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En el que no fue más que un sueño
Haces demasiadas preguntas.
Nadie sabe lo que hace la bruja con los niños a los que se lleva. Nadie lo
pregunta. Y nosotros tampoco podemos, ¿no lo entiendes? Duele demasiado.
Vale. De acuerdo. Se los come. ¿Contenta?
No. No lo creo de verdad.
Mi madre me contó que la bruja se come su alma y que, a partir de
entonces, sus cuerpos desalmados vagan por la Tierra. Incapaces de vivir.
Incapaces de morir. Con la mirada perdida, inexpresivos, errando sin
rumbo. Pero yo no creo que sea verdad. Los habríamos visto, ¿no te parece?
Ya han pasado muchos años.
Mi abuela me contó que se los queda como esclavos. Que viven en las
catacumbas que hay debajo del castillo que tiene en el bosque y que son los
que operan sus máquinas de talar árboles y remueven sus pociones y la
obedecen de la mañana a la noche. Pero tampoco creo que sea verdad. Si lo
fuera, uno, al menos, habría escapado. A lo largo de todos estos años, habría
encontrado la manera de salir de allí y volver a casa. Así que no creo que los
tenga esclavizados.
La verdad es que no creo nada. No se le debería dar más vueltas.
A veces sueño con tu hermano. Tendría ahora dieciocho años. No,
diecinueve. Sueño con que tiene el pelo oscuro, la piel luminosa y ojos como
estrellas. Sueño con que cuando sonríe, la luz de su sonrisa se propaga a
muchos kilómetros. Anoche soñé que estaba esperando al lado de un árbol a
que pasara una chica. Y que la llamaba por su nombre y le daba la mano y le
latía el corazón con fuerza cuando la besaba.
¿Qué? No. No estoy llorando. ¿Por qué tendría que llorar? Qué tontería.
De todos modos, no fue más que un sueño.
He añadido etiqueta en este libro, añada "Gusta" en el cual para el soporte.
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