Talia no podía creer la actitud despreocupada de Marcy.
—¿Crees que esto es un juego? —preguntó.
Marcy se encogió de hombros, indicando que no le importaba.
—Perdí todo. Un poco de arrastrarse no hará la diferencia —admitió.
—Mientras consigas lo que quieres, ¿verdad?
—Correcto —confirmó Marcy—. Entonces, dime qué quieres.
—Quiero que te marches de aquí.
—No sin mi dinero.
Talia estaba shockeada por lo descarada que era Marcy.
—¿TU dinero? ¿Por qué crees que tienes derecho a algún dinero? Deberías estar feliz de que te dejemos salir de aquí ilesa. Si Damon no hubiera hecho ese trato contigo, terminarías en una mazmorra —con otras mujeres que iban tras él sin ningún pudor.
Marcy puso una cara.
—Es fácil para ti hablar cuando Damon te respalda.
La ira de Talia creció. ¿Cómo se atreve Marcy a mencionar a Damon casualmente sin usar su título? ¿Acaso olvidó que Talia podría suprimirla fácilmente?
—¡Es el ALFA Damon para ti!
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