Después de tres años de matrimonio, Wendy Stewart estaba acostumbrada a los comentarios sarcásticos de Michael Lucas, sus amenazas frecuentes sobre el divorcio e incluso su indulgencia con una amante. Pensó que podría soportar todo esto toda su vida, hasta que accidentalmente quedó embarazada de un niño que Michael no quería. Finalmente desesperada, Wendy firmó el acuerdo de divorcio y se fue. Pensó que podrían haberse separado para siempre, pero Michael se negó a dejar de buscarla después del divorcio. Cuando se encontraron de nuevo, ella era la mejor diseñadora del mundo. Sonriendo dulcemente a su exmarido, dijo: —Mi querido, ya estamos divorciados. Michael simplemente la miró fríamente: —Dime, ¿qué hará falta para que nos reconciliemos?
—Wendy estaba junto a Michael y susurró—: ¿Por qué no vuelves y lo averiguas primero?
—¿No estás enojada? —Michael condujo el auto y no pudo mirar fácilmente la expresión de Wendy, así que tuvo que preguntarle—.
—¿Cómo no voy a estar enojada? Pero esa es tu madre, después de todo. Y la situación parece grave. Realmente no podemos ignorarlo, ¿verdad? —Wendy dijo—, Pero yo no voy a regresar contigo. Solo ve y compruébalo tú mismo.
—Gracias, Wendy —dijo Michael—. Te llevaré de vuelta y luego haré un viaje a la casa principal.
—Está bien. Solo detén el carro al costado del camino y yo tomaré un taxi para regresar sola.
Michael no dejó a Wendy en la carretera, sino que la llevó de vuelta. Luego, fue a la casa principal.
Cuando la abuela de Michael vio que había vuelto, inmediatamente se apoyó en sus muletas y le contó la situación—: Tan pronto como tu padre volvió esta tarde, tu madre fue a la cocina y agarró el cuchillo.
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