En la foto estaba su esposa.
Sin embargo, su esposa, que debería haber estado en casa, tenía los ojos fuertemente cerrados. Estaba atada con cuerdas y, a juzgar por el fondo, parecía estar metida dentro del maletero de un coche.
Aún llevaba la ropa que tenía puesta cuando lo había despedido por la mañana.
¿Quién podría haber secuestrado a Xiao Jun?
Justo cuando el director se sentía ansioso e inquieto, sonó su teléfono.
Un número desconocido.
Sin dudarlo, el director contestó.
—¿Quién eres? ¿Qué rencor tienes contra mí que hayas elegido a mi esposa? ¿Por qué la secuestraste?
No tenía idea de quién podría haber ofendido. Pero Xiao Jun, su esposa, era absolutamente incapaz de hacer enemigos.
Era bondadosa, amigable y nunca se involucraba en peleas o conflictos.
¡Así que tenía que ser por él!
Al otro lado del teléfono, la voz siniestra de un hombre dijo:
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