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La Obsesión de la Corona

—Tu cama está fría —habló una voz en la habitación que hizo que abriera los ojos de par en par por el miedo. Nerviosa, se giró, tragando suavemente al ver una sombra en su cama como si alguien yaciera allí. El hombre que había estado tumbado se sentó, emergiendo de las sombras donde había estado esperándola. —¿Qué haces aquí? —preguntó ella cuando sus pies tocaron el suelo y él se impulsó hacia arriba para empezar a caminar hacia ella. Sus rasgos guapos se veían más oscuros de lo habitual por la falta de luz en la habitación. —Vine a encontrarte —inclinó la cabeza—, ¿a dónde fuiste? —Salí a caminar —fue la rápida respuesta que hizo que él sonriera, una sonrisa que a ella le daba más miedo. Ella dio un paso atrás cuando él se acercó a ella. Eso no lo detuvo de acorralarla, y su espalda golpeó la pared detrás de ella. Levantó la mano hacia su rostro, y ella cerró los ojos, asustada. Ella tembló cuando sus dedos trazaron un camino desde su sien pasando por su mandíbula y cuello. Su cabello rubio estaba suelto. —¿En medio de la noche? —ella no le respondió sabiendo que él podía descifrar sus mentiras a través de sus palabras. Él se acercó más, lo que hizo que ella girara su rostro lejos de él y sus palabras vibraron en la piel de su cuello—, ¿fuiste a verlo, mi dulce niña?

ash_knight17 · Kỳ huyễn
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Pierna herida - Parte 2

Dịch giả: 549690339

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Cuando Madeline sintió que las manos de Calhoun levantaban ambas sus piernas para colocarlas sobre la superficie de la cama, no esperaba que él le subiera la enagua hasta la rodilla como si no fuese nada. Intentó detener su mano, pero había olvidado lo fuerte que era. Alejarlo era como lidiar con una roca.

—¿Cuándo te lastimaste? —le preguntó él, sus ojos se movían de la herida y luego la miraban. La sangre se había secado, razón por la cual no podía olerla. Sin olvidar la sangre del hombre que había sido derramada por sus propias manos lo cual hizo que no se diera cuenta de ello antes en el carruaje y en su habitación, —Habla —exigió él.

—En el laberinto —murmuró ella en un susurro—. Puedo cuidarme sola.

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