—Shawn cada día es más intimidante —dijo Kathleen mientras miraba el teléfono desconectado en su mano—. Un sentimiento inexplicable surgió en su corazón.
Viendo la expresión desconcertada en la cara de Kathleen, Ariel preguntó:
—Jefe, ¿es ese el presidente Hudson?
Kathleen le lanzó a Ariel una fría mirada.
—Lo siento, jefe —Ariel retrocedió rápidamente—. ¿Está listo el informe que te pedí que prepararas?
—Sí, jefe. Pero hay algunas discrepancias en la cuenta que me dieron.
—¿A qué te refieres? —Kathleen había seleccionado específicamente a las personas que había puesto a cargo del proyecto y, a partir de sus tratos anteriores, no había necesidad de dudar de su sinceridad—. El dinero que desembolsamos aún está intacto, no ha habido retiradas hasta ahora, sin embargo, el trabajo ha seguido en el lugar —informó Ariel.
La explicación de Ariel causó aún más desconcierto a Kathleen.
—Déjame echar un vistazo al informe financiero.
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