``` La historia de un hombre que trae la muerte y una chica que la niega. ---- En la montaña embrujada del reino, dicen que vivía una bruja. Ella nació princesa. Pero incluso antes de su nacimiento, el sacerdote la declaró maldita y exigió su muerte. Envenenaron a la madre para matar al bebé antes de que diese a luz, pero el bebé nació de la madre muerta —una niña maldita. Una y otra vez, intentaron matar al bebé pero ella milagrosamente sobrevivió cada intento. Dándose por vencidos, la abandonaron en la montaña embrujada para que muriera pero ella aún sobrevivió en esa tierra estéril —una bruja. —¿Por qué no muere? Años más tarde, la gente finalmente se hartó de la bruja y decidió quemar la montaña. Pero el Diablo llegó en su rescate y la llevó consigo de aquel lugar en llamas, porque morir no era su destino ni siquiera entonces. Draven Amaris. El Dragón Negro, que gobernaba sobre los seres sobrenaturales, el Diablo con quien nadie deseaba cruzarse en su camino. Odiaba a los humanos pero esta determinada chica humana lo atraía hacia ella cada vez que estaba en peligro. —¿Es realmente humana? Él se llevó a la humana con él y nombró a esta misteriosamente tenaz chica “Ember”, un pedazo de carbón ardiente en un fuego moribundo. Un alma manchada de venganza y la oscuridad del infierno, se levantaría de las cenizas y cumpliría su revancha. ------ Este es el segundo libro de la serie de Los Diablos y Las Brujas. El primer libro es - La hija de la bruja y el hijo del diablo. Ambos libros están conectados entre sí, pero puedes leerlos de manera independiente. ```
Justo cuando volvían a la cámara principal, los tres escucharon que alguien tocaba a la puerta, y Yula entró en la habitación con una sonrisa preocupada. Después de escuchar que Ember estaba despierta de parte de los otros sirvientes, se apresuró a terminar lo que estaba haciendo para verla y revisar su cuerpo. Se sentía inquieta por Ember; después de todo, era la primera vez que un delicado humano se convertía en compañera de una bestia divina. Para Ember, no era una bestia divina cualquiera sino un Dragón.
—¿Cómo te sientes, señorita? —preguntó Yula.
—Me siento mejor ahora —respondió Ember mientras caminaba lentamente hacia la cama.
Aunque ya no necesitaba el apoyo de sus sirvientes para caminar, Yula podía ver su lucha. Su débil cuerpo humano debe estar teniendo dificultades.
—Señorita, he preparado algunas hierbas para ti que te ayudarán a recuperar tu fuerza y no sentirás esta debilidad.
—Gracias, Yula —replicó Ember mientras continuaba dando sus pasos lentos.
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