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Equilibrio Perdido

"Que es esto..." Hablar

'Es el Kirroi Senko (Destello amarillo)' pensamiento

Raiton: Ryu no Yari!" técnica 

"Estúpido humano" Hablar demonio

'Inmundos seres' pensamiento demonio

Era un escenario de asombrosa hermosura, adornado por majestuosas montañas y serenos lagos. La vegetación exuberante y la variada fauna que poblaba aquel lugar formaban una sinfonía de vida. No obstante, la presencia humana, con su carga destructiva, también se hacía evidente. Los seres humanos, en su afán, devastaban la exquisita vegetación, transformando lo que alguna vez fue un paraíso en un teatro de guerra.

Katon: Ryuka no Jutsu!" Una deslumbrante llamarada de fuego se materializó en forma de un dragón ígneo que descendió sobre un grupo de personas que huían desesperadamente de los invasores. Lamentablemente, se trataba de civiles desprotegidos enfrentándose a shinobi's altamente entrenados, lo que evidenciaba una batalla notablemente desigual.

"¡Señor!" El individuo que invocó el dragón de fuego apenas tuvo tiempo de reaccionar al ver un kunai dirigirse hacia él. Inesperadamente, un enigmático individuo surgió de la nada, decapitándolo instantáneamente. "Hiraishin: Shunshin no Jutsu". Nuevamente, el enigmático individuo desapareció, reapareciendo detrás de otro shinobi al que apuñaló mientras formaba una esfera de energía en su mano. "¡Rasengan!"

Este individuo no era otro que Namikaze Minato, quien se creía que había perecido en el ataque del Kyubi, atravesado por las garras de la Bestia de Nueve Colas. Incluso se decía que había empleado la prohibida técnica Shiki Fujin para sellar su alma a cambio de un deseo.

Paradójicamente, aquellos que perecieron durante el ataque del Kyubi resurgieron de manera inexplicable. No solo en Konoha, sino en todas las aldeas, los difuntos volvían a la vida. Inicialmente, se sospechaba que alguien utilizaba la técnica Edo Tensei o algo similar, pero pronto quedó claro que no era así. Los seres resucitados podían perecer de nuevo, pero se desvanecían sin dejar rastro, un fenómeno desconcertante que desafiaba las leyes de la vida y la muerte.

La inmortalidad se propagó entre los shinobi's; aquellos con una fuerte voluntad podían seguir luchando incluso después de sufrir lesiones mortales. Lograban regenerar extremidades y órganos perdidos, desafiando cualquier noción convencional de la muerte.

Minato, sin embargo, resultaba ser un caso enigmático. A pesar de derrotar a innumerables enemigos, estos volvían a la vida una y otra vez. La muerte parecía haber perdido su significado, y los años transcurrían sin que nadie pudiera hallar una solución a este fenómeno.

Finalmente, se descubrió que aquellos con una voluntad firme podían continuar luchando, regenerando cualquier extremidad u órgano perdido. Los shinobi's se volvieron inmortales, aunque esta inmortalidad no estaba exenta de sufrimiento. Algunos se deleitaban sembrando el terror, mientras que otros se dedicaban a cazar a aquellos que causaban estragos, perpetuando una lucha interminable.

Minato, ahora líder de la aldea, tenía bajo su mando a un grupo de shinobi's que habían estado causando estragos. A pesar de los años, la masacre seguía siendo un recuerdo constante.

"…Hokage-sama, el perímetro ha sido aniquilado". Minato no podía calcular cuántas veces había presenciado tal escena. Suspiró, deseando tener más tiempo con su hijo, pero la responsabilidad lo llamaba.

"Perfecto, ahora debes dirigirte al norte. Se han avistado personas pidiendo ayuda". Minato susurró una técnica y desapareció, dejando atrás la tragedia en el campo de batalla.

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"¡Ah! ¡Cuidado, Naru-chan!" Exclamó la niñera con pánico al observar cómo el bebé escalaba un árbol con facilidad.

"¡Uaa!" Gritó el pequeño Naru-chan, acompañado por una joven contratada para cuidarlo. La niñera, Yuma, era una civil afortunada acogida por la matriarca Uzumaki. Cuidar a un bebé a su edad suponía un desafío, pero lo hacía para enorgullecer a la mujer que la había rescatado.

"¡Uma!" Despertada de sus pensamientos, Yuma vio al bebé a su lado con una mirada preocupada. Dejó de lado sus reflexiones y tranquilizó al pequeño: "No es nada, Naru-chan. Solo estaba reflexionando".

Naruto la miró y se pegó mentalmente a ella. Apenas podía entenderla, pero expresaba su afecto de manera clara. "Bueno, es hora de continuar. No he olvidado nuestras responsabilidades", dijo Yuma, viendo cómo la expresión del niño pasaba de cansada a quejumbrosa. Rió ante la situación; aunque Naruto apenas podía hablar, sabía expresarse bastante bien.

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Anhelaba que esos momentos nunca concluyeran, deseaba disfrutar de la felicidad de estar con ellos. Quería abrazar al niño y escuchar sus risas. Amaba tanto a Naruto que él era su todo. El amor que llenaba su hogar y su vida la hacía desear que esos momentos nunca se desvanecieran.

"N-Narush sha-an", la voz apenas audible se mezclaba con los escombros que la rodeaban. Su cuerpo estaba atrapado, y no sentía la parte inferior. "Esh tagh bi- tos". Una tos seca interrumpió sus palabras. No podía permitir que la inconsciencia la envolviera; le había prometido a Kushina que cuidaría de su hijo pase lo que pase. Escuchó el llanto de Naruto, asegurándose de que aún estuviera vivo. "Bien, al menos estás vivo", pensó, pero deseaba más tiempo en ese ritmo de felicidad. "¡Uma!" El grito del niño la despertó; por poco deja al pequeño solo en ese lugar.

"Eh, na-chan, ¿estás… bien?" Yuma respiraba pesadamente, sintiendo que su corazón se detenía por momentos. "N… no tienes ningún daño, ¿verdad? Si eso sucediera, no podría perdonármelo".

"¡Pero, Uma, tu cuerpo!" Naruto sollozó; esto no podía ser un mal sueño, pero no quería que fuera realidad. "Tranquilo, Na…ru", hubo un silencio profundo. Pensó que Yuma le estaba gastando una broma, pero esto no tenía nada de divertido. "¡Uma! ¡UMA! ¡YUMA!" Ante el grito desgarrador, Naruto observó mejor el cuerpo de Yuma. Sus ojos estaban apagados, esa luz que solía irradiar había desaparecido. "Uma, ¿estás… ahí?" Solo pudo sollozar al ver el cuerpo inerte de la que la cuidó cuando era un bebé.

En su pequeño corazón, juró venganza por aquel que causó la muerte de su hermana mayor.

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Han pasado años desde aquel incidente. Se descubrió que el desastre natural que mató a civiles y dejó sobrevivientes, incluido un niño, fue obra de la misma naturaleza. Ese niño resultó ser el hijo de Namikaze Minato.

Naruto Namikaze Uzumaki, hijo de dos leyendas vivientes.

Esta es su historia, de cómo un ser resultó en algo digno de ser una deidad.

Fin de capítulo.