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la vida de la santa

Me llamó Cora, considerada la santa por los devotos y sacerdotes, Soy devota de las leyes de Dios el ser más puro y grande que cuida de la humanidad, mi sueño siempre fue algún día servir entre sus tropas a aquellos seres Divinos...

pero por ahora puedo contarles un poco de mi historia.

yo nunca tuve familia, pues desde siempre recuerdo haber vivido en casas de acogida nunca había sido un problema...

pero mi camino hacia lo divino comenzo a los 6 años y medio.

Yo vivía en un orfanato, donde nos educaban para saber lo que toda dama debía saber para crecer...

por ejemplo; lavar, trapear cocinar, etiqueta, obedecer...

Pero todos éramos felices después de todo aún teníamos la esperanza de ser adoptados, había de gente de todo tipo acudiendo a nuestro orfanato entre nobles y plebeyos, la mayoría de mis compañeros esperaban que alguien rico los adoptarán y mimaran, pero yo ya sabía que muchas veces los nobles no adoptarán para eso, sin embargo tampoco estaba feliz en el orfanato ya que nuestra educación era demasiado rigurosa y si nos oían jugar un castigo era lo que nos esperaba; la comida tampoco era buena y muchos estábamos desnutridos, sin embargo teniamos que ocultarlo con una sonrisa cuando los nobles venian a adoptar, solo quería que una familia buena me adoptarán... no importa si no tenían recursos estaría feliz de ayudar, pero era un sueño tonto ya que la mayoría de gente que podía adoptar tendría que tener dinero...

Un día por casualidad habría escuchado al decano y hablar con una persona mi infantil curiosidad me vencio y escuche a escondidas sabía que ellos tenían ciertos negocios con los nobles ya que cada que se llevaban a alguien pagaban al decano, en esa edad no pude reconocer si esto era bueno o malo, pero si sabía que sin duda hablar traería mi perdición si decidía encaminarme y saber más, entonces decidí ignorar aquellas palabras que habría escuchado, después de todo eso no me incumbía o eso pense.

Pasaron meses y más consiente de esta situación, vi desaparecer a muchas de mis compañeras. Las primeras fueron las mayores, pero poco a poco empezaron a disminuir hasta las más pequeñas. Tenía miedo...

Sabía que pronto sería mi turno, todas las noches con miedo oraba por mi, por mis compañeras que estaban y por las que faltaban, por que sabría que si había un dios al que acudir tenía fe que las mantendría a salvo, aun que también trate de calmarme y pensar que quizá... ellas habían ido con alguna familia amorosa; faltaba poco para cumplir mis 7 años y sabia que la mirada del decano se había puesto en mi; ya que nisiquiera ahora era presentada a los nobles que venían a adoptar.

Una noche de sueño estaba parada en un campo de flores blancas muy hermosas en un paisaje que nunca podría encontrar al despertar con un cielo azul sin ninguna nube que se pudiera encontrar , senti el sol rozar mi piel era cálido y brillante a pesar de que solo fuese un sueño fue demasiado vivido, entonces lo vi ahí parecía que tratara de una persona pero extendían un aura demasiado brillante y acogedora, solamente pude cerrar los ojos pues el dorado que lo rodeaba era tan brillante como el sol cuando lo ves en directo, entonces sentí que se comenzó a acercar trate de mantener mis ojos los más abiertos posibles, pero se me hizo imposible y entonces solo pude cerrar mis ojos con impotencia esperando a que aquel ser Celestial me dijera algo, y en efecto solo dijo unas palabras:

- ¡Despierta vienen por ti!

Fue entonces cuando empece a sentir el frío de la noche golpeando mi ser y haciéndome recuerdo que no tenía aquella calidez; moviendo mis ojitos con decepción solo pude pensar en que quería aquel calor de nuevo quería abrazar a ese ser con todo mi ser...

Entonces oí pasos que se venían en dirección a la habitación y reaccione, era como cuando ellas desaparecían...

me escondí dentro aquel jarrón grande en donde mis hermanas almacenaban la orina que desecharían al día siguiente fue asqueroso, pero fue el mejor lugar que tenía mi tamaño y me hice bolita.

Después de lo que sería largos y pesados minutos, entraron dos hombres riendo suavemente pero me erizo los pelos, y caminaron suavemente a mi litrera; fue cuando notaron que no estaba.

Normalmente habría fingido dormir y esperar a que ellos se fueran junto con mis compañeras, pero... esa calidez que me había brindado ese ser; me hizo confiar en sus palabras, mejor esconderse por hoy...

y no fallo porque después de que mi presencia se viera ausente empezaron a buscar y preguntar a mis compañeras, todas temblaban del miedo, pero nadie sabía donde estaba, fue cuando las instaron en que despertaran a los demás y me buscarán mientras estos buscarían aquí.

Todas salieron pues no querían meterse en problemas, pero en aquellas acciones yo solo pude temblar y rezar por que no me encontraran, aun que en mi mente pensaba:

-¿por qué me buscarían?, ¿tenía que ver con la desaparición de mis compañeras?, ¿si querían llevarme porque tendría que ser yo?

Me abordaban cada duda, pero también sabía que si me atrapaban sería mi fin.

Fue cuando escuche que empezaron a buscar en la habitación, escuchaba claramente colchones y camas siendo movidas como también sonaban las mediciones que ellos decían:

-¿dónde esta esa mocosa!, se suponía que el Señor llega hoy a las 12 a recogerla.

-mmm~ muy cierto pero... ¿No es raro? Se supone que esa mercancía tenía dueño.

-ya losé, pero no podemos hacer nada, ya que él tiene más poder y ahora que la quiere no podemos hacer nada.

-tch, solo se puede culpar a esa mocosa por mostrarse bonita; aún que... ¿No debería crecer más?

-¡Callate y solo has tu trabajo!, si el señor se entera de que no esta la mocosa, puedes rezar que te mantenga con vida.

Era una conversación muy espeluznante y más porque sabía que venían por mí y que no era para algo bueno exactamente...

Quería llorar, el olor era insoportable y sentía como mi ropa estaba empapada con la orina de compañeras; tenia ganas de vomitar, pero me aguanté porque tenía que planear como salir de aquí.

Fue cuando oí pasos hacia donde me encontraba y sentí un miedo que me rodeaba, pero únicamente pude cerrar los ojos, y decir con decepción en mi mente:

-¡Me van a encontrar!

Mientras las lágrimas empezaban a bajar por mis ojos.