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más allá de la vida de un rey joven

(Es una novela ligera original, basada) En un mundo donde los dioses, demonios, hadas, elfos, magia y tecnología coexisten, el joven Víctor Sōma, de tan solo 17 años, se ve arrastrado a una responsabilidad inesperada. Tras la trágica muerte de sus padres, quienes eran los monarcas del Gran Continente, Víctor y su hermana menor, Liscia, heredan el trono y la carga de gobernar. El reino de Elfrieden, que sus padres les dejaron, está al borde del colapso. Las tensiones entre las razas mágicas y tecnológicas amenazan con desgarrar la paz que una vez existió. Víctor, lleno de dolor y sed de venganza, jura descubrir la verdad detrás de la conspiración que llevó a la muerte de sus padres. Con su conocimiento del realismo y la astucia maquiavélica, Víctor se convierte en un rey inusual. Debe enfrentar desafíos políticos, intrigas de la corte y amenazas externas. Pero también debe lidiar con los secretos ancestrales que rodean su linaje y el origen de sus poderes. En su búsqueda de justicia, Víctor forjará alianzas inesperadas con dioses, hará pactos con demonios y desentrañará los misterios de las hadas y los elfos. La magia y la tecnología se entrelazan en su reino, y él debe encontrar un equilibrio para mantener la paz y proteger a su gente. El joven rey se enfrenta a decisiones difíciles mientras busca vengar a sus padres y restaurar la gloria de Elfrieden. Pero, ¿podrá mantenerse firme en un mundo donde las lealtades son frágiles y las traiciones acechan en cada esquina? Su destino está entrelazado con el de su reino, y solo la combinación de magia, tecnología y valentía lo llevará a la verdad y la redención.

Elfrieden17 · Kỳ huyễn
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arco: destino cruel

Escena (nacimiento)

Año 9006 D.C.

La tradición ancestral pesaba sobre los hombros del Rey Sebastián. Como gobernante de Elfrieden, su deber era asegurar un futuro próspero para su continente. La elección del próximo rey no era una tarea trivial; debía ser alguien capaz de llevar la corona con sabiduría y valentía. Y en ese momento, el destino señalaba a su primogénito, Víctor, como el heredero.

Sin embargo, Víctor no comprendía del todo las conversaciones sobre su futuro. Sus sueños no se alineaban con las expectativas impuestas sobre él. ¿Qué significaba ser rey? ¿Qué sacrificios requería el trono? Las respuestas flotaban en el aire, como hojas llevadas por el viento.

En el año 9008 D.C., la familia Medina recibió una bendición adicional. Elena, la primera hermana de Víctor, llegó al mundo. Marisol Medina, su madre, sostenía en brazos a la pequeña con ternura. Pero Sebastián no la consideró como futura reina. Había nombrado a Víctor como heredero de todos los bienes y responsabilidades del reino. El destino de Elena quedaba en sus manos.

Nueve años después, en un día soleado de septiembre, Víctor y Elena decidieron explorar la ciudad vecina. La curiosidad los impulsaba, y sus risas resonaban en las calles empedradas. No sabían que ese día cambiaría sus vidas para siempre.

Al regresar a casa, la tarde se tiñó de tragedia. Una luz deslumbrante surgió del horizonte, devorando todo a su paso. Los padres de Víctor y Elena quedaron atrapados en su fulgor. La energía los envolvió, dejándolos heridos y confundidos. ¿Qué era esa luz? ¿Por qué había aparecido?

El corazón de Dios latía con fuerza, y los hilos del destino se tensaban. Elfrieden temblaba ante un misterio que amenazaba su paz. Víctor y Elena, marcados por la luz, se enfrentaban a un destino cruel. ¿Qué secretos ocultaba aquel resplandor? ¿Qué camino les aguardaba en las sombras?

Escena: (afuera de la ciudad)

La luz se desvaneció como un sueño al despertar. Elena, la hermana de Víctor, yacía inconsciente, su cuerpo marcado por las heridas. Pero Víctor aún estaba en pie, resistiendo el embate de la energía desconocida. Los guardias, movidos por el instinto de supervivencia, habían huido, dejándolos atrás.

En ese momento de incertidumbre, cuando la realidad se desmoronaba, una figura emergió de las sombras. Su apariencia era inquietante: piel pálida, ojos profundos y una sonrisa que parecía esconder secretos ancestrales. Era como si el mismo abismo hubiera cobrado forma.

El desconocido se acercó a Víctor, y su voz resonó en el aire cargado de misterio:

—¿Cómo te llamas? —preguntó, sus ojos escrutando el alma del joven.

—Mi nombre es Víctor —respondió él, con la firmeza de quien no teme a los demonios ni a los Dioses.

—¿Y tú, quién eres? —inquirió el extraño, con una expresión de inocencia que contrastaba con su aura sombría.

Víctor contempló al enigmático ser. ¿Qué propósito lo había llevado hasta él? ¿Qué secretos ocultaba bajo su piel? El destino, como un hilo invisible, los había entrelazado en ese instante. Y mientras la luz agonizante dejaba su huella en el mundo, Víctor se preparó para enfrentar lo desconocido.

La escena se desenvolvía en un equilibrio precario, como las hojas de un árbol a punto de caer. Víctor, aún aturdido por la luz que lo había envuelto, enfrentaba al demonio con una mezcla de miedo y determinación.

—¿Víctor? —susurró el demonio, su voz sibilante como el viento en una noche de tormenta—. Mmm, me suena familiar.

Víctor parpadeó, tratando de recordar. ¿Había visto a este ser antes? ¿En sueños, tal vez? Pero la respuesta llegó como un relámpago: el demonio conocía su nombre.

—¡Ahora que lo recuerdo! —exclamó el demonio, sus ojos brillando con malicia—. Tú eres de la familia del rey de este continente, ¿verdad?

Víctor asintió, sintiendo el peso de su linaje. Su padre, el rey Sebastián, gobernaba Elfrieden con sabiduría y justicia. Pero ahora, en medio de la destrucción y la confusión, necesitaba ayuda.

—Sí, soy el hijo del rey —respondió Víctor—. ¡Ayúdame, por favor!

El demonio frunció el ceño, sus rasgos distorsionándose en una mueca enojada.

—¿Por qué ayudaría a mi enemigo? —espetó, y Víctor sintió un escalofrío recorrer su espalda.

—¿Enemigo? ¿Cómo que enemigo? —se apresuró a preguntar Víctor, confundido—. No entiendo.

El demonio se acercó, sus ojos inyectados en sangre.

—Sí, mi enemigo —dijo con voz gutural—. Vine a matarte, pero lamentablemente no pude acabar contigo junto a esa ciudad. La próxima vez no fallaré.

Víctor tragó saliva. ¿Por qué quería matarlo? ¿Qué había hecho para merecer la ira de este ser?

—¿Entonces esto es obra tuya? —preguntó, señalando los escombros que rodeaban la zona—. ¿Fuiste tú quien causó todo esto?

El demonio se rió, un sonido que heló la sangre de Víctor.

—Sí, es obra mía. A ti es a quien quería matar. Pero ahora tengo una oferta para ti, príncipe.

Víctor lo miró, confundido y asustado.

—¿Oferta? —susurró.

—Sí —dijo el demonio, acercándose aún más—. Te dejaré vivir a ti y a tu linda hermana. Pero la próxima vez que nos volvamos a encontrar, será el día…

Víctor intentó procesar la información. ¿Qué significaba todo esto? ¿Por qué el demonio lo perseguía? Y, sobre todo, ¿cómo podría sobrevivir a esta pesadilla?