``` La historia de un hombre que trae la muerte y una chica que la niega. ---- En la montaña embrujada del reino, dicen que vivía una bruja. Ella nació princesa. Pero incluso antes de su nacimiento, el sacerdote la declaró maldita y exigió su muerte. Envenenaron a la madre para matar al bebé antes de que diese a luz, pero el bebé nació de la madre muerta —una niña maldita. Una y otra vez, intentaron matar al bebé pero ella milagrosamente sobrevivió cada intento. Dándose por vencidos, la abandonaron en la montaña embrujada para que muriera pero ella aún sobrevivió en esa tierra estéril —una bruja. —¿Por qué no muere? Años más tarde, la gente finalmente se hartó de la bruja y decidió quemar la montaña. Pero el Diablo llegó en su rescate y la llevó consigo de aquel lugar en llamas, porque morir no era su destino ni siquiera entonces. Draven Amaris. El Dragón Negro, que gobernaba sobre los seres sobrenaturales, el Diablo con quien nadie deseaba cruzarse en su camino. Odiaba a los humanos pero esta determinada chica humana lo atraía hacia ella cada vez que estaba en peligro. —¿Es realmente humana? Él se llevó a la humana con él y nombró a esta misteriosamente tenaz chica “Ember”, un pedazo de carbón ardiente en un fuego moribundo. Un alma manchada de venganza y la oscuridad del infierno, se levantaría de las cenizas y cumpliría su revancha. ------ Este es el segundo libro de la serie de Los Diablos y Las Brujas. El primer libro es - La hija de la bruja y el hijo del diablo. Ambos libros están conectados entre sí, pero puedes leerlos de manera independiente. ```
—Señorita, ¿está bien? —preguntó Helia, preocupada al ver a su alumna jadeando por aire como si hubiera realizado trabajo manual—. ¿Ocurrió algo mal? ¿Viste tu núcleo?
Ember negó con la cabeza, avergonzada. No se atrevía a mirar a su maestra a los ojos.
—Entonces, ¿qué pasó? Algo debió haber salido mal para que reacciones así.
—Yo-Yo… Simplemente me esforcé demasiado. No quería decepcionarte...
—No te preocupes por decepcionarme, Señorita —aseguró Helia, sin saber exactamente qué le había pasado a su alumna. Todo lo que veía era la cara completamente roja de Ember y se preguntaba si algo había ido mal con su poder—. Está bien tomarlo con calma. No tenemos prisa, y lo que queremos es que entiendas tu propio poder. Por favor, intenta no estar tan consciente de ti misma. Necesitas estar tranquila. ¿Hmm, deberíamos tomar un descanso primero?
—Yo... sí, lo siento... necesito algo de tiempo... —murmuró Ember débilmente y se alejó del centro del campo de entrenamiento.
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