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- ¿Te piensas rendir tan fácil? ¿Acaso esto es lo máximo que puedes hacer por alguien a quien amas?
En esa inmensa oscuridad que la consumía, Leeah escucho una voz, no sabía de donde venía, abrió los ojos y lo que la rodeaba era un campo lleno de flores rojas. Este lugar no era un sitio
desconocido, ella estuvo aquí antes con su familia y con él, se podría decir que este era el lugar más hermoso dentro de sus recuerdos.
En este lugar solo se podían ver flores rojas hasta donde alcanzaba la vista. Había muchos tipos de flores, pero todas eran rojas. Por ejemplo; Estaban las Anthurium, Orquídeas, Tulipanes, Las famosas Rosas, y muchos tipos más. Todas del mismo color. Era un mar rojo visto desde la distancia. Había una Brisa que las mecía levemente dando una imagen hermosa. Daba una sensación cálida y tranquila. Sería el mejor lugar para tomar una siesta y relajarse para liberar muchos problemas y cansancios.
-Si no haces nada ahora él se ira y no lo volverás a ver en mucho tiempo, o quizás nunca lo veas de nuevo.
La voz volvió a ser escuchada, era tan fría y sin emociones que causaría que la piel de uno se erice.
Leeah giraba para ver de dónde provenía la voz aquella. Pronto vio algo que estaba fuera de contexto en ese lugar.
Vio una Rosa, eso no sería extraño aquí si no fuera por su color y tamaño. A diferencia de su típico lindo color rojo o rosado. Esta Rosa era negra, tan negra como el fondo de un abismo, incluso daba la sensación de que se tragaba la luz de su alrededor. Otra cosa que destacar era su tamaño, era muy grande para ser un Rosa, media lo mismo que un adulto. A pesar de su color, sus pétalos se veían hermosos y delicados. O así lo veía Leeah.
Su tallo igualmente era extraño, no tenía las comunes espinas que representaban a una Rosa. El tallo parecía un cristal pulido. Libre de cualquier impureza, emanando una débil luz como si fuera una luna. La visión de Leeah solo se llenó de esta Rosa negra, el hermoso campo de flores rojas que la rodeaba simplemente ahora parecían un efecto para resaltar más la belleza de aquella Rosa negra.
Leeah, sin darse cuenta ya se había acercado lo suficiente como para tocarla. Si uno miraba el suelo, no habría ninguna rosa creciendo a un radio de 2 metros a su alrededor, incluso las más cercanas no se movían en absoluto incluso con la brisa que había. Como si temieran perturbar a la Rosa negra.
Leeah quien estaba encantada con esa flor, estiro su mano para tocarla, pero antes de que pudiera tocarla, la voz de antes volvió a escucharse, esta vez mucho más clara y cerca que antes.
- ¿Te piensas rendir tan fácil? ¿Acaso esto es lo máximo que puedes hacer por alguien a quien amas?
Fueron las mismas palabras que escucho la primera vez, con esa misma voz fría que congelaría los huesos de uno. Leeah dio un pequeño salto hacia atrás del susto, se dio cuenta que la voz venia de aquella flor. Leeah tímidamente la miro, esta vez sin atreverse a acercarse más.
- Mmm… ¿Dónde estoy?
Esas fueron las únicas palabras que pudo formular su mente confundida. No se le podría culpar. Hace apenas un segundo estaba corriendo bajo una fuerte lluvia, y ahora estaba en este lugar extraño pero conocido.
- ¿Qué piensas hacer si, Δ‰Ž¢ se va?
La voz le respondió con otra pregunta. Ángela se quedó confundía, pero luego se dio cuenta de lo que estaba haciendo hasta hace unos momentos. Sus ojos se oscurecieron y bajo la cabeza.
Comenzó a pensar en él, quería verlo, pero al final parece que no podrá. Tal vez sea mejor rendirse y dejarlo… tal vez puedan volver a verse después, si… es mejor rendirse. Leeah comenzó a pensar, pero cada vez que más pensaba, más sentía esa sensación dolorosa en su pecho.
_ZAND_
(Aquí Zand. Bueno aquí estamos otra vez con un capítulo de esta hermosa historia.
Esta vez en un lugar un tanto peculiar, pero parece que no está sola.
Espero disfruten la lectura y nos vemos en el próximo capítulo)
_Zand_