webnovel

Perfectos Extraños

América Baker tiene las riendas de su vida, ha sido así desde que su mudó a Memphis y tuvo que independizarse como toda una adulta. Sin embargo la tranquilidad que a penas la albergaba se ve corrompida por el extraordinario Nick MClain. Un corredor de la Fórmula 1 que volvió a Memphis para poner patas arriba la vida de América. Conocer el amor y el sexo será un éxtasis del que se volverá adicta, pero ¿podrá lidiar con todos los problemas que conlleva estar con alguien cómo él? Nick de apellido impune, de mirada orgullosa, tan problemático y errático como nadie. Tan guapo como ningún chico que haya conocido antes. ¿El amor lo podrá todo?

Skarlet364 · Lịch sử
Không đủ số lượng người đọc
12 Chs

Capítulo 10

Quisiera decir que he estado tranquila desde que volví a casa; que lo ocurrido hace dos días al otro extremo de la ciudad no me ha puesto ansiosa. Pero me he despertado una vez más acalorada, transpirando y frenética soñando con unos ojos avellanas que me advierten. Me amenazan.

— ¿Te llevarás mi auto, Mare?— pregunta Annie distraídamente tanteando en la cocina.

— Si. No pienso tardar mucho; iré tienda tras tienda a ver qué consigo para comenzar las clases.— digo con la vista fija en las frutas de la encimera.— ¿Quieres que te traiga algo?

— Oh, si. Detente de regreso en la tienda de Donuts, se me han antojado las de chispas.

Asentí.

— Vale. Vuelvo pronto.

Hace desdén con las manos. Acomodándose el pelirrojo cabello.

— Tú tranquila... Mejor tarda un poco. Bratt vendrá.— dice con una sonrisa insinuadora.— Tómate el tiempo que necesites Mare.

Nuestro apartamento está compuesto de dos habitaciones, un baño, la cocina y la sala de estar. Decir que nuestras paredes son bastantes delgadas es quedarse corta por lo que le tomo la palabra de tardarme el tiempo necesario y repaso mentalmente lo que me hace falta para las clases.

— ¡Te quiero!— me grita mientras estoy saliendo por la puerta.

— ¡Yo más!— grito de vuelta cerrando tras de mí.

Annie se cansó de pedirme disculpas tras desparecerse esa noche; la policía había llegado y habían desalojado todos los autos del aparcamiento. Por lo que ella al no verme le había dado vuelta a la manzana con Derek y Megan sin éxito de encontrarme. Incluso había estado asustada de que algo verdaderamente me hubiera pasado y se había devuelto a preguntar por mi sin ningún éxito. El asunto se me hacía bastante raro, ¿por qué mandaron a quitar a las personas del aparcamiento pero no a los que estaban del otro extremo? Sin embargo sabía que decía la verdad. Annie jamás me había dejado abandonada: éramos más que mejores amigas. Nuestra amistad sobrepasaba cualquier lazo y siempre habíamos cuidado una de la otra.

Puse el auto en marcha, encendiendo la radio en una estación del tránsito, por lo que en cuanto mencionaron que la avenida a dónde estaba el centro comercial al que me dirigía estaba trancada, no me quedó más que ir a uno un poco más lejos: a unos veinte minutos.

Aparquee. Me lancé una rápida mirada por el espejo retrovisor. Tenia el cabello negro echo un lío en una cola mal formulada. El lápiz de ojo se había corrido, por lo que le daba un toque penurio a mi mirada verde. Estaba fatal. No me había repasado demasiado en cuanto salí de casa, solo me había puesto lo primero que encontré en el closet. Me reprendí mentalmente por eso, deseando no encontrarme con algún conocido que me viera en mis fachas.

— Peinarme un poco no me hubiera llevado mucho tiempo.— murmuré para mí negando con la cabeza.

Paso por varias tiendas de estilo chic girl, y no consigo nada que se adecue al ambiente universitario. No me gustaba enseñar mucho pero tampoco llevar prendas pesadas. Me iba más por lo fresco y cómodo, sobretodo en un sitio tan húmedo como lo era Memphis. Zara es mi última esperanza, consigo un vestido amarillo floreado y unos tenis blancos sencillos. Un top blanco no muy ceñido al cuerpo y una camiseta holgada con estampado tie day. Le doy a la cajera mi tarjeta mientras me miró las uñas; ya viene siendo hora que me haga una manicura.

— ¿Te has visto lo que llegó de la nueva temporada?— me pregunta con una sonrisa afable.

— ¿Por qué? ¿Lo que llevo es de la anterior?

No me importaba en nada estar a la moda, si algo me gustaba era justo lo que me iba a llevar, aunque le respondí con una sonrisita.

— Un poco si; pero te has traído lo más lindo así que no te preocupes. Deberías pasarte por el otro pasillo, estoy segura de que te encantará. ¿Ves mi conjunto? ¿A qué no está precioso?— se señaló. Un conjunto semi deportivo que consistía en un top y un biker.

Asentí. Aceptando devolverme para meterle algo más al carrito. Me sonrió en respuesta mientras atendía a la chica tras de mí. Me dirigí al pasillo, y en efecto habían muchas prendas que me gustaron. Tomé un jumper precioso beige, un conjunto parecido a el de esa chica color blanco y otro top de lentejuelas. Cuando estuve lista me devolví a pagar, la chica me sonrió satisfecha por mi elección.

Salí con tres pares de bolsas al café más cercano. Haría tiempo para no tener nada que ver en lo que estuviera haciendo Annie justo ahora en el departamento. Me entretuve con el móvil durante unos largos minutos hasta que el chico del café me lo trajera hasta mi mesa; sin embargo levante la vista al sentir que me miraban.

«Joder»

Me atraganté con mi propia saliva. Iba vestido de chamarra negra, un jogger gris y una gorra de la misma marca que sus zapatos. Reconocerlo se me hizo sencillo, su altura y ese rostro dominante sin ninguna expresión me hizo tensar. Iba perfecto así vestido. Sino fuera tan mezquino y hosco al hablar lo haría sencillo, pero no, porque él había decido odiarme sin ninguna razón.

Su mirada era gélida y sin ninguna emoción. Llevaba las manos en los bolsillos del suéter deportivo. Si le prestaba necesaria atención parecía querer pasar desaparecido. Estaba tensa, preguntándome si saludarlo o no, sin embargo una voz a mi lado me hizo respingar en mi asiento.

— Aquí su capuccino; y unas tortitas cortesía de la casa— me dijo el atractivo mesero de ojos grises.

— Oh, vaya gracias, que amables.

— Estamos para servir guapa.— me guiñó un ojo yendo a atender a otros clientes.

Enrojecí de inmediato por su halago. Y me peiné el cabello con los dedos inconsciente. Cuando levanté la vista nuevamente hacia dónde estaba Nick este me daba la espalda caminando con la espalda relajada hacia el otro extremo del centro comercial.

«Está para comérselo»

Me reprendí mentalmente por ese pensamiento. Nick estaba tan vacío que sólo era más que una cara bonita con sobre ego.

Tomé mi café y la compra, yendo hacia a el auto. En la salida no estaba prestando minuciosa atención a las personas a mi alrededor hasta que choqué con un pecho firme y duro que me hizo tumbar el café. Fue veloz al alejarse para no mancharlo, y sólo unas pequeñas gotas salpicaron en su ropa.

— ¿Siempre eres tan distraída? — me dice Nick blanqueando los ojos.

— ¿Siempre eres tan hosco?— replico con una mueca. Se me ha tirado todo el café y algunas gotas han caído dentro de la bolsa de la compra.

Sonríe sarcástico mirándome de arriba a bajo despectivamente.

— No lo soy.— masculla centrando la mirada en mi chamarra. — Esa mancha te llevará horas sacarla.

Señala con un dedo la parte baja de mi pecho y le retiro la mano de un manotazo antes de que suba un poco más.

— ¿Y a ti de qué te va?

Inmediatamente me pongo a la defensiva. Sé que quiere tocarme las cosquillas y algo me dice que lo obtendrá.

— De nada, no es mi rollo; solo señalo lo obvio America.— pronuncia remarcando mi nombre con desdén.

¿Por qué al referirse a mí siempre hace eso?

— Mare, prefirieron mil veces que me llames Mare.

Blanqueo los ojos rodeándolo. Sin embargo me toma de la muñeca.

— ¿Hoy me has seguido o es pura casualidad?— dice y la chispa de la arrogancia brilla en sus ojos.

— Tienes el ego más grande que un globo Nick— farfullo soltándome de su agarre.— ¿Qué te hace pensar que te he seguido?

Sonríe mostrándome la hilera de dientes perfecta, y es la primera vez que noto que lo hace sin pretensiones. Su sonrisa es hermosa sin embargo en él es extraña; su rostro siempre está impasible, no es una combinación común.

— ¿Quizás que me seguiste hace dos días como una fiera sin creencia de nada?— suelta sarcástico.— Lo que se me hace sorprendente es como lo has hecho; temo por mi seguridad en cuanto te veo.— bromea.

¿Nick bromeando? Esto es completamente nuevo y me he quedado con la boca abierta. Me muerdo el labio haciendo una mueca cayendo en cuenta de que mi delicioso y humeante café ahora es un charco en el suelo.

Nick lo nota.

— Es una lástima.— y por su voz sé que no lo lamenta en nada.— El chico se esforzó bastante en atenderte especialmente él. ¡Y te has dejado las tortitas! Que malagradecida.— dice en tono socarrón y por su sonrisa de oreja a oreja, sé que se lo está disfrutando.

«Las tortitas» me palmeo la frente mentalmente.

— Se me han olvidado...— acepto haciendo una mueca. Estaba tan consternada pensando en lo bueno que estaba Nick que no puse reparo en ese detalle.

— Lo lamento por el chico; tenía ilusión de despertar tú interés... Lo que me preguntó yo es por qué, has salido como una tigresa del Oriente con el cabello todo enmarañado— se mofa.

Blanqueo los ojos. Ya se me hacía tan raro que no dijera algún comentario mezquino. Me tranquiliza saber que lo hace porque es un capullo innegablemente, y que quizás es así con todo el mundo. No solo conmigo.

«Nick no se preocupa por nadie más que no sea el mismo» me dijo Sam, sin embargo, en cuanto me ve la tecla de la sucumbe lo toca.

— No tenía motivos para arreglarme, así estoy bien.— farfullo con una seguridad que no siento, mientras me paso los dedos por el pelo distraídamente.

— Ya.

Enarca una ceja y siento que esto no tiene sentido. Seguir hablando con él trivialidades para que después me linche y después me haga sentir que le importo es... es frustrante, porque no le sigo el paso y no puedo entender a una persona que ni siquiera se entiende así misma.

— Eh... Me tengo que ir...— me muerdo el labio.— Adiós Nick.

Lo rodeo de nuevo pero antes de siquiera dar un paso más me toma por la muñeca.

— ¿Has hablado con Sam?— pregunta y la arruga de la frente se le remarca.

— No, ¿por qué?

Sé que libra una batalla interior por el brillo en sus ojos. Y también sé que por su forma de mirarme esta planteándose si abrir la boca y soltarlo o no. Pero, ¿qué?

— Nada.— masculla frunciendo el ceño.— Hasta luego, America.

Me da la espalda y se sube a una camioneta a dos puestos del auto de Annie. Me pregunto si esta vez él me ha estado siguiendo.

Porque esa camioneta no estaba ahí en cuanto llegué. Pero es una idea tan improbable que la desecho. Nick no me seguiría a mi, no cuando podría tener a cualquiera... y conmigo más grosero no podría ser.