Avon Ophyris
Mi hermano y yo nos dirigimos a la entrada del bosque del olvido, nos acaban de avisar que el representante de la tribu del sol acaba de llegar y nuestro padre aun no llega. Mi hermano y yo intentaremos ganar tiempo, pero la verdad es que se nos acaba el tiempo.
Los que viven en la tribu del sol son bastante diferentes a nosotros, mientras que en mi tribu la mayoría de las personas tiene los ojos azules y el pelo rubio en la tribu del sol, se encuentran personas pelirrojas de ojos verdes. Dicen que su cabello es una flama ardiente y sus ojos son un campo armonioso. Supongo que de allí viene el nombre de la tribu del sol.
Cuando llegamos a la entrada su representante ya se encontraba allí. Era el líder de la tribu, su nombre es Bardo Arcaitz, ha estado más tiempo siendo líder de la tribu que nuestro padre y es bastante serio con las reglas y muy impaciente, no creo que esto termine bien para nosotros.
-¿Niños? ¿Por qué vienen unos niños a recibirme? Espero que todo el asunto de la santa no sea una broma de mal gusto o sino nada de esto será bueno para ninguna de las dos tribus.-
Bardo se veía bastante molesto e impaciente con la situación.
-Nuestro padre ya viene en camino, solo nos envió antes para evitar inconvenientes y para que empezáramos a hablar de la situación- Mi hermano dijo, tratando de ganar tiempo y tranquilizar al representante.
-Oh, entonces niño cuéntame que está pasando-
Mientras mi hermano le contaba la situación al representante, yo sentía que el tiempo pasaba rápidamente, mi padre no llegaba aun y cada segundo que pasaba mas cerca estaba Bardo de descubrir nuestra mentira, justo cuando estábamos a punto de darnos por vencidos llego nuestro padre.
Se veía bastante agotado, cargaba con animales muertos y tenia manchas de sangre en su ropa. Se notaba que apenas se enteró de la situación corrió inmediatamente hasta acá sin pasar por la aldea a dejar las cosas.