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CAPITULO 4

NARRA CARLOS

No lo puedo creer, fui a su casa sin saber que era su cumpleaños, esa fue una sorpresa para mí, hace algún tiempo que no la miraba, ahora ya no parecía una niña, se ve como una mujer, aunque apenas estuviera cumpliendo doce años, sé que suena pervertido y depravado de mi parte, no sé qué me pasa, es que esos ojos me hipnotizan, cenamos, doña Nubia dijo que Sara había preparado la cena, lo cual me pareció imposible, no creo, solo tiene doce años, es una niña, pude ver en sus ojos que eso le molesto y por primera vez en toda la noche hablo y dijo muy segura de sí misma; si, yo cocine y luego bajo un poco la voz y dijo aunque quisiera seguir siendo una niña ya no lo soy, en ese momento pensé… mierda, mierda, mierda la cague, su padre le agarro la mano y le dijo preciosa para mí siempre serás mi niña, no importa cuantos años tengas, ella lo abrazo, le dio un beso en la mejilla, dijo gracias por hoy a todos y se fue a su habitación, automáticamente pedí disculpas por mi imprudencia a sus padres, a lo que me respondieron, tranquilo, ella ya no se comporta como una niña, se ha vuelto rebelde, pelea con niños en el colegio y eso me preocupó, no quiero que salga lastimada, entonces su padre me termino de contar que esa semana había peleado dos veces y que nadie en el colegio se atrevía a acusarla, ya todos le tenían miedo, le pego a dos de sus compañeros más grandes, ella era de las más jóvenes del salón, la mayoría ya tenían trece y catorce años y ella apenas está cumpliendo doce, eso me sorprendió y pensé… esa niña será un peligro, pero por lo menos era bueno que se defendiera, estaba formando un carácter bastante fuerte y en un futuro, nadie se atrevería a meterse con ella, eso por un lado y por el otro aún seguía consternado por el hecho de que una niña de doce años supiera cocinar tan bien, le dije a don Manuel que él estaba bendecido con semejante cocinera en casa, luego añadí, doña Nubia debe haber pasado bastante tiempo enseñándole a cocinar, a lo que él respondió, antes de lo que sucedió Sara permanecía la mayor parte del tiempo sola, aprendió a valerse por sí misma desde los ocho años, aprendió a cocinar, a lavar su ropa, ella es muy independiente, lo cual me parecía imposible, siempre la había imaginado hija de papi y mami, princesita que no mueve un dedo, pues veo como sus padres la consienten, la tratan como a una reina, pero vaya que las apariencias engañan, quien se hubiera imaginado, ella es toda una caja de sorpresas, pensé, aquel hombre que se gane su corazón y se case con ella cuan afortunado será, va a comer delicioso todos los días y además al llegar del trabajo se va a encontrar con una hermosura de mujer en casa, aunque ahora todavía es una niña, no me la quiero como será de hermosa cuando cumpla quince o dieciocho años, ahí será una mujer realmente preciosa.

SARA

Oh dios que vergüenza, sé que él nunca se fijaría en mí, pero aun así yo no estaba presentable, espero que no haya notado que lo observe durante toda la cena, es realmente atractivo, lástima que soy tan chiquita, en este momento me gustaría tener más edad, más adelante cuando se me permita tener novio, me gustaría que fuera un hombre así como el, apuesto, serio, encantador, con una sonrisa que enamora y roba suspiros, todo esto lo pensé, durante mucho tiempo y seguía sintiéndome avergonzada por mi vestuario cuando él llegó y en este momento también estaba enojada, no se me había olvidado lo de la comida, me perdí en mis pensamientos hasta las once de la noche que lo escuche despedirse, y mi padre me dijo Sara a dormir que mañana tienes que madrugar, oh sí, es tarde, maldita madrugadera, menos mal mañana es viernes, el Sabando mis padres se van a la iglesia y yo me quedo durmiendo, a las 5:30 de la mañana el despertador me levanto, mi rutina de todos los días, buscar el uniforme, despertar a mi hermano, preparar el desayuno, bañarme y alistarme, a las 6:50 de la mañana estaba camino al colegio, la entrada era a las siete en punto, mi amistad con Dania había empezado a derrumbarse, ella era muy alegre y enérgica y yo antes era así, ahora de eso ya no tenía nada así que me tocaba irme sola, ella estaba haciendo nuevas amigas y pasaba la mayor parte del tiempo con ellas, cosa que no me molestaba, ella tenía derecho a divertirse como todas las niñas de nuestra edad, iba perdida en mis pensamientos cuando escuche una voz conocida que me llamo, me quede quieta, pero al siguiente instante empecé a caminar nuevamente, Sara volvió a llamar, ahora estaba segura era Carlos y que yo no estoy loca, bueno loca si estoy, pero en este momento si me llamaron, di la vuelta y ahí estaba acercándose a mí con una bolsa de regalo, que sucede pregunte, a lo que me respondió, anoche llegue a tu casa y no sabía que era tu cumpleaños, así que hoy te traje un regalo, yo solo pude decir gracias, pero no había porque molestarse, ni siquiera somos amigos, en mi corazón estaba realmente feliz y quería que dijera que si lo éramos, justo cuando él respondió podemos serlo, además la cena estaba deliciosa, haz de cuenta que este es un pago por la cena, recibí el regalo y lo metí en mi bolso, me dijo puedo acompañarte al colegio, asentí y empecé a caminar, pues mire la hora y ya era tarde, si me quedaba afuera iba a tener un serio problema con mis padres por dormilona, siempre me decían que me levantara a las cinco, pero yo siempre dejaba la alarma a las cinco y treinta; llegamos a la puerta del colegio y me despedí, me dijo nos vemos luego amiga y yo entre, pues estaba por sonar el timbre y todavía debía llegar a mi salón de clase, camine, no más bien corrí lo más rápido que pude para llegar antes que la odiosa profesora de inglés a la cual odiaba con el alma, no hablaba lo suficientemente fuerte para que los cuarenta alumnos que éramos pudiéramos escuchar y yo siempre me sentaba en el último puesto en una esquina aislada de todos, por lo que siempre debía ser autodidacta con esta materia, pero era la que más difícil me quedaba, entre aburridas clases se me paso el día, no tuve ningún problema con mis compañeros, al llegar a casa me cambie el uniforme, me puse ropa cómoda, almorcé y me dispuse a realizar mis tareas, al abrir el bolso recordé el regalo, era una hermosa bufanda color lila, me encantó y a la vez me puse a pensar, de donde diablos saco una bufanda a las siete de la mañana si el día anterior se había ido de mi casa después de las once de la noche, bueno eso a mí no me importaba, lo que me importaba era que me gustaba mucho mi regalo.

Después de ese día no lo volvía a ver por mucho tiempo, termine mi año escolar con muy buenas notas como siempre, eso no era una novedad, la novedad era que había dejado de pelear tanto, bueno, mis compañeros habían dejado de buscarme problemas, entregaron notas finales, mis padres felices por el promovido al grado séptimo que se leía en mi boleta de notas, a mí me daba igual, empezaron las vacaciones, pero vacaciones significaba que mi mamá tendría empleada doméstica, me gustaba mucho hacer las cosas de la casa, pero odiaba que me mandaran, mi carácter en formación era peor que el de mi madre, cuando empezábamos a discutir la casa parecía una verdadera batalla campal y ninguna de las dos cedía, pero casi siempre salía victoriosa, pues mi papá me apoyaba a mí, la luz de sus ojos.

Entre peleas con mi madre, tardes de películas en familia, llegaron las festividades de fin de año, navidad, y año nuevo, en varias ocasiones escuché a mi padre decir que había hablado con él por celular, que había tenido algunos problemas con su empresa y por lo tanto estaba en su ciudad natal y yo no tenía ni la más mínima idea de porque, pero quería verlo, cosa que no pasó, ya habían pasado casi cinco meses desde que lo vi por última vez, ese día fuera del colegio.

CARLOS

Diablos, sentía la necesidad de verla, habían pasado casi cinco meses, me aleje de su casa y de su familia con la excusa de los problemas en los negocios, seguía enviando dinero a sus padres, no quería que su tratamiento se viera interrumpido por mi estupidez, la ese día al verla con su uniforme deje de verla como una niña, se veía realmente sexi y hermosa, iba muy natural, solo llevaba brillo para labios, pero se veía tan femenina, quise besarla, sé que no debo pensar así de ella, don Manuel se entera que tengo esos pensamientos sobre su hija y estoy seguro de que me mata, porque me inspira tantas cosas, debo ser un maldito bastardo igual que aquel que abuso de ella, iré a visitar a sus padres, espero que no esté en casa o que este en su habitación como la mayor parte del tiempo, si sigo poniendo excusas para no ir a su casa, se verá muy feo, además esto es mi culpa no de ellos, mi culpa por ser un maldito enfermo.

Llegue a su casa, iban a ser las seis de la tarde, la vi sentada con algunos muchachos y una ira inexplicable recorrió todo mi cuero, solo quería alejarla de ellos, salude a sus padres que estaban sentados en la sala, ella llevaba un vestido azul cuello bandeja, unos siente centímetros arriba de la rodilla, tenía un escote profundo, se notaban bastante sus senos y en cinco meses se veían mucho más grandes, ella estaba mucho más hermosa, desde donde me senté podía verla perfectamente, vi a alguien más acercarse y ella le dijo mi amor por fin llegas, eso que salió de su boca fue como un puñal directo a mi corazón, estoy casi seguro de que mi cara cambio de color, la ira y los celos me controlaban en ese momento, cuando su papá le dijo, Sara te he dicho que no les digas mi amor a tus amigos, alguien podría mal interpretar las cosas, tu no estas para tener novio, a lo que ella respondió papi Yesid es gay, por eso es al único que le digo mi amor, creo que todos pudieron escuchar mi suspiro de alivio, mi corazón descanso, sentí como el alma me volvía al cuerpo y como mí rabia iba disminuyendo, en ese momento no supe porque pero tampoco quería que ella tuviera novio, lo único que pensabas era que ningún hombre se la merecía, pero eso no era la verdad, lo que creía era que ningún hombre a parte de mi se merecía estar con ella, que ella debía ser mía y de nadie más, teniendo esos pensamientos, me estaba convirtiendo en un maldito psicópata, estoy enfermo, esa es la única explicación para cómo me siento.

SARA

Me encanto verlo hoy, no cruzamos palabra, pero se miraba realmente atractivo, hoy llevaba un pantalón de drill negro, una camisa manga larga blanca ajustada, unos zapatos negros, se veía causal y elegante, estaba sentada en el andén con algunos muchachos del barrio, poco a poco he ido haciendo nuevos amigos, la mayoría hombres, ya les he perdido el miedo, y las mujeres en su mayoría me odian por mi forma de ser, mandona, arrogante, prepotente, egoísta, ególatra, y todas las descripciones odiosas que se les ocurran esa soy yo, el caso es que hay un chico que es gay y me encanta molestarlo, siempre le digo mi amor y él se enoja, por un momento olvide que el hombre que se ha colado en mis sueños muchas noches estaba ahí y le dije mi amor como siempre, en ese instante recordé su presencia y lo voltee a ver, su cara estaba, tornándose de roja a morada, no sé si son imaginaciones mías o esta celoso, eso realmente me puso de buen humor.