Después de tres años de matrimonio, Wendy Stewart estaba acostumbrada a los comentarios sarcásticos de Michael Lucas, sus amenazas frecuentes sobre el divorcio e incluso su indulgencia con una amante. Pensó que podría soportar todo esto toda su vida, hasta que accidentalmente quedó embarazada de un niño que Michael no quería. Finalmente desesperada, Wendy firmó el acuerdo de divorcio y se fue. Pensó que podrían haberse separado para siempre, pero Michael se negó a dejar de buscarla después del divorcio. Cuando se encontraron de nuevo, ella era la mejor diseñadora del mundo. Sonriendo dulcemente a su exmarido, dijo: —Mi querido, ya estamos divorciados. Michael simplemente la miró fríamente: —Dime, ¿qué hará falta para que nos reconciliemos?
Timoteo dejó sus utensilios, dejó de sonreír mientras comía y dijo con una expresión decidida en su rostro: —Señor Lucas, sé que no puede desprenderse de su esposa. Yo tampoco quiero separarlos, pero no puedo evitarlo. Si no puedo convencer a Corrine para que vuelva a HG esta vez, no podré seguir siendo presidente por mucho tiempo.
—¿Es tan serio? Wendy nunca había pensado que este asunto afectaría la posición de Timoteo como presidente.
HG había estado en sus manos durante tantos años. El rendimiento de la empresa siempre había estado en aumento.
¿Iba a ser destituido de su cargo por un asunto tan pequeño?
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