desear la libertad, pero siempre habrá otros que te priven de ella debido a ser más poderosos o influyentes... así que lo que tengo que hacer es llegar a la cima para que no haya nadie más poderoso que yo, nadie que me pueda privar de la libertad.
Libertad... esa palabra resonó en las orejas de la campeona de Beauxbatons e hizo crecer su llama interior.
Liam de alguna manera tenía el poder de motivar a la gente, de hacerlos avanzar cuando se habían quedado estancados. Había ganado esta habilidad al entenderlo él mismo, al lograr dejar atrás su anterior vida y empezar a avanzar hacia el futuro. Este poder o habilidad es algo muy común en la mayoría de líderes natos, se llama carisma.
Fleur hizo una reverencia.
-Por favor, cuando acabe este torneo permite que me convierta en tu aprendiz -la chica rubia pidió, estaba increíblemente agradecida con él por haberle mostrado un defecto tan importante.
Sin embargo, Liam negó con la cabeza.
-No, no tengo nada que enseñarte -la respuesta de Liam asombró a Fleur.
-Pe-pero ya estás entrenando a tres, ¿tanto te molestaría tener a un estudiante más? -parecía un poco triste al decir eso.
-A ellos también les he enseñado todo lo que necesitaba enseñarles, te voy a contar algo que solo mi propio maestro, Dumbledore, y mi amigo Ji Ming saben -mientras hablaba, dirigió su mirada al castillo -. Este será mi último año en Hogwarts, luego viajaré por el mundo debido a una misión que se me ha encargado.
-Entonces deja que vaya contigo -Fleur de repente saltó y sorprendió a Liam.
-¿Eh? Pero no será cómodo, estaré viajando de aquí a allá constantemente. Además lo más seguro es que enfrente algunas cosas muy por encima de tu nivel -Liam intentó rechazarla suavemente, pero la chica persistió.
-No me importa, de hecho creo que será lo mejor para mí -habló convencida -. Viajar contigo me permitirá no solo aprender sobre el cultivo, sino también expandir mi conocimiento, que me ayudará a entender lo que realmente quiero.
Liam quería rechazarla, pero al ver su resolución no pudo evitar suspirar... su maestro interior a veces era molesto.
-Está bien, está bien -se resignó -. Sin embargo no me detendré a explicarte las cosas, tendrás que aprender a captarlas por ti misma.
-Umu -la chica asintió, contenta de que hubiera aceptado.
Omake (Extra)
Ji Ming observó a Luna formar números con su magia a una velocidad decente.
-Bien, ahora que casi lo has dominado podemos pasar a la siguiente fase -dijo -. Quiero que controles bien tu magia y la canalices a través de tus extremidades.
Luna cerró los ojos y movió su magia lentamente. Cuando estuvo preparada, intentó dar un golpe, pero todo el control se deshizo al instante.
-Hmm, realmente no entiendo qué pasa, puedes lanzar magia mucho más avanzada de lo que deberías, pero por alguna razón cualquier ataque físico que intentas no funciona -Ji Ming estaba confundido acerca de la extraña condición de su estudiante.
Fin del capítulo.