Todo sucedió tal y como lo había predicho Nuevefuegos. A mil kilómetros a la distancia había una pantalla flotando en medio del aire, sobre las cuales estaban cuatro figuras mirando hacia abajo. De pronto, un rayo de luz se elevó por los cielos: sobre un gran espada, se encontraba de pie un hombre musculoso con armadura cuya piel brillaba con un tenue color azul. Ahí, flotando en medio del aire, parecía un Dios Demonio.
—Mis estimados discípulos —dijo el hombre con cara de satisfacción—. He terminado con mis investigaciones: hay una gran cantidad de minerales elementales bajo tierra entre los que se encuentran piedras elementales de alta calidad. Es una veta realmente rica de minerales elementales.
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