—Señorita, no debe pensar de esa manera. Si la señora no le tuviera cariño, no la habría salvado en primer lugar, y no le habrían servido su sopa medicada todos los días —dijo apresuradamente la Enfermera Li.
—Pero, ya no soy tan buena como antes... —lamentó Wei Qingwan, con una expresión dolorida.
—Señorita...
—Debería haber sabido que este día llegaría —murmuró Wei Qingwan.
—Señorita, debería relajarse y pensar en el lado positivo. ¿No le escribió el señor Qi? Él se preocupa mucho por usted. Con el señor Qi en quien confiar en el futuro, no hay necesidad de temer, ya sea la Prefectura Militar ahora o incluso la Residencia del Duque Leal y Justo en la Ciudad Capital en el futuro, no se atreverían a menospreciarla —aseguró la Enfermera Li.
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