Shinji Hirako.

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[CAPÍTULO 1/2]

"Human."

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Hacía mucho que no regresaba al mundo humano, su trabajo como la cabeza del quinto escuadrón lo mantenía ocupado. Y esa era la oportunidad perfecta para escapar un poco de los deberes, aunque. No quitaba el hecho de que tenía una misión por hacer.

Pensó en quedarse con lo demás Vizard en su escondite, pero terminó en la tienda de Urahara.

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—Solo estoy aquí por la información que necesito Urahara. No me voy a quedar— respondió Shinji con fastidio. Ya cansado de la insistencia del sombrero.

—Qué lástima Hirako-san...

Las palabras de Urahara se quedaron en el viento cuando Yoruichi en su forma de gato entró a acompañada de una hermosa joven de cabello negro y ojos dorados.

—¿Quién es ella?— interrumpió al inventor en su discurso de lo "decepcionante" que era no haberlo convencido.

—Ah, ella es Malory-chan. Yoruichi-san la trajo hace días, dice que la encontró siendo atacada por unos Arrancars, aunque tiene algo raro y es...

Una vez más, poco le importaron las palabras de Urahara. Mirando a la joven humana, había conocido y visto a muchas mujeres hermosas y de atributos grandes. Sin embargo, ella era sencillamente hermosa, con un cuerpo no tan pronunciado, y un cabello negro oscuro largo que cubría su espalda baja. Ojos dorados como el oro, demasiado hipnotizaste.

Debía estar delirando, si, quizá salir del Seireitei ya comenzaba a afectarle.

La belleza de aquella mujer, simplemente podría compararse con cualquier mujer que haya visto, y por alguna razón. Esa desconocida, ganaba.

—Hola— una dulce voz lo trajo a la realidad.

Miró a la chica enfrente de él, y se sintió en un sueño. Pero se quedó en silencio, ¿cómo demonios se supone que respondería?

—Mi nombre es Malory Ishikawa, un gusto. ¿Cómo te llamas?— preguntó la hermosa joven.

Shinji juraba que su corazón se detuvo y luego retomo sus latidos con gran velocidad. No sabía que le pasaba. Era tan extraño.

—Soy el capitán del quinto escuadrón, Shinji Hirako— se presentó. Pero tan pronto como dijo esas palabras, se arrepintió de decir todo su monólogo formal.

Presentarse como el capitán de lo que seguramente ella no sabía a que se refería.

—¿Capitán dices? ¿Eres capitán del Gotei 13?— preguntó curiosa.

Aquellas palabras dejaron perplejo al Shinigami, y justamente cuando iba a responder. Su querido amigo Kisuke Urahara interrumpió para llevarlo a su habitación.

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Acostado en el futón mirando al techo de aquella habitación, oscura y con apenas una tenue luz entrar por la ventana. Shinji Hirako solo podía pensar en maldecir a su amigo, y en la hermosa figura de esa mujer humana.

Como aquella chica sabia sobre el Gotei 13. Quizá era amiga de Ichigo Kurosaki, aunque lo dudaba, la habría conocido antes. Su mente no dejaba de dar vueltas, eso comenzaba a fastidiarlo. Se sentó en el futón, mirando a la ventana, observando la luna.

Sin duda. Comenzaba a ser mejor opción quedarse con sus compañeros Vizard.

Chasqueo la lengua y se levantó, vistiéndose nuevamente con su traje de Shinigami y su haori blanco, salió de la tienda de Urahara y se sentó en el techo de la casa. Mirando las estrellas.

Esperando que pronto apareciera la presión espiritual del Arrancar enemigo, así podría derrotarlo y regresar al Gotei 13.

—Buenas noches Hirako-san— saludo aquella hermosa joven desde abajo en el jardín.

Shinji la miró con confusión, ¿qué hacía despierta tan tarde?

—Ah, hola Malory-chan— saludo el rubio, sonriendo tranquilamente. Como si la pregunta se desvaneciera en su mente.

Bajo del techo para estar junto a la mujer, ambos hablaron de cosas triviales como si se conocieran de toda la vida. Aquello generó un extraño sentimiento en Shinji.

—Tengo una pregunta. ¿Cómo sabes tú del Seireitei?— le miró con curiosidad, desde que ella lo mencionó en su pregunta antes de que Urahara interrumpiera, no se lo podía sacar de la cabeza.

—Bueno, mi abuelo hablaba mucho de ellos de como lo habían salvado una vez de un Hueco— respondió mientras sonreía —Creí que había sido una mentira, pero luego conocí a Urahara y Yoruichi, y luego también a ti. Y me di cuenta que mi abuelo siempre dijo la verdad...

—Entiendo— asintió —Debe ser raro para ti. Digo, ahora sabes que tu abuelo siempre dijo la verdad— agregó mientras la miraba de reojo.

—No, la verdad. Creo que una parte de mí siempre creyó que él decía la verdad. Me alegro de eso— sonrió con alegría.

Shinji también sonrió.

Parecía que su destino era ser interrumpido cada vez que hablaba con ella, pues la presión espiritual del Arrancar había aparecido una vez más.

—El deber llama. Me tengo que ir— dijo mientras se alejaba.

Pero Malory logró detenerlo antes de que se alejará.

—Ten cuidado...— dijo en un suave susurro mientras se acercaba a Hirako para besar su mejilla.

Después de aquella acción ella de alejó y entro a la tienda. Shinji se quedó perplejo, con un leve sonrojo en sus mejillas.

Pronto salió de su ensoñación y con su rápido Shunpo comenzó a seguir la presión espiritual del Arrancar.

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Habían pasado unos días desde que comenzó su misión en el mundo humano, días que había pasado en la tienda de Urahara. Y no porque quisiera estar con su amigo idiota. La razón de estar ahí, era ella.

—Malory— saludo mientras se acercaba a la pelinegra.

—¡Shinji!— exclamó sobresaltada, no había sentido la presión espiritual del Shinigami acercándose a ella. —Dios me asustaste— declaró ganándose una risa por parte del rubio.

Ambos se miraron a los ojos. Quedando en un silencio extrañamente cómodo.

—Shinji, mi querido amigo— interrumpió el alegre sombrerero.

El rubio gruñó con molestia ante la intervención.

—Necesito hablar contigo sobre algo importante. Con tu permiso Malory-chan, pero me voy a llevar a Hirako-san— agregó con una sonrisa Urahara, mientras arrastraba al capitán fuera de la sala.

Shinji no podía estar más enojado, sin embargo. Sabía que primero debía ser el trabajo, así que con resignación se dedicó a seguir a Urahara hasta una habitación donde se encontraba Yoruichi y Tessai.

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Pronto supo, que su estancia en el mundo humano estaba contada. Que, si derrotada al último Hueco que quedaba suelto por la ciudad de Karakura, su misión acabaría y por lo tanto tendría que regresar a su deber en el Seireitei.

Su lamentable caso, solo lo sabían aquellos tres ex-Shinigamis que trabajaban en la tienda de Urahara.

—No tienes por qué decirle a Malory-chan. Solo despídete se ella cuando sea el momento— dijo Yoruichi mientras salía de la habitación.

Shinji suspiro resignado, lamentablemente no había de otra. No era como si pudiera renunciar a su trabajo por una encantadora mujer humana, a la cual estaba seguro que le encantaba.

La absurda idea vagaba por su mente. Estaba seguro de que podría cometer tan tontería.

—¡Malory!— exclamó mientras llegaba al jardín observando a la joven mirando las nubes y hablando con Ururu.

—Hirako-san, ¿paso algo? ¿Por qué estás tan agitado?— preguntó la pelinegra mientras se levantaba de suelo y caminaba hasta Shinji.

—Estoy seguro de que puedo dejar todo por ti. Solo dilo y lo haré— dijo apresuradamente mientras la miraba a los ojos y tomaba ambas manos. —Dejaré todo, el Seireitei, mi puesto como capitán, mi vida como Shinigami. Solo dilo y lo haré, lo haré por ti...

Los ojos dorados de la joven se agradaron con sorpresa, miro sus manos unidas a las de Shinji. Sería egoísta pedir algo así.

—No— respondió, causando una desilusión en el rubio —No es correcto eso Shinji, todos cuentan contigo. Tu deber es importan. No puedo pedirte algo así— agregó mientras miraba a los almendrados ojos del Shinigami.

—Eres un ángel Malory Ishikawa— sonrió Shinji, acercándose a ella lentamente.

Finalmente atrapó sus labios en un suave beso, disfrutando de aquel delicado rose.

—¡Oi Hirako-san!

Shinji se alejó, mirando con molestia al sombrerero. Había, una vez más, interrumpido un momento valioso e importante junto a la encantadora mujer de la que comenzaba a sentir emociones por ella.

—Con un demonio, ¿¡Qué carajos quieres Kisuke?!— exclamó molesto mientras miraba al rubio que escondía su rostro detrás del abanico.

Urahara sonrió aun cuando su rostro era cubierto por el abanico de mano. Comenzaba a ser su cosa favorita, molestar a Shinji era sumamente divertido.

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