webnovel

Perfectos Extraños

América Baker tiene las riendas de su vida, ha sido así desde que su mudó a Memphis y tuvo que independizarse como toda una adulta. Sin embargo la tranquilidad que a penas la albergaba se ve corrompida por el extraordinario Nick MClain. Un corredor de la Fórmula 1 que volvió a Memphis para poner patas arriba la vida de América. Conocer el amor y el sexo será un éxtasis del que se volverá adicta, pero ¿podrá lidiar con todos los problemas que conlleva estar con alguien cómo él? Nick de apellido impune, de mirada orgullosa, tan problemático y errático como nadie. Tan guapo como ningún chico que haya conocido antes. ¿El amor lo podrá todo?

Skarlet364 · Lịch sử
Không đủ số lượng người đọc
12 Chs

Capítulo 7

Mira a los lados, acercándose hasta mi oído para añadir:

— Esto no es la ciudad; son los suburbios. Solo hay gente interesada en las drogas, peleas y como sacar pasta.

Lo miro a los ojos sin creer ni una sola palabra. ¡Vamos! Sé que el lugar no tiene la mejor pinta, y que las personas ahí parecen peligrosas, pero no puede ser que yo esté tan mal parada.

— ¿Y por qué te molesta tanto que yo, precisamente esté aquí? Soy una adulta, sé diferenciar dentro del bien y el mal.

Su rostro muestra burla, como si de un chiste fueran mis palabras.

— Porque sé mucho más que tú; y pareces ingenua. Y cuando llega una chica como tú a un sitio como este... Joder, preferirías que ni te cuente.— masculla, sin embargo no hay nada en su rostro que me incite a algo.

— No soy ingenua, y quiero que me digas.

— Por supuesto que no— respondió irónico blanqueando los ojos.

— Nick, me estás asustando y estoy bastante lejos de casa, ¿por qué estás empeñado en que es un sitio peligroso para mi?

Había seriedad en su rostro, y la emoción de algo que no pude descifrar.

— Porque está gente no le importará joderte el culo con tal de obtener un rato de diversión— masculló.

— ¿Y qué haces tú con personas así si son tan peligrosa?

Suelta una risa que no llega a sus ojos como si no tuviera la menor idea de nada.

— No intentes creer saber algo de mi. Te estoy advirtiendo America, ya es tú problema si quieres escuchar.— dice negando con la cabeza y se que tiene razón. Me ha dicho todo lo que Sam no.

— Oh, bueno... Gracias por la preocupación—

Me cortó.

— ¿Preocupación? ¿Quién te ha dicho que me importas?— soltó irónico.— Pareces un venadito asustado y solo he querido meter la mano, de resto no es mi problema lo que hagas o pase contigo.

«Es tan bipolar»

Le lanzó una mirada gélida. Ya estoy harta de esta riña y que me regañen como si fuera una niña, para que después me grite que no le importo un carajo y que lo hace por caridad.

— ¡Pues entonces déjame tranquila! Que yo solita me sé defender bastante bien.

Blanqueó los ojos lanzándome una mirada amenazadora.

— ¿Con quién coño has venido?

Muevo los brazos en el aire.

— No te pienso decir— digo cruzándome de brazos.

— ¿Por qué?

— ¡No es tú problema! — escupí alterada. Sabía que sólo estaba pagando mi frustración con él, y eso solo me hacía sentir culpable. Pero eran demasiadas emociones acumuladas como para estarme tranquila un rato.

Su rostro se transformó, en una milésima de segundos vi como su chip cambiaba por completo y tan solo me miraba con desprecio.

— Tienes razón, no es mi problema. Ve a joder a otro— escupió dándome la espalda. Estaba a punto de replicarle algo cuando añadió:— Si te violan por tu puta cabezoneria es tú jodido problema.

Me quedé perpleja mirándolo con los ojos muy abiertos. De inmediato un frío recorrió mi espina, ¿de qué hablaba? ¿Acaso insinuaba lo que estaba pensado?

Entró a la casa y se desapareció dentro de ella. Mi valentía había disminuido en cantidades industriales, solo me quedaba meter la cola entre las piernas y volver a esa casa. El miedo me azotaba en la nuca y me repetía que no me fuera caminando hasta esa parada, y muy dentro de mi sentía que la única persona en quien podía confiar en esa casa tan solo era Nick.

Las miradas curiosas no me dejaron hasta que me dirigí nuevamente a dentro. Estaba con la palabra en la boca a punto de dirigirme a Nick y ofrecerle una disculpa cuando lo vi en el pie de la escalera con dos rubias que lo toqueteaban. A penas sus ojos repararon en mi se llevó los labios de una de ellas de una forma asquerosa que solo me revolvió el estómago.

«Capullo»

Fui hasta la cocina echando humo por la cabeza y tomé una cerveza, necesitaba relajarme por lo menos con el líquido embriagador.

— Joder, Nick está tan bueno... Ojalá algún día pueda notarme; cada año que viene es lo mismo. No se despega de Jess— dijo una chica a mis espaldas y solo pude voltear los ojos.

¿Qué le pasaba? ¿Acaso no habían más hombres?

— Jamás notaría a alguien como a ti o a mí, ¿sabes quién es su ex? Jess solo es el plato que repite, pero ese tipo tan buenarro ha estado con súper modelos. Baja las expectativas Sofi— le respondió su amiga bajándole los humos.

¿Pero qué tan mala autoestima debías tener para sentirte menos por un hombre?

Puse los ojos en blanco y salí de ahí. Había tenido suficiente por una noche, esto era el colmo. ¡No solo lo adulaban sus amigos! Media población femenina de la fiesta también.

Me senté en el sofá de cuero de la sala de estar, todos seguían en lo suyo y yo era la única alma solitaria que bebía de su cerveza sentada en el sofá. Evité mirar hacia dónde estaba Nick, aunque dudaba que me prestara atención, estaba demasiado ocupado con su par de rubias. Hice una mueca al tener una parejita muy cerca a punto de tener sexo, esto iba más allá del colmo.

Me levanté a punto de buscarme otra cerveza cuando un chico bajito, de ojos saltones y sonrisa adorable se me sentó al lado.

— ¿No te la estás pasando muy bien, cierto?— dijo sobre la música lanzándome una mirada de lástima.

Me encogí de hombros mirando por un mili segundo a Nick.

— Realmente no... Me estoy arrepintiendo por el infierno el haber venido.

Negó con la cabeza bufando.

— ¿Es por él?— señaló a Nick con la barbilla.— ¿Te has venido con él y te ha dejado tirada?

— ¿Qué? No. Es una historia muy larga y vergonzosa en realidad.

Se encogió de hombros.

— Tengo toda la noche, no es como si tuviera que hacer algo realmente importante justo ahora.— respondió sonriendo como un niño. Me dió confianza.

Asentí. Era un completo desconocido al que le contaba mi gratificante noche. Le conté el plan de Annie, y como habíamos salido del departamento en busca de Nick para que mi mejor amiga satisficiera sus deseos sexuales: le conté desde Sam, y como Nick se había portado tan amable hasta hace tan solo unos minutos donde yo había sido la grosera.

— ¿Y te dejó? ¿Así sin más? ¿Ni te llamó para decirte que movió el carro o que un ratero le quería sacar un caucho?— preguntó atónito por el comportamiento de Annie. Negué con la cabeza.— Mierda, eso ha sido... ¿Cómo te lo digo sin que suene mal?

— Mejor ni lo digas— respondí con una sonrisita. Prefería no declarar nada ante el comportamiento de Annie, sabía que alguna explicación lógica debía tener. Ella no era de abandonarme: nunca antes lo había echo éramos como uña y mugre.

Bebió de su trago empanándoselo por unos segundos.

— Será mejor... Para que no te ofendas.— se encogió de hombros pasándome el vaso.— ¿Quieres?

Asentí tomándolo. Olisquee y parecía vodka puro con algún jugo. Me lo empiné a punto de tomármelo pero antes de que pudiera hacerlo se me fue arrebatado y terminó esparciéndose sobre mis piernas y el chico que no sabía el nombre.

Levanté la mirada desencajada preguntándome qué coño había pasado y me quedé lívida teniendo a Nick con la cara echa una furia y respirando agitado por el cabreo.

— ¿A qué coño ha venido eso?— grité con mala cara hacia él, ni se inmutó y se abalanzó al chico junto a mi que temblaba de los nervios.