Feng Alix ha estado bajo muchos ataques desde hace algunas horas. Fue una suerte que no pudiera sostener su teléfono, de lo contrario, se habría desmayado varias veces.
Aun así, deseaba poder enfrentarse a Fu Hua porque en este momento, lo odiaba hasta los huesos, pero no podía arriesgar lo único que le quedaba, que era su vida.
Feng Alix pensó en exponer el hecho de que una vez salió con Fu Hua, y que él se casó sin terminar con ella cuando ella viajó por trabajo, pero su vida estaría en peligro, ya que aún quería vivir mucho tiempo y regresar.
La madre de Feng Alix ya le había advertido que se comportara y no causara más problemas de los que ya había causado a la empresa.
Cuando Fu Hua llegó a casa, ya era tarde. Las luces de la sala de estar ya estaban apagadas, así que tuvo que encenderlas.
Mientras avanzaba hacia la casa, se preguntaba si Jia Li ya estaría dormida, ya que las luces estaban apagadas y la casa estaba en silencio.
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