webnovel

Epílogo

—Dinos unas palabras. ¿Qué significa este libro para ti?

Todos me estaban mirando con mucha atención. Aurora estaba enfrente en la primera fila y me miraba con mucha alegría. ¡Cómo si estuviera orgullosa de mí! Mi familia estaba sentada atrás de ellos. Víctor me sonreía. Había varios fotógrafos y algunas cámaras que grababan lo que estaba ocurriendo.

Recordé mi pasado. Las escenas volvieron a mi mente justo en ese momento.

—Pues. ¿Qué puedo decirles? Sé que muchos de ustedes no me conocen a profundidad y algunos me conocen bastante bien. Creo que hay cosas a las que hoy en día no les damos tanta importancia. La prioridad de las personas se ha vuelto muy fugaz y simple. Mientras muchos buscan sexo, placer, dinero, ¿dónde quedan todas esas personas que sufren las consecuencias de no vivir con amor? ¿Qué hay de esas personas que no viven una buena vida? ¡Mi historia es trágica! Este libro es en pocas palabras la historia de una mujer, una prostituta que vivía en lo más oscuro del burdel de la vida. ¿Una prostituta? ¡Pues si! Esta es mi historia. Una mujer pobre, mujerzuela de barrio sin oportunidad alguna, la mujer que sobrevivió sin ayuda de sus padres y que vivió protegida por un bravucón que solía ser su sostén emocional. Pero no solo fue una prostituta. Esta mujer también fue niña, adolescente y mujer sin miedo. Despreciada, marginada, golpeada, amada. Recientemente yo tuve que cumplir con una promesa que hice cuando era niña. Mi papá murió, lo mataron y necesite armarme de valor para cuidar de mi familia. Decidí que papá tuviera mi primer ejemplar, le conmovió mucho. Más que un libro, estás hojas son mi carta para todas esas personas que sufren por algo que nunca desearon. ¿El pasado define nuestras vidas? Por supuesto que no. Nosotros tenemos la oportunidad de decidir cómo será nuestro futuro. Y claro, no se necesita tener mucho dinero o lujos, tampoco se necesita conformarse con la tristeza de un corazón roto, solo necesitamos las ganas de seguir adelante y de vivir. En esas páginas hay un poco de color negro, pero se aclara cuando hablo de la bondad de un hombre que estuvo dispuesto a ayudarme a pesar de no conocerme. ¡Gracias a todos por estar conmigo en este momento!

Era bonito ver qué había gente que me quería. Después de todo, ellos también se habían vuelto mi familia. Román me estaba mirando, asintió una vez que termine de hablar.

Mi general se acercó a mí. Esta vez se había puesto un bigote falso. Habíamos acordado que ambos nos disfrazaríamos nuevamente.

—Señorita, es usted muy valiente. ¿Se casaría conmigo?

Su pregunta me hizo sonreír.

—Mi general ¿está usted borracho?

Los presentes nos miraban con atención.

—Sí, estoy borracho de amor por una mujer como usted.

Me ruborice.

—¡Yo no ando con borrachos!

Se sonrió.

—Lo sé. Y ya, hablando en serio. Señorita Peñafiel ¿Se casaría usted conmigo?

Todos me miraban con mucha atención. Claudia estaba súper emocionada. ¡Un año se había pasado rápido! ¿Casarme?

—¿Cuándo quiere que nos casemos?

Hizo un gesto pensativo.

—¡Ahora mismo!

—¿Ahora mismo?

—Si. ¿Qué dice?

No me hice la difícil. Quería grabar en mis recuerdos que mi boda con este hombre no fue algo planeado. ¡Nuestro amor no era ordinario!

—Está bien. ¡Me caso con usted mi general!

Los aplausos retumbaron por toda la recepción, los fotógrafos nos tomaron muchas fotos de cuando él y yo nos besamos para confirmar que nos amábamos. Subimos al auto y llegamos hasta el registro civil. ¡Nos íbamos a casar! ¿Lo habíamos planeado? No realmente. Pero si habíamos pensado en ello. ¡Queríamos casarnos de forma única y curiosa! Tu primer amor no debe ser idéntico al amor que otras personas experimentan, de eso se trata: de sentir y demostrar que el amor es algo que nunca deja de sorprendernos.

Entramos al registro civil, yo iba vestida de María Félix y Ángel era mi general.

—¡Nos queremos casar! —Dijo Ángel a un joven que estaba detrás de una ventanilla.

—Está bien. ¿Trajeron sus requisitos?

—¿Requisitos?

—Sí. O sea. Sus actas de nacimiento, sus identificaciones. Sus testigos del acto y sus padres. ¿Tienen sus requisitos?

Nos quedamos mirando entre nosotros. ¡No habíamos traído nada!

—¡Por supuesto! ¡Aquí están los requisitos!

Aurora se acercó al chico de la ventanilla.

—¡Yo me encargo! —Nos dijo ella—. Por cierto, Karol esto es para ti.

Su ramo de flores de cristal. Lo tomé con mucha emoción y le di las gracias.

Después de unos minutos entramos ante el juez. Nos leyó las clausulas matrimoniales, nos pidió que firmáramos los papeles, pusimos nuestras huellas con tinta negra sobre los documentos y nos felicitó. Fue más rápido de lo que pensé. ¡Ahora me había casado con mi primer amor!

—¡Los declaro marido y mujer! Puede besar a la novia.

Habíamos entrado a ese lugar siendo novios y terminamos siendo esposos.

¿Qué hubiese pasado si él no me hubiese rescatado esa noche? ¿Estábamos locos por no planear una boda? Creo que la vida es a veces lo que menos esperas. Pudiera ser que haces planes y al final esos planes no se llevan a cabo. ¿Por qué? Porque de eso es esto. Hacemos planes para aumentar la emoción y esa emoción cambia cuando la vida nos juega de manera chistosa. ¿Qué tal y mañana me muero? ¡No podía dejar pasar una oportunidad así con Ángel! Mi primer amor, el hombre de buen corazón, la fugacidad de muchos momentos y la inocencia de una bonita relación.

—Así que aquí fue donde el general recibió sus cachetadas.

Nos encontrábamos justo en ese lugar donde se había filmado la película. Recordé la escena donde María Félix le da dos bofetadas al general. ¿Por qué? Él general le había pedido ver sus chamorros con la condición de aguantarse una cachetada.

—¡Esta mujer es bella! —Me dijo mi general.

—¿Qué puedo hacer por usted?

Se me quedó mirando muy complacido.

—Por ver sus dos chamorros soy capaz de aguantarme hasta una cachetada.

Le mire de forma curiosa. ¿Se acordaba de ello? Me acerque más a él, su rifle colgaba de su hombro y su bigote lo hacía ver muy guapísimo.

—Me parece un trato justo. ¿Y qué tal si le doy dos?

Abrió los ojos de golpe.

Me alejé un poco de mi general, tomé mi vestido y di dos vueltas con mucha fuerza y elegancia. Di dos remates con el tacón de mis zapatos y nunca deje de mirarlo. No le iba a mostrar solo mis dos piernas, esas las podía ver muchas veces. Preferí mostrarle a una Karol eufórica, una Karol recién casada y con mucha emoción. Corrí hacia él y entonces alcé mi mano. Cuando casi le golpeó la mejilla, sus ojos brillaban con demasiada atención hacía mí. No le pegue. Le di dos besos en las mejillas. Uno en cada una. El rubor acompaño a su emoción.

—¡Soy suya mi general!

Después de mucho tiempo esta vida me estaba tratando de forma diferente. Una melodía de guitarra a pleno pulmón, una sonrisa fugaz y nosotros dos bailando en el zócalo de esta ciudad. Subimos al quiosco central, la gente nos miraba con mucha atención. ¿Qué pensaban de nosotros? ¿Estereotipos sobre nosotros? Siempre iban a existir las opiniones ajenas a nuestros ideales y sentimientos, así que solo quedaba hacer una cosa: disfrutar nuestro momento. Porque a pesar de todo, Ángel quiso casarse conmigo y aprendió que la vida nos da segundas oportunidades. ¡Las opiniones de quienes no nos conocían, salían sobrando!

Ahora estábamos bailando en el quiosco, la música de fondo nos hacía sentir la euforia del momento. Tomados de las manos, muy cerca el uno del otro, las flores que él me daba habían crecido en mi corazón y floreaban muy bonito. De muchos colores y tamaños eran esos sentimientos que en el pasado nunca imagine ser capaz de tener en un momento como este. ¡Cuando me sentí amada!

—¡Gracias por darme tanto!

—No agradezcas. Me complace verte feliz.

—Tú me haces feliz. ¡Por eso te agradezco tanto!

—¡Te amo!

Sonreí. Ahora resultaba que mi corazón quería ponerse en su modo cursi.

—Las flores que me diste viven en mi corazón, mientras estés conmigo te aseguro que no morirán.

—Prometo que no morirán, me esforzare por cuidarlas muy bien.

Puse mis manos sobre sus mejillas y con mucha ternura le di un beso a mi esposo.

***

¿Cómo debe ser el primer amor?

Esa noche después de la pequeña celebración en casa de Aurora, Ángel y yo regresamos a nuestra casa. Tomados de la mano, atravesamos la puerta principal. ¿Qué pasaría ahora? Él me condujo hasta su habitación. Cerró la puerta. Destapó una botella de vino y nos sentamos en su cama.

—¿Cómo te sientes?

—¡Estoy feliz!

—¿Y tú?

—Yo me siento bastante bien, muy agradecida y conmovida.

Seguíamos vestidos con nuestros disfraces.

—Eso me da gusto. ¡Gracias por aceptar mi propuesta!

—No me agradezcas. Tú eres un buen hombre y ahora eres mío.

Bebí de la botella.

—¿Soy tuyo?

—Por supuesto. Ahora ya tengo esposo y no me lo creo.

Sonrió.

—¡Es verdad! No te di anillo de compromiso, ni de matrimonio.

—Tranquilo. Son solo anillos. Ni siquiera sabía que debías darme un anillo.

—Te daré un anillo. ¡Lo prometo!

—Está bien. No hay problema si no lo compras. ¡No me voy a sentir menos querida!

Bebió de la botella. Se me quedó mirando y le sonreí.

—¿Me puedes besar? —Lo necesitaba.

Se sorprendió un poco. Sus cejas se arquearon. Cerré los ojos esperando sus labios. Sentí su tacto aparecer en mi rostro, sus dedos me acariciaron suavemente y de pronto me besó. Su boca sobre la mía, le deje entrar en mí de una forma tan agradable. Sus labios encajaban a la perfección con mi boca y mi lengua explotó cuando su lengua me tocó con sabor a vino dulce. Subí mis manos hasta su cuello, comencé a desabotonar su camisa.

¿Cómo es la primera vez? La primera vez es aquella en la no tienes miedo de mostrar todo de ti. Creo que el primer amor es aquel que te hace querer desnudarte por completo ante una persona. Hablo de las emociones, los sentimientos y pensamientos. ¡Mi primera vez de verdad!

Su cuerpo desnudo hizo que mi alma se sintiera abrigada de forma cálida. Su boca alimento a mi alma, decidí abrirle todo de mí y sus manos resbalaban muy bien por mi piel.

—¡Te amo! —Le susurré al oído.

—¡Yo también te amo!

—¡Quiero ser tuya y de nadie más!

—¡Serás mía!

Le abrí paso a lo más profundo de mi alma. Arquee mi espalda cuando su ser comenzaba a adentrarse en mí. Suave. Tierno. Fuerte. Logro coronarse con un fino caudal de movimientos. Fuimos sensaciones desnudas en nuestra primera noche como esposos. Le acaricie el rostro, le pedía que me diera más de su ser y mis gemidos eran las campanadas de una unión muy agradable.

—¡Soy tuya!

Le acaricie la espalda, lo apreté a mí. En un movimiento repentino el término abajo y yo cabalgaba su cuerpo. Sus dedos se entrelazaron con mis dedos por algunos segundos, decidí apoyarme en su pecho, me mordí los labios. Sus manos resbalaban por la curva de mi cintura, mi alma le pertenecía y se sentía muy bien tener sexo por amor.

Antes de dormir decidí cantarle un verso a mi Ángel, mi general, mi hombre, mi primer amor. ¡Quise cantarle una porción de mi necesidad!

Necesito, necesito a alguien que me quiera porqué el mundo es muy triste y parece que no existo.

Solo pido algo de cariño y si tú quieres, conocernos y así llegar hasta querernos.

Si tú quieres, no te obligó. Solo espero sea sincero

Porque ahora nadie quiere nadie quiere ser sincero.

Y yo pienso que tú eres ese fuego que consume mis debilidades.

¡Porque tú eres ese fuego que consume mi oscuridad!

FIN