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Mi matrimonio forzado: la hermosa esposa no tiene memoria

Sun Hee es una joven de 18 años. Tras haber despertado de un largo coma, se enteró de que había perdido la memoria. Ese mismo día, su malvada madre la forzó a casarse con un hombre completamente extraño para ella. Sin poder negarse tuvo que aceptar aquella extraña orden. Su esposo Jin Seong es un hombre frío, rico, arrogante y poderoso, capaz de hacer desaparecer a cualquier persona del país. Ellos dos son completamente diferentes. Sus vidas cambiarán por completo y tendrán que intentar convivir juntos aunque no se conozcan. ¿Qué pasara en su relación, terminaran enamorándose? ______________________________________________ Nota de autor: La cubierta no es mía. Por favor, no resubir esta historia

Laurasiscoyote · Thành thị
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Capítulo 78: El triste pasado de Shaoran

Min Ho guardo silencio y no le respondió, ¿para que iba a responderle algo a él?

Ya había molestado bastante a todos, no era necesario involucrar a Shaoran en ese momento.

—Será mejor que te vayas ahora—dijo Min Ho mientras le señalaba la puerta para que saliera.

—No evadas mi pregunta, no molestare a la esposa de mi hermano si traes a Shaoran.

Tampoco me iré, quiero saber como reaccionara Seong-Jin cuando me vea aquí sentado.

Min Ho no lograba pensar en alguna solución, sabía perfectamente que no se iría de la mansión.

Era imposible pedirle a un guardaespaldas que lo sacara de allí, sin el joven amo en la mansión, Jin Chin tenía el control.

Solamente tenía dos opciones, traer a Sun hee o traer a Shaoran.

Siempre tenía que elegir el entre las opciones difíciles, y cuando fallaba toda la culpa era suya.

Decidió no quedarse callado durante más tiempo, sintió un fuerte dolor en el pecho por la opción que iba a elegir.

Lo mejor por ahora era llamar a Shaoran, si hubiera llamado a Sun hee supo que el joven amo no se lo perdonaría.

Enseguida sacó su teléfono y con las manos temblorosas marcó el número de Shaoran.

Pocos segundos después Shaoran contesto, lo que hizo que el mayordomo Min Ho se sintiera otra vez mal por lo que iba a hacer.

—Shaoran, ¿dónde estás?—preguntó mientras miraba la sonrisa de Jin Chin.

—Estoy fuera de la mansión recogiendo unos guiones que dejo caer la señorita Sun hee, enseguida entraré a la mansión.

—Sí...

Min Ho miró la pantalla del teléfono confuso, todavía tenía tiempo para decirle a Shaoran que no entrase, pero no pudo evitar recordar a la señorita Sun hee. Sin pensarlo más veces colgó la llamada.

Comenzó a pasar su mano por su frente, ¿qué pasaría si entraba Shaoran?

Min Ho tenía miedo de que cuando Shaoran viera a Jin Chin recordara el pasado que tanto intentó olvidar todos estos años.

Poco después escuchó como se abría la puerta, su corazón empezó a latir más y más rápido.

Shaoran entró por la puerta y lo primero que vio fue la expresión seria de Min Ho, algo que para él era inusual ver.

Dejó los guiones que había recogido del suelo sobre la mesa que estaba justo al lado de la puerta.

—Shaoran.

Shaoran se quedó boquiabierto al escuchar aquélla voz, no tardó mucho en reconocerla.

Aterrorizado giró la cabeza, cuando vio aquél rostro familiar no pudo evitar recordar su pasado.

Todos éstos años, estuvo intentando olvidarlo, y ahora en un simple instante lo recordó todo.

¿Porqué tenía que aparecer cuándo finalmente estaba logrando superarlo, porqué?

Antes de que pudiera decir nada, noto como algunas lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas, no podía parar, ni siquiera se dió cuenta en que momento comenzó a llorar.

—¿Shaoran, no te alegras de verme?—preguntó Jin Chin aún con su sonrisa maliciosa.

Shaoran miró asustado a Min Ho, si nadie le explicaba que estaba sucediendo no lograría comprender nada, ¿acaso le estaban gastando una broma?

Min Ho sintió un nudo en la garganta, verlo llorar le recordaba el triste pasado de Shaoran.

Todos pensaban que Sun hee estaba en su dormitorio, pero ella no pudo evitar escuchar la conversación.

Estaba agachada y apoyada en las escaleras, nadie podía verla.

Ella tampoco se perdió la escena en la que Shaoran comenzó a llorar, quería bajar y abrazarlo para intentar calmarle.

Intentó elegir la mejor opción, alguna solución que pudiera hacer que todos se calmaran y volviera a ser todo como antes.

La primera persona en la pensó fue su esposo, sabía que era la única persona que podría ayudarlos.

Cogió su teléfono y le mando un simple mensaje:

—Por favor, regresa, creo que esta sucediendo algo grave.