La guardia personal de Talia
Talia estaba abrumada.
—¿Estuvo bien decirles que somos compañeros? —le preguntó a Damon a través de su enlace mental privado.
—¿Por qué no estaría bien? —preguntó él a su vez.
—No lo sé. ¿No es demasiado pronto? —Pensaba que el problema con Marcy todavía era reciente, y el peligro proveniente del Alfa Edward era demasiado real, y ¿qué pasaría si este anuncio solo empeorara las cosas?
—Ahora sé que cometí un gran error, gatita —dijo Damon—. Se suponía que debía hacer esto el día que te traje aquí. Ahora deja de dudar y mira a nuestra gente que espera ansiosamente tu respuesta.
Talia se volvió para ver numerosas cabezas inclinadas hacia ella.
Ese movimiento de Talia permitió que Keith viera su cuello. Sus ojos centellearon con incredulidad y pena cuando vio una marca allí y rápidamente inclinó su cabeza. Tenía el puño tan apretado que sus nudillos se volvieron blancos, y esperaba que nadie notara lo conmovido que estaba.
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