webnovel

Fate/Hierro en plata

Fue solo curiosidad que se extendió a cada año. Una figura que todos conocían, pero de la que nadie hablaba. Un conocido, un extraño, un amigo o un desconocido. Nada importaba ahora, sólo deseaba poder comprender que había debajo de esa red que no parecía pensante. Ella no buscaba una luz guía. Ella buscaba ser esa luz.

ReydePicas · Tranh châm biếm
Không đủ số lượng người đọc
12 Chs

Ser

"Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que he escrito en mi diario."

"Oh, lo había olvidado, hoy es el 07 de marzo del 2013, las cosas que han pasado en los últimos meses han sido una total locura, no puedo aún creer todo lo que he vivido y lo que ha pasado en ese lapso de tiempo."

"El mundo sigue en ruinas, no puedo reconstruir incluso con mí influencia todo el daño que se generó en tan poco tiempo... solo deseo poder darle a los que perdieron algo una razón para seguir, algo para que puedan volver a ponerse de pie, que puedan vivir esta vida que se les ha otorgado"

Olga Marie hizo un pequeño quejido cuando un dolor de cabeza de golpe le llegó de la nada, tan rápido como vino aquel dolor desapareció dejando solo la sensación fantasma de aquello.

"Los dolores de cabeza siguen en aumento, el doctor Romani mencionó que esto es normal, una persona que estuvo en mí situación es un milagro mismo que pueda moverme como puedo y que pueda poseer todos mis recuerdos."

"Recuerdos..."

"Es una palabra que no sé cómo dejarla al final, puedo recordar el momento en que el Shirou me lo contó... el cómo se sinceró en su muerte y me dijo que mató a padre"

Olga Marie miró la hoja con tinta unos instantes antes de dar un suspiro y seguir.

"Al principio después de dejarlo no lo creí, de tantas cosas que pasaron en esos días no pude creer lo que escuché, pero incluso así, estoy feliz de la decisión que tomé de darle aquel collar para evitar su muerte, sin Shirou yo... no sabría en que me habría convertido, pero ahora sé que solo existe una persona en la que puedo creer con toda mi voluntad."

"Shirou me juró que no importa que, no me traicionará, me enteré después de parte del Doctor Romani lo que pasó con Shirou antes de que despierte, un contrato... el idiota hizo un contrato con el mundo sin consultarme, si él hubiera muerto ese día entonces ahora estaría trabajando haciendo quien sabe que cosas, pero estoy feliz de que esté a mí lado, buscaré la forma en la que se rompa el contrato, no hay manera en que deje que ese idiota se vaya ahora."

"Ahora que escribo sobre ese idiota... tengo que admitirlo, pensé que habría algún desliz con su identidad, pero ni siquiera se quita la máscara en Chaldea, tampoco en su cuarto, creo que él único lugar que piensa que está seguro es mi habitación y la oficina, yo... no puedo decir nada sobre eso, sé que sus pesadillas solo han empeorado desde que volvimos."

Olga Marie dudó en seguir escribiendo. Ya había pasado mucho tiempo desde la última vez que escribió en su diario, por lo que esto no era algo lo que se hubiera quedado cómoda, se sintió incomoda después de volver a escribir sus pensamientos luego de tanto tiempo.

"Sigue hablando de personas que el conoció pero que ya no están, no sé cómo ayudarlo, quiero estar ahí, sé que no soy un remplazo, lo sé mejor que nadie, porque Shirou rompió tantos de sus códigos que usa por mí que entiendo que no importa si él sufre en pensar en alguien más."

"Sé que soy importante para él, mucho más de lo que yo misma puedo calcular, solo no sé que tanto soy y que es lo que hará por mí en el peor de los casos."

"Solo espero poder ayudarlo para viva feliz, ya ha caminado por el infierno por demasiado tiempo, solo quiero ayudarlo, ser una guía, algo lo cual pueda ver y decir que tiene que seguir ese camino."

"Solo deseo poder ayudarlo y estar a su lado para que no caiga en lo más profundo una vez más, incluso cuando nadie lo recuerda, incluso si el mundo nunca lo reconocerá como un salvador... todo eso no importa."

"Él es mi héroe después de todo."

...

Shirou no sabía que decir ante la vista que tenía en frente, cada momento, cada segundo.

Se sintió culpable.

Alzó una mano, una mano enguantada en aquella armadura negra que era símbolo de la guardia privada de Olga Marie. Desde el incidente en el que Olga Marie cayó enferma, ya no había pisado el mundo exterior, la última vez que salió fue para ver a la reina de la torre, más allá de eso no había salido de Chaldea.

Toda la milicia personal de Olga Marie vestía lo mismo, el conjunto negro largo, el abrigo que cubría la armadura negra y las botas de metal que estaban revestidas también con aquel acero preciado.

El mundo se convirtió en un caos solo por la producción de este acero, el arco negro que era el arma que le entregaron en la guerra tuvo que ser reemplazado por una lanza larga de doble filo del mismo material.

Shirou alzó una mano y miró la palma cubierta por el guante, pensando que incluso la armadura estaba preparada para la pelea con lanzas antes del uso de armas de fuego o en su defecto... un arco, pero no quitaba que se sintiera incomodo, el hecho de portar una lanza significaba que estaba ocultando su ser.

Que estaba negando su realidad.

Shirou sintió que faltaba un arco o una espada, pero solo podía completar aquello con la lanza negra que le dieron.

¿Quizá esto era lo que sintió al mismo tiempo Archer?

El deseo de portar un arma que le diera la sensación de que estaba haciendo algo que de verdad valía la pena.

Un propósito.

Había dado su vida para salvar a los demás, en ayudar a todos y darles lo más cercano a una salvación, peor incluso si llegó hasta el final, el último momento de su vida en la tierra y su estadía con los vivos.

El guante de Shirou se apretó con fuerza cuando pensó en ello.

Un vacío enorme se apoderó de su cabeza y su cuerpo cuando contempló aquella mano vacía, una mano que no tenía nada.

Porque no estaba destinada a sostener algo.

―Sigues siendo el mismo ―Shirou se giró, pero no encontró de dónde venía la voz.

Era mejor así, el no saber nada era mejor que saber qué era lo que pasaba, sabía que conocía esa voz, pero no podía decir de quien era. Shirou lo sabía, conocía aquella voz, sabía que era alguien preciado, ¿pero por qué no podía visualizar el rostro de esa persona?

Una pequeña alarma sonó haciendo que se quedara quieto, Shirou movió su mano a uno de los bolsillos de su traje y vio la alarma.

Ah...

Un jadeo de cansancio se dio cuando el hombre cayó en cuenta porque había comenzado a escuchar aquella voz una vez más.

Era la hora.

Caminando hasta la pared Shirou se recostó contra esta y metió su mano dentro de su abrigo y sacó una pequeña botella de pastillas, el hombre lo miró unos instantes, aquella botella y aquella medicina se supone que era para olvidar lo que lo estaba dejando en su estado actual, el doctor Romani se lo recomendó, Shirou lo sintió.

Lucidez.

Después de mucho tiempo había logrado estar al tanto del mundo y no escuchar voces de quejas por todo lo que hacía, pero eso solo era temporal.

No importaba si tomara o no las pastillas, los recuerdos no paraban de llegar a su cabeza, en los únicos instantes en los que se olvidaba de lo que estaba haciendo y su responsabilidad perdida era cuando estaba al lado de Olga Marie.

Se sintió bien.

Shirou alzó su mano y movió la máscara hasta que solo dejó su boca libre para meter las pastillas.

― ¿De verdad quieres olvidarnos Onii-chan? ―la mano de Shirou se detuvo en seco y miró hacia adelante y vio a Illya quien le sostenía la mano casi como rogando que no tomara aquello―, no... no quiero que sean olvidadas.

―Entonces... ¿por qué buscas dejar el pasado atrás Onii-chan? ―Illya se sentó al lado de Shirou, el hombre estaba incrédulo de ver a su hermana, su amada hermana.

La hermana que el mató con sus propias manos por piedad.

―Tengo que seguir... tengo que cuidar del mundo...

― ¿Pero no estás solo holgazaneando en este lugar?, no es propio de ti quedarte en un lugar ―Illya llevó una mano a su mentón y pensó en eso.

―He estado cuidando de Marie-san, no puedo dejarla, no ahora, ella hizo tanto por mí...

― ¿Y no lo ha hecho la humanidad también?

―...

―Te paraste encima de todos los demás para sobrevivir aquella vez, buscaste la sonrisa de Kiritsugu pero no la conseguiste, ¿no crees que significa que aún le debes a la humanidad?

―Illya... yo...

―No debiste dejar de lado el contrato con Alaya.

Shirou lo sabía, sabía bien aquello, sabía que no debió haber dejado el contrato de Alaya, incluso si fue algo que se extendió ahora mismo de manera momentánea, aún estaba el hecho de que debía responder a ella al final.

Lo único que hizo fue ganar tiempo en vida para cuidar a Olga Marie, pero... ¿realmente estaba bien lo que estaba haciendo?

La capsula con pastillas cayó al suelo y rodó hasta chocar con algo. Shirou intentó ponerse de pie y caminar hasta las pastillas, pero su cuerpo no respondió.

No, no es que no respondiera.

Illya lo estaba abrazando.

No quería que se moviera.

―No nos olvides, lo recuerdas, ¿verdad? ―Illya habló mientras que apoyó su cabeza en el hombro de Shirou. La mano de Shirou apretó el revestimiento de metal de la pared y hundió sus dedos en el metal y dentro del concentro como si de espuma se tratase.

Intentó ponerse de pie.

Shirou no quería.

Alguien llamaba.

¿Debía extender la mano?

Illya aflojó el agarre.

¿Era lo correcto?

Él...

― ¿Capitán? ―Shirou cayó de rodillas con las manos en el suelo cuando una voz hizo que volviera en sí. Miró hacia el frente y vio a Mash, aquella chica de cabello lavanda claro que estaba con el contenedor de las pastillas en su mano―, ¿Cuántas... necesita...?

Mash habló con duda, sintió miedo absoluto siempre que veía al capitán y dirigente general de toda la fuerza de Chaldea. Más la joven cuando vio al hombre tan derrotado y humillado mientras que luchaba por alcanzar aquellas pastillas que rodaron hasta sus pies...

―Mash... ―el susurro del hombre fue suave mientras que extendió con lentitud su mano pidiendo las pastillas. Mash lo entendió, sacó un y se la puso en la mano al hombre ante ella y vio como la tragó sin dudar, pero después de eso solo se quedó recostado contra la pared.

Mash miró la mandíbula del hombre, la tez era oscura y había pequeños rastros de cortes, pero solo eso era visible en el rostro que hasta ahora nadie había visto a excepción de la misma directora de Chaldea.

― ¿Se encuentra bien? ―Shirou sonrió cuando escuchó la voz preocupada de Mash, el mismo sabía que la joven le tenía un pequeño miedo y que no estaba del todo cómoda hablándole, pero ahí estaba ella.

Incluso en su miedo parada a su lado preguntando si él estaba bien. Shirou solo podía aplaudir y sentir ganas de darle unas palmaditas en la cabeza ante tal predisposición. Mash había crecido de maravilla, tenía que aplaudir a Romani porque sabía que fue él doctor quien prácticamente crio a la joven ante él.

―Estoy bien ―Shirou movió su mano y bajó la máscara, el sonido del metal chocando cuando se ajustó a su rostro junto con el pequeño vapor al cambio de temperatura interna que se ajustó hizo que Mash mirara con interés aquello.

De entre todos los guardias de Olga Marie, solo el capitán o comandante como era llamado por algunos, era el único que no mostraba su rostro o que siempre andaba con la máscara puesta, lo normal en la instalación era encontrar a los miembros con el casco o máscara abajo.

― ¿Estás curiosa por mí rostro? ―Mash se sobre saltó cuando la broma y voz jovial sonó de golpe. Vio como el hombre se puso de pie y sintió como la diferencia de tamaño era casi abismal entre ella y la persona ante él.

―Yo...

―No te pongas así, solo fue un comentario ―una suave risa se escuchó detrás de la máscara. Mash miró con interés al hombre parecía tranquilo―, mi rostro no es nada hermoso, es por eso que opto por dejarme la máscara.

― ¿Pero no se la quita frente a la directora? ―Mash abrió los ojos por reflejo ante el miedo del desliz y su tono tan simple y carente de respeto.

La suave risa del hombre la tranquilizó una vez más.

―No necesitas estar tan tensa a mí lado ―Shirou agradecía que la joven ante él no supiera quien era, después de todo Mash lo evitó hasta más no poder por su pasado y su relación anterior con Marisbury por los experimentos que se llevaron a cabo incluso bajo su supervisión.

Mash recordaba el rostro de Emiya Shirou como uno de los tantos rostros que miraban con indiferencia a ella y los demás niños morir, fue por eso que la joven no tuvo la intensión de hablar con Shirou.

Ahora sin saber quién era la persona en frente y con la amistosa reacción que recibió, Mash sintió que podía estar un poco más cerca del jefe de seguridad de Chaldea, al menos no tendría que evitarlo.

―Lo siento...

―No hace falta que te disculpes, mira, te agradezco lo que hiciste, necesitaba tomar eso, ahora estoy mejor ―la voz animada del hombre hizo que Mash asintiera rápidamente―. Bien, sobre porque me quito la máscara frente a la directora... digamos que a ella no le gusta que hable con la máscara puesta.

Fue una broma.

Para Shirou aquellas palabras finales fueron una broma. Pero la reacción de Mash no fue la esperó al ver como ella se tensó y miró el suelo como si se sintiera molesta por algo.

―Eso es muy cruel... ―Mash comentó de la nada―, si usted no desea mostrar su rostro que le obliguen a hacer tal cosa-

―No lo mal entiendas ―Shirou alzó su mano y palmeó un par de veces la cabeza de la joven ante él quien se sorprendió ante la reacción―. Si es ella no tengo problemas que me vea la cara, además, sé que la perspectiva general de la directora no es muy buena, pero créeme, ella es mucho más amable y dulce de lo que todos creen.

Mash se quedó callada pensando en las palabras del hombre. Amable y dulce no era algo que alguien pudiera poner como adjetivo para Olga Marie Animusphere, no, aquellas palabras no iban ni de asomo cercanas a aquella mujer fría que podría descartar a una persona por un error con una naturalidad tan simple.

― ¿Es así? ―aquello fue lo único que se le ocurrió decir a Mash.

―Eres muy amable preocupándote por alguien como yo ―Shirou comentó sonriendo bajo la máscara y bajando su mano de la cabeza de Mash quien alzó las manos y tocó su cabello deshornado―, pero no es necesario que te preocupes por mí.

― ¿Pero no es bueno preocuparse por los demás? ―Shirou se quedó en silencio unos instantes antes de dar un sonido de unanimidad ante el pensamiento de la joven.

De verdad Mash había crecido como una buena persona, caritativa y dulce, pero... Shirou sabía que no era necesario.

―Está bien tener eso en mente, pero hay personas que no necesitan ser consideradas como iguales, soy una muy mala persona ―la voz y actuar del hombre no correspondía con las palabras que estaba soltando, eso fue lo que Mash pensó cuando escuchó lo que dijo aquella figura cubierta ante ella.

―Usted no parece esa clase de persona... además el doctor Romani confía mucho en usted, y sí el confía en usted eso significa que no puede ser una mala persona.

― ¿No se aplicaría lo mismo para la directora entonces? ―Shirou jugó un poco con Mash quien dudó.

―Eso...

―No lo pienses mucho, todos cargan con sus acciones, yo no necesito que alguien se preocupe por mí, soy fuerte, y es por eso que no puedo hacer que los demás se preocupen por mí.

― ¿Entonces usted es el más fuerte?

Un pensamiento infantil.

Aquello fue lo que Shirou pensó ante las palabras de Mash. Más en aquel pensar tan simplista e infantil iba una confianza y una ceguera ante la realidad y una vista distorsionada de esta.

―Hay muchas personas fuertes en el mundo, pero para evitar que los demás se preocupen por mí intento ser el más fuerte de todos ―incluso si Mash no podía ver la sonrisa de Shirou, ella sintió como el hombre estaba sonriendo.

Mash sonrió y se rió un poco ante aquellas palabras dadas por el hombre.

―Parece que tiene un peso mucho más grande lo que pensé ―Mash soltó aquello con una suave risa mirando al hombre de pie ante ella―, pero viendo lo que pasó hace unos minutos, por favor, no se sobre esfuerce.

―Lo sé, sé que no necesito esforzarme así, pero también sé que si no lo hago entonces nadie lo hará, ¿no es curioso?

― ¿Curioso? ―Mash no entendió.

―La voluntad humana a seguir adelante incluso ante lo peor, aún eres joven y el proyecto en el que participaste fue solo un escalón, un intento de seguir adelante, no eres un monstruo o algo que no sea humano, Mash es Mash ―Shirou le desordenó una vez más el cabello a la joven quien se avergonzó ante aquella acción.

―Yo...

―Solo intenta seguir pensando como lo haces ahora, ¿sí?, llegarás lejos con esa mentalidad, tienes la madera para ser un verdadero héroe ―Shirou comentó con soltura y con un intento interno de expiarse a sí mismo por haber dejado que aquel experimento en el pasado se dejase llevar a cabo.

Esto solo fue egoísmo puro el intentar dar palabras dulces a alguien como Mash. Por más sinceras que fuera sus palabras, Shirou los sabía, lo que decía era solo para tranquilizarse a sí mismo.

― ¿Y usted?

― ¿Yo? ―Shirou no comprendió a que se refería Mash.

―Si usted es el más fuerte, ¿no es mejor que usted sea un héroe? ―Shirou sintió una opresión en el pecho.

Un héroe.

El decir aquellas palabras tan a la ligera no era algo que le gustara escuchar, solo había dicho aquello a Mash por su propio egoísmo y para motivar a la joven frente a él. Shirou lo sabía, que él camino del héroe de verdad...

No era uno el cual uno pudiera simplemente seguir con la amabilidad que presentó Mash.

―Yo no creo que pueda ser un héroe ―una respuesta simple y con normalidad, un tono neutro, pero con un intento de sonar con humor, la fachada de Shirou casi cae, pero logró quedarse de pie―, no estoy hecho para ser uno.

― ¿Por qué dice eso? ―Mash realmente no entendió. Vio como el hombre retrajo su brazo y comenzó a darse la vuelta solo para darle una última "mirada" con la máscara puesta indicando que se retiraba.

―Porque ya he intentado ser un héroe.

― ¿Lo logró? ―Mash preguntó aquello con toda la inocencia y buena voluntad que una joven de su edad pudo tener.

Una pregunta sincera.

―No... no logré salvar nada al final, parece ser que soy demasiado egoísta para dejar lo último que quiero proteger, ya no puedo ser un héroe, no, nunca lo fui y nunca lo seré.

Aquellas últimas palabras fueron dadas por Shirou antes de girarse y dejar a Mash quieta mirando la espalda ancha del hombre quien se había retirado como si fuese un signo de que estaba cansado.

¿Cansado de qué?

Mash no supo que decir antes de sentir como su comunicador sonó y ella sabía que tenía que empezar a moverse.

...

―Ha pasado un tiempo desde que estuve afuera ―Shirou caminó y se puso al lado de Olga Marie quien estaba detrás del escritorio de la oficina del director.

La mujer tenía unos pequeños lentes de montura roja mientras que revisaba los papeles frente a ella.

―Si deseas salir puedes hacerlo, no necesitas mí permiso ―Olga Marie no alzó la cabeza de los papeles, no se inmutó cuando el ascensor sonó tampoco, solo había dos personas en toda la organización que podían llegar a su piso sin que ella diera antes el visto bueno.

―Lo sé...

―No te estoy atando para que te quedes aquí ―una pequeña risa escapó de Shirou haciendo que Olga Marie levante la cabeza y vea a Shirou quien se quitaba la máscara o casco de la organización.

Ojos plata brillantes chocaron con el oro cuando ambos compartieron la mirada.

― ¿Lo dices ahora?, pensé que eras tan egoísta que incluso no dejaste que la muerte me quite de tú lado ―la sonrisa de Shirou fue una juguetona, pero no con aires de burlas.

Pero no quitó que el rostro de Olga Marie pasara a ser uno rojo de la vergüenza casi al instante en que Shirou dio aquella mención. Una suave sonrisa se formó en los labios de Shirou cuando descansó su mano en el hombro de Olga Marie.

― ¿Quién te dio permiso para burlarte? ―Olga Marie se cruzó de brazos y miró a otro lado, evitado la mirada de Shirou―, ahora te burlas mucho de mí, no sé qué te pasó.

―Quizá solo quiero verte sonreír ―otro golpe para Olga Marie quien sintió como tembló sus dedos los cuales se juntaron y empezó a jugar con ellos sin darse cuenta.

― ¿Desde cuando eres así? ―Olga Marie giró un poco su cabeza y entre abrió levemente un ojo para ver a Shirou quien le daba una sonrisa de paz.

―Siempre lo fui, supongo, pero no tenía razón para estar... así como lo estoy, pero me diste tiempo, tiempo que no pensé que podría tener.

―Creí que te estabas quejando de salir hace unos instantes.

―Es porque no estabas cerca ―Olga Marie abrió los ojos cuando sintió el mentón de Shirou apoyado en su cabeza.

― ¡¿Qué te pasa de repente?! ―ella se sobre saltó, pero no empujó a Shirou ni tampoco reaccionó más allá del pequeño sobresalto ante el contacto.

―Solo... ¿puedo quedarme así unos instantes? ―la pregunta fue suave, mucho más baja que antes, ya no estaba el tono burlón en Shirou, solo una voz suave que pedía por paz.

Olga Marie abrió los ojos en sorpresa para luego suspirar y cerrar los ojos una vez más.

―Puedes quedarte todo el tiempo que quieras idiota, hice lo que hice para que puedas estar aquí... ―hubo un leve silencio en Olga Marie antes de seguir―. Puedes quedarte aquí conmigo el tiempo que quieras.

El silencio volvió con Shirou con su rostro enterrado en el hombro de Olga Marie. No se movió ni siquiera cuando la mujer levantó la mano y reanudó su trabajo.

Shirou sintió que el único momento de paz que sentía era cuando estaba al lado de Olga Marie, al final... lo hizo todo por el mundo, y cuando este celebró su muerte, solo hubo una persona que lo conocía y lloró completamente su pérdida.

Olga Marie llegó al extremo de usar las drogas que él mismo estaba utilizando, la dosis aún no era adecuada para los humanos normales, ya sean magus o con resistencias. Shirou lo sabía, el refuerzo constante y su cuerpo habían mutado.

Había pasado el umbral de lo humano hace mucho tiempo, pero al mismo tiempo la duda nació en Shirou.

¿Realmente alguna vez fue humano?

Solo hubo una persona que lo trató como uno, que no miró al magus Shirou Emiya, que no miró al mercenario, al asesino o al terrorista.

Solo hubo una persona que incluso conociendo su peor cara no cambió la forma en la que miraba lo miraba.

Olga Marie incluso viendo lo más horrible que había hecho o lo más bajo que había caído no quitó esa sonrisa y la mirada de confianza, incluso Rin y Luvia habían dudado ya de él. Shirou lo sabía, Rin buscaba la salvación de su persona, pero a costa de lo que significaba ser él.

Luvia era quien quiso hacer que se quede del lado de los magus, haciendo que su nombre resuene y que tenga una vida plena.

Al final ambas querían ayudarlo, Shirou lo sabía, el egoísmo propio del hombre de pelo blanco fue lo que hizo que ambas herederas terminaran queriendo algo más allá de lo que habían pensando en un principio.

Caren no le importó lo que hiciera.

Shirou no podía olvidar aquello.

La simpleza con la que la mujer trataba los asesinatos que él hacía, el apoyo que siempre le brindó incluso cuando hizo las cosas más horribles.

La calidez que le dio cuando pensó que solo recibiría aquella mirada fría que obtuvo de todos, pero por culpa de su propia arrogancia y egoísmo, Shirou condujo a la persona que lo aceptó tal y como era a la muerte repentina.

Ahora solo quedaba Olga Marie a los ojos de Shirou.

El hombre quería seguir salvando, quería seguir luchando, quería...

―Estás pensando en cosas complicadas ―la mano de Olga Marie subió y tocó con cuidado el cabello de Shirou quien estaba aún con la cabeza recargada en el hombro de la mujer quien miraba los papeles ante ella.

― ¿Ahora puedes leer mí mente?

―No es que pienses mucho ―una pequeña burla y una suave risa.

Olga Marie sabía que Shirou se estaba auto degradando una vez más, la tensión en el cuerpo del hombre no era algo que pudiera ser obviada, no cuando la cabeza de este estaba en su hombro.

―Yo...

―Sé que no soy un reemplazo, sé que no lo seré, sé que me ves con ojos que no ves a cualquieras ―Olga Marie hizo una pausa―, es un poco vergonzoso admitirlo la verdad, pero me gusto eso, hemos pasado bastantes años juntos y costó que lográramos progresar después de que toda la sangre se fue de tú cabeza, ¿es una señal que eres una cabeza hueca?

―Pensé que te incomodaría más hablar sobre ese día ―Shirou comentó aquello antes de levantarse y tomar la silla frente a Olga Marie y ponerla al lado de la mujer.

―No es algo que pueda olvidar, existe tú mano en ese momento... ―Olga Marie dejó los papales y miró a Shirou a los ojos―, cuando vi como extendiste tú mano hacia mí, no supe que hacer, quería moverme, pero mí cuerpo estaba congelado.

―Hiciste lo correcto.

―Si pudiera regresar a ese día, te salvaría sin pensarlo dos veces.

―Marie...

―No me importa el mundo, podemos arreglarlo una vez que estemos juntos, eso es lo que me has mostrado, que si deposito mí confianza en ti, entonces no hay futuro oscuro o un mañana en sombra ―la sonrisa junto con el sonrojo ligero de Olga Marie fueron todo lo que necesitó Shirou para abrazar a la mujer una vez más con fuerza.

―No digas cosas como esas...

― ¿Estoy equivocada? ―la pregunta de Olga Marie fue dada con una enorme sonrisa, la mujer correspondió el abrazo y cerró los ojos cuando Shirou no se separó.

―Las vidas tienen un valor, un valor que no se puede medir, el simple hecho de que alguien vuelva a la vida hace que el valor de esta sea nada más que una fracción de lo que fue.

―No te queda esa clase de palabras ―Olga Marie respondió con tranquilidad―, suena más a Romani que a ti, ¿es de él quien escuchaste eso?

―Yo lo escuché de él antes, supongo que tiene el porque de sus palabras, pero mírame, tres veces muerto y aún entre los vivos...

―Quizá es porque aún no es tiempo de que te vayas, no has muerto, solo has renacido ―Olga Marie sintió como Shirou se separó y la miró con curiosidad―, una hoja necesita ser templada varias veces para mejorar su dureza, pero no por eso es necesario que se haga tantas veces que ya pierda el significado, una hoja templada en exceso-

―Se vuelve una hoja fácil de romper ―Shirou completó haciendo que Olga Marie diera un suspiro.

―Lo sabes y aún así reniegas de lo que pasa, realmente, ¿qué pasa contigo a veces?, lo diste todo, hiciste un milagro, la humanidad aseguró su supervivencia a una escala que no se pudo medir gracias a tú intervención.

―Deberías odiarme ―Shirou no pudo evitar soltar lo que estaba pasando en su cabeza.

Olga Marie parpadeó varias veces antes de sonreír y comprender a lo que Shirou se estaba refiriendo, no es que el hombre diera mucho indicio, soltaba las palabras clave de la situación y eso era todo, ella pensó en su momento que necesitaba un manual para comprender el comportamiento de Shirou.

― ¿Estás feliz con lo que has hecho? ―fue una pregunta sencilla, pudo ver la conmoción en el rostro de Shirou ante aquella pregunta.

―No, yo...

―Sé que te obligaron a hacerlo, Padre incluso te obligó de manera implícita, sé que lo mucho que lo apreciabas, pero también sé en ese momento la paz lo era todo para ti.

― ¿Y cómo sabes si aún no sigue siendo lo más importante para mí? ―Shirou preguntó genuinamente curioso.

―Por tú cara tonto ―Olga Marie tocó la nariz de Shirou y se rió ante la cara de desconcierto que mostró―, con el paso de los años has hecho cosas que no pensabas que estaban en lo correcto, sé lo mucho que interferiste a mí favor y es algo lo cual te estaré agradeciendo siempre, incluso si yo fui quien te dio otra vida, tú fuiste quien cambió la mía.

Shirou se quedó en silencio por las palabras de Olga Marie.

―No soy tan buena persona como piensas.

― ¿No te lo había dicho antes? ―la brillante sonrisa de Olga Marie con el rostro mostrando una enorme sonrisa fue lo que hizo que Shirou se quedara quieto y sin saber que decir.

―No sé de hablas.

―No importa si para el mundo eres la persona más cruel que exista ―Olga Marie movió un dedo hacia los lados antes de tocar el pecho de Shirou―, tú serás y siempre serás mi héroe, así que no pienses menos de ti, incluso no puedes salvar al mundo, me salvaste a mí.

Una respuesta arrogante. Una respuesta digna de un magus que se había puesto por encima de los demás en términos de valorar la vida, pero para Shirou, la respuesta de Olga Marie fue diferente, no se trataba de "que ella estaba feliz de estar viva y otros no", no era lo contrario, pero al final, Olga Marie estaba feliz de que Shirou eligiera que ella estuviera viva.

Eso fue lo que causó la felicidad en la joven.

―No soy un héroe, mucho menos un aliado de la justicia, al final... no pude sentirlo, no pude estar como él en el último instante.

―No, lo hiciste, solo que no lo entiendes aún ―Olga Marie caminó alrededor de Shirou antes de poner su rostro a la altura del hombre y darle un beso que sorprendió brevemente a Shirou pero no negó en corresponder.

―Entonces...

―No es que no hayas sentido la satisfacción al salvar a los demás, simplemente no sentiste lo mismo porque no salvaste a las personas que deseabas, pero en mí caso, eso solo me hace más feliz, por cruel y egoísta que sea.

―No eres una persona así ―Shirou contestó con tranquilidad. La frente de ambos estaba junta y ambos tenían los ojos cerrados.

―Solo tú me ves como una buena persona, el mundo me ve como una tirada, al mismo tiempo, el mundo te ve como un criminal, pero yo te veo como un héroe, ¿no es divertido?, es casi como si nos completáramos.

―Estás bastante romántica ahora ―una ligera burla, pero no fue con la intensión de molestar. Shirou disfrutó separarse y ver el rostro rojo de Olga Marie.

―No es necesario que digas eso... ―fue un pequeño susurro de parte de la mujer quien suspiró poco después―, además, prometiste estar a mí lado hasta el final y yo hice lo mismo.

La sonrisa de Olga Marie volvió y miró a Shirou quien abrió los ojos cuando notó aquella vista agradable y el cariño mostrado por la mujer que casi siempre andaba con el ceño fruncido y un semblante molesto.

Era como ver a otra persona por competo ahora que la tenía a su lado que cuando interactuaban fuera de la oficina o la habitación de Olga Marie.

―Has cambiado mucho.

― ¿No lo hacemos todos? ―Olga Marie contestó con soltura―, no podía seguir siendo la misma joven que dudaba de sus decisiones, el día que te ejecutaron... me di cuenta que mi propia ineptitud llevó a ese resultado, mientras que te hacías enemigo del mundo yo estaba aquí, simplemente encerrada detrás de la mejor protección de la tierra, no me perdonaré jamás eso.

La mano de Shirou se alzó y tocó la mejilla de Olga Marie.

―No es necesario que te culpes por algo tan tonto y sin sentido.

― ¿Crees que tú muerte es carente de significado? ―fue la primera vez en la conversación que el tono de Olga Marie sonó molesto.

―La muerte de un criminal-

―Has quienes te consideran incluso a todo esto un salvador una persona que ayudó a los demás, incluso si la negativa mayor es la que está presente, quité las restricciones de que compartir tú imagen sea un símbolo de apoyo al terrorismo.

Los ojos de Shirou se abrieron ante aquella respuesta de Olga Marie.

― ¿Por qué hiciste algo como eso?, era de conocimiento público que fue tú guardia, las cosas que dirán sobre ti-

―No me importa ―Olga Marie sonrió con confianza ante aquello, incluso ahora.

Le encantó como Shirou mostró genuina preocupación por ella, por Olga Marie Animusphere y no por la directora de Chaldea.

―Debería, tú reputación no es la mejor, incluso si nadie está tan loco para levantarse en tú contra no significa que los rumores no puedan ir circulando.

― ¿Y qué harán?

La pregunta de Olga Marie sonó con toda la confianza posible.

― ¿Perdón?

―He preguntado, ¿qué harán si quieren hacer algo en mí contra?, los países involucrados en la guerra dependen de mi aprobación para cualquier movimiento, y el moverse a voluntad es desafiar el orden del mundo, no es solo ahora el título de presidente de Chaldea lo que suena, es el título de quien comanda el mundo.

―...

― ¿No pensaste que las cosas serían de esa forma no es así?, no me importa mí reputación, su las personas me odian o si me aclaman, solo tengo a una sola persona en el mundo en la que confío y está a mí lado.

―Maté a tú padre, traicioné a muchos al igual que hice muchas cosas que no deberían ser perdonadas, ¿por qué crees en mí? ―Shirou arrugó el rostro al final de esto.

No sabía porque la joven ante él tenía tal fe ciega. ¿Era el amor?, ¿quizá el afecto?

Shirou no pudo decir nada de lo que pensaba Olga Marie, desde que había vuelto a la vida no había comprendido el proceso de pensamiento de la mujer quien estuvo inconsciente casi un mes, solo ahora, después de haber despertado es que estaban conversando una vez más.

Pero se sintió diferente.

Era como ver a Olga Marie, pero a la vez no era ella.

Un escalofrío recorrió la columna de Shirou al recordar lo que había visto en el laboratorio de los Animusphere aquella vez.

De la serie E proyecto número siete, nombre completo "E-7B" o también conocida como Olga Marie Animusphere.

― ¿No sientes curiosidad por lo que perdiste al no poder acceder al taller de tú familia? ―Shirou preguntó al ver el collar en el cuello de Olga Marie.

Todo brillo había desaparecido en la piedra, dejando solo una gema preciosa y nada más, el mana interior y la calidad solo ahora eran un recuerdo.

Eso junto con la llave del lavatorio.

―No, no siento que he perdido algo, si el precio es haberte traído de vuelta no importa que haya perdido algo como eso ―la sonrisa y confianza de Olga, la felicidad y el orgullo en su tono de voz ante la decisión.

Shirou solo pudo mirar a Olga Marie y sentir nada más que admiración ante la confianza en su decisión y la señal de que no mostraba el más mínimo signo de molestia, desagrado o remordimiento en todo en este caso.

Solo estaba feliz con él estando con vida, con él estando a su lado.

Shirou sonrió, fue una pequeña sonrisa, pero ahí estuvo.

No era él quien solía dar la iniciativa, pero se acercó para dar un beso a la mujer quien se sorprendió, pero poco a poco correspondió al gesto. Shirou sintió que esto era lo mínimo que podía dar, su afecto y la paz que le generó el poder estar al servicio de la joven que vio progresar año tras año hasta llegar en lo que era ahora.

La persona más capaz que conocía y la única persona que tenía certeza de una cosa.

Que no le daría la espalda no importase la situación.

...

―La falsa reina, pensé que no volverías a mostrar tú cara en este lugar luego de que mandáramos ejecutar a tú perro de caza ―Lorelei se sentó con tranquilidad en su silla mientras que veía como Olga Marie hacia lo mismo.

―Sé que fue un decreto de la torre después de que se me haya quitado el rango de directos, también sé que fue casi unánime la votación de los señores por tal acción, no puedo negar un hecho que la torre ha aprobado con tanta fuerza ―Olga Marie dejó descansar un bastón en la mesa y miró a la reina de la torre quien miraba curiosa el bastón que había llevado en mano.

―Pensé que lo de tú enfermedad era solo una excusa, pero tú semblante está más horrible que de lo de costumbre ―Lorelei hizo un signo para que uno de los tantos sirvientes colocara el te en la mesa, una taza frente a cada mujer―, pensar que fuiste aclamada como una maestra del refuerzo y ahora no puedes andar por tus propios pies, ¿qué fue lo que te pasó?

Fue interés real lo que hubo en la voz de Lorelei cuando preguntó sobre la situación de Olga Marie.

―Mis disculpas por la respuesta, pero lo que me sucedió prefiero dejarlo como un incidente privado ―Olga Marie no perdió la compostura y siguió con la pequeña sonrisa que tenía en su rostro.

―Oh, ¿es así? ―Lorelei cruzó las manos frente a su rostro y miró con detenimiento a la mujer que estaba no solo con un bastón sino con guantes en ambas manos―, puedes decirles a tus perros que pueden irse.

Olga Marie alzó una mano y los soldados que la habían seguido pisaron con fuerza y movieron las armas as sus hombros. Aquella acción asustó a los magus presentes quienes pensaron que era algún tipo de ataque.

Más los soldados solo dieron media vuelta antes de marchar hacia atrás y salir del lugar como se les había ordenado.

Solo había quedado uno de los soldados en pie y era el que estaba parado al lado de Olga Marie. Lorelei miró con detenimiento la máscara fina de que cubría el rostro del hombre, era posible ver el reflejo del lugar en el metal pulido casi parecido a un espejo, los tubos de respiración y la armadura bajo aquel abrigo negro largo. El hombre estaba con las manos en la espalda y con una lanza en las manos a esperas de alguna nueva orden.

―Pensé que había dicho que tus perros podían irse.

―Él es parte del mundo iluminado.

― ¿Y? ―para Lorelei no importaba si fuese parte o no de esto, lo que importaba era como estaba ahora parado sin más delante a ella como si no respondiera a la torre―, si vas a hacer que se quede, entonces que tire su arma y quede de rodillas.

Olga Mari mantuvo un rostro impasible, pero no dijo nada, no podía mostrar debilidad, mucho menos algún signo de molestia ante las palabras de la reina ante ella.

No podía dejar salir el sentimentalismo o algún signo que la condene a ella y a Shirou.

El sonido de una un objeto chocando contra el suelo sonó de golpe. Los ojos de Lorelei pasaron de aburrimiento a interés cuando vio como la lanza que había pedido que dejara cayó al suelo y se fragmentó como si fuese simple arcilla.

―Acero negro mezclado con alquimia para mejorar la duración, una pieza única más allá de la tecnología humana ―Lorelei tomó un sorbo de su té con tranquilidad―, un arma como esa no es algo que se le daría un simple "iluminado"

―Él es el responsable de la seguridad de Chaldea ―Olga Marie misma no sabía lo pesada que era la lanza que portaba Shirou, solo pidió un arma que no fuese una espada o un arco y que fuese tan resistente como para soportar al menos un intercambio con algún noble phantasm.

No pensó que el peso de esa cosa fuese y mucho menos la forma tan natural con la que Shirou cargaba esa cosa como si no tuviera peso alguno, eso sumado a que no estaba usando el refuerzo en este momento...

¿Tal era la fuerza física de Shirou?

―Conozco a esa persona, fue la que inviaste para hablar por ti, supongo que el ver que le tienes tal confianza para dejarlo a tú lado con un arma como esa y en tú condición es prueba de que no me faltaste al respeto como me lo dijo ―Lorelei miró con cuidado al hombre que estaba con las manos en la espalda y al lado de Olga Marie.

―Estaba indispuesta en ese momento, es por eso que mandé a mí mano derecha para que esto se diera.

― ¿De donde lo sacaste? ―Lorelei no escatimo tiempo en preguntar aquello―, soporto con solo su mano el arranque de mi fusta no es una proeza que cualquiera pueda decir, lo sentí en el movimiento que di, ¿él es un golem?

― ¿Qué? ―la cara de Olga Marie se deformó por un momento cuando miró a Lorelei que entendió su molestia como una afirmación a su pregunta.

―Su piel era demasiado dura, no es posible que sea humano, diría un homúnculo porque vi el refuerzo, pero eso no quita que su cuerpo sea demasiado resistente, supongo que es obvio que creaste un sirviente que te obedezca, después de todo, la única persona que te escuchaba al pie de la letra está muerta, es bastante obvio que crees lo mismo que tenías antes, un juguete que solo-

―Creo que es suficiente de esto, vicedirectora de la torre ―la sonrisa de Lorelei disminuyó al ser llamada así. Era obvio que Olga Marie se refería a ella de esa forma como un insulto.

― ¿He dicho algo que la moleste?

―Has estado perdiendo el tiempo en una charla sin sentido, solo he escuchado hasta ahora lo que tiene que decir porque creí que usted era merecedora de mí tiempo ―Olga Marie se puso de pie y se giró, dándole la espalda a Lorelei.

Aquel simple gesto enfureció a la mujer una simple razón.

El darle la espalda con tanto descuido era signo de supremacía, era una forma de decir que intentara hacer algo.

Porque sabía que podría hacer nada al final.

―Pareces mucho más arrogante de lo que recordaba, ¿se te subió a la cabeza todos esos cumplidos e invitaciones de los nobles? ―el temperamento de Lorelei nunca fue el mejor de todo, ella misma lo sabía, pero siempre pudo respaldar su forma de ser por su apellido y sus capacidades.

¿Por qué esa mujer que estaba con un bastón en mano estaba actuando como si fuese superior a ella?

―Lancer ―la voz de Olga Marie sonó cuando de un solo tiró la lanza en el suelo frente al hombre, el guardia personal de Olga Marie, salto hacia arriba y volvió a la mano del hombre.

Lorelei sonrió ante aquel nombre.

―Lancer... escuché que el apodo de Shirou Emiya era Archer, ¿quién es el?, sé que Chaldea tiene contactos con Atlas, ¿has hecho una copia de Shirou Emiya? ―el tono de voz de Lorelei fue mucho más severo ahora.

Los magus que estaban alrededor miraron al hombre con la lanza en mano como si un depredador hubiera estado en la sala.

Todos conocían la eficiencia de Shirou, todos conocían la capacidad para matar del hombre y por sobre todos.

Todos sabían que la muerte era el único final para cualquier objetivo de aquella persona.

Un resoplido de burla vino de Olga Marie.

― ¿Y qué si es así? ―Olga Marie se giró y se cruzó de brazos―, ¿y qué si tengo a una copia de Emiya Shirou a mi lado?

―Entonces tendría que pedirte que lo mandes a designados de sellado ―Lorelei bajó la taza de té en su mano y miró fijamente al hombre con la lanza. No hubo ningún movimiento o ningún intento de moverse, tampoco hubo algún músculo que se movió en toda la conversación.

―Penosamente la excepción a seres no humanos de bajo rango está vigente ―la taza en la mano de Lorelei tembló ante tales palabras.

―Lo modificaste cuando estuviste como directora, ¿no? ―molestia.

La voz de la reina de la torre sonó con molestia, y aquella molestia llegó al rostro de Barthomeloi cuando vio la sonrisa arrogante de Olga Marie.

Aquella persona ante ella no era la que recordaba. Lorelei recordaba perfectamente a la Olga Marie de hace años, la tímida chica que dudaba en todo, se esforzaba demás pero nadie le prestó atención, incluso ella misma no la tomó en cuenta, por más talento que tuviera.

Una hija paria seguía siendo eso, y por ende, no tenía porque darle un segundo miramiento a la joven de aquel entonces, incluso creyó que Kirschtaria sería quien herede todo lo relacionado a los Animusphere, pero ahora ahí estaba.

Olga Marie Animusphere, directora general de la organización Chaldea, una persona con un puesto sumamente alto en el mundo no iluminado, la persona que tenía el monopolio de la tecnología producida con ciencia moderna y alquimia antigua.

Incluso ella no podía simplemente eliminar a Olga Marie por capricho, además... Lorelei miró al hombre parado al lado de Olga Marie.

Alto, con la lanza pesada en mano y no sabía a donde estaba mirando, pero una cosa era segura.

En un enfrentamiento real, probablemente terminaría volando la torre si quería llegar a Olga Marie luego de matar a su guardia, y ese era solo uno de ellos.

Un pequeño temblor llegó a la columna de Lorelei.

¿Eran todos esos hombres con traje iguales copias de Shirou Emiya?

¿Era aquella persona con la lanza en mano una copia de Shirou Emiya?

Ella sabía que aquel hombre había muerto, los magus habían ido a confirmar el deceso de aquella amenaza singular, la torre del reloj era aterradora, tenía todo lo que se podía necesitar para cazar a un magus.

Pero también tenía una idea que podría significar más una pérdida que un beneficio y fue por eso que Shirou Emiya había tenido tanta carta libre en el asunto de las operaciones de la torre.

―Y bien, no creo que haya llamado solo para preguntar por mí personal, tengo poco tiempo y tú charla ya ha tomado mucho de eso ―Olga Marie se quedó con las manos cruzadas mirando de manera desafiante a Lorelei quien sintió cómo las venas de la frente y cuello se tensaban.

Rabia.

La mujer de cabello rojo estaba absolutamente molesta ante el trato tan despectivo y la falta de respeto que estaba recibiendo de parte de Olga Marie.

―Un don nadie viene a hablar de tal forma, ¿aquí?, no estamos en tú tempano de hielo para que creas que tienes un poder real ―Lorelei tomó su taza bebió el contenido con cuidado, los ojos de la mujer estaban fijos en Olga Marie quien parecía al igual que ella, molesta.

―Quizá sea así, pero necesito estar en ese tempano de hielo como lo llamas para evitar que la torre esté al borde del colapso como lo fue en tú mandato ―la fusta de Lorelei se movió con una velocidad enorme, el objetivo era el rostro de Olga Marie, ella sabía que no iba a matarla, pero iba a dejarle una marca que recuerde porque ella era solo un peón más.

El viento salió con fuerza ante el movimiento, los platos y las tazas junto con el mantel y las decoraciones de la habitación volaron cuando la fusta se meció con una fuerza enorme y fue directo a Olga Marie quien no se movió, incluso cuando el alcance la fusta de la mujer extendió.

El viento se detuvo en seco y el cabello de la albina voló un poco cuando una mano atrapó la punta la fusta. A diferencia de la primera vez que había atacado como advertencia.

No hubo daño a la ropa del hombre frente a ella, no hubo ningún signo del impacto que incapacitaría a la mayoría de personas.

Lorelei sintió la tensión en el mango de su fusta cuando el hombre que estaba sosteniendo el lado en el que se suponía que iba a crear el impacto tomó con fuerza el daño.

―Parece que has mejorado tú armadura.

―Simplemente fue un ataque patético ―los ojos de Lorelei se abrieron ante la respuesta de "Lancer" quien sostenía la punta de la fusta extendida.

― ¿Entonces quieres probar lo que sería un ataque de verdad?

― ¿Podemos saber el motivo por el cual nos has llamado?, ha pasado ya demasiado tiempo, tengo que viajar en unas horas y no llegaré si sigues extendiendo, como alguien que valora el tiempo al igual que yo, creo que sabes lo valioso de este ―Olga Marie giró su bastón y miró a los ojos a Lorelei quien rechistó la lengua antes de retraer su fusta y mirar a Olga Marie de frente.

―Quita los derechos de distribución a la familia Edelfelt, la torre es quien debe manejar tales materiales creados por el-

―Fueron los no iluminados con la alquimia quienes crearon el acero negro y Luvia Edelfelt fue parte de la investigación principal para la creación, el que tenga el monopolio del mercado es cosa de ella, no soy a quien deberías preguntar.

― ¿Crees que no sé que tú pequeño juego de opacar a la torre está en marcha?, sé lo que estás haciendo, los suministros y las acciones que estás moviendo, todo para tú organización, la información de los magus, te llevaste un expediente de una gran cantidad de magus y harás las pruebas para la capacidad de ser maestro dentro de poco, sé que estás jugando a querer cambiar el poder.

―No busco algo como eso.

―Los Edelfelt mueven la economía de la torre debido a su monopolio, pero eso se dio gracias a que le diste la licencia de distribución, quiero que la revoques y se la des a la torre.

―Me niego ―Olga Marie miró sin ganas a Lorelei y suspiró―, hay una razón por la cual los Edelfelt tienen el monopolio de la creación y la venta del acero negro, si le entrego a la torre algo como eso entonces solo hará más problema que bien.

― ¿Crees que no podemos manejar algo tan mundano como eso? ―Lorelei alzó una ceja ante aquella suposición de Olga Marie.

―Pienso que lo harás excelente, pero al mismo tiempo, no confío en los señores ―aquella declaración cayó en los señores de la torre que estaban presentes en los costados de la sala―, el darle el poder a la torre es darle el poder a los señores, no necesito personas incompetentes que tengan recursos que no se merecen.

―Cámbialos.

― ¿Perdón? ―Olga Marie no siguió lo que dijo Lorelei.

―Mencionaste que no confías en ellos, cambia a quien creas que-

―No ―Olga Marie interrumpió a Lorelei quien miró con severidad a la mujer de cabello blanco.

―Veo que no quieres negociar sobre el cambio de cabeza en la distribución de recursos.

―Luvia Edelfelt es una afiliada de Chaldea y tengo confianza plena en su capacidad, ella es la encargada de administrar el dinero circundante del exterior, así que no, ella no es una persona a la cual pueda reemplazar, si algo le pasara, entonces cortaría el suministro por completo.

Olga Marie comentó lo último para evitar cualquier cabo suelto de parte de la torre. Pudo ver la mirada llena de codicia de los señores.

Todos querían aquel metal tan flexible y tan duradero para sus experimentos, pero para conseguirlo antes era pasar por la cabeza de familia Edelfelt.

―Esto fue una completa pérdida de tiempo ―Lorelei se sentó en su silla y se cruzó de brazos mirando con aburrimiento a Olga Marie y su acompañante―, pueden irse, pero tienes prohibido pisar la torre a menos que anuncies tú llegada.

Olga Marie bufó ante aquellas palabras.

― ¿Crees que rogaré por algo como eso?, un Animusphere no baja la cabeza ante nadie.

Aquellas palabras fueron dadas por su padre y Olga Marie lo planeaba cumplir al pie de la letra.

No importaba si estaba nerviosa o si tenía miedo, no bajaría su cabeza, además... cuando se giró y miró de reojo vio a Shirou quien estaba a su lado.

La albina no tenía motivo para sentirse insegura cuando tal persona estaba a su lado.

...

"Es el 9 de julio de 2013."

"Han pasado demasiadas cosas en los últimos meses. He retomado la costumbre de escribir en mi diario, debo decir que me siento algo más reconfortante al poder plasmar las cosas como pienso a diferencia de antes que solo descargaba todo lo que sentía."

"He estado leyendo mis antiguas notas y no puedo evitar pensar en lo mal que estaba en ese tiempo, no tenía la voluntad que tengo ahora, pero eso cambió, he cambiado, mí voluntad ha cambiado a un punto en el cual sé que no necesito depender de nadie, pero incluso si no necesito algo como eso."

"Estoy feliz de que Shirou esté de mí lado."

"Desde mí visita a la torre y la exigencia de Barthomeloi para que se le de el monopolio del comercio del acero negro a la torre las cosas se complicaron un poco, desde marzo hasta hace un par de días no he podido estar tranquila sin que me envíen cartas sobre ese tema."

"Obviamente rechacé cada una de ellas, la torre tiene influencia, pero ahora mismo, Chaldea tiene el respaldo del mundo. Los países fundadores de la ONU y la UE ahora están más que al servicio y prestand"o cualquier esfuerzo que puedan, se siente raro tener que salir en televisión y hablar ante todos.

"¿Qué les pasa a los medios?, es casi como si se burlaran de mí apariencia, sé que dicen "la joven y delicada directora", pero en vez de verlo como un alago estoy empezando a tomarlo como un insulto. No he podido solucionar algunos problemas con algunos países que están a mí cargo, los medios de Estados Unidos siguen siendo propagando contra los demás países y quitando hechos que pasan de manera negativa a ellos, pero aún así no puedo evitar pensar en lo molesto del asunto."

"La guerra se ha detenido por completo y las fuerzas militares ahora responden a la administración de Chaldea, aún no puedo creer que cada país que está bajo nuestro yugo necesita un permiso para poder seguir con su plan militar o alterar algo."

"El papeleo se ha incrementado, no he podido descansar como antes, pero no importa, ahora siento que cada que pasa es más tranquilo que el anterior."

Olga Marie levantó la vista de su diario y empezó a ver por todos lados antes de seguir.

"He comenzado a salir oficialmente con Shirou, todos en la organización lo saben, incluso si intento no mostrar nada sé que no puedo contralar mis emociones como lo hace Shirou, en parte lo envidio porque él al menos tiene una máscara que evita que lo vean avergonzado."

"Se siente mal que las personas susurren de mí y como más por Shirou, diciendo que solo está en el puesto que está porque es mí amante."

"Amante... nunca pensé que podría usar esa palabra, se siente tan vibrante y a la vez cálida... siempre creí que estaría sola, no había nadie quien quería acercarse al desperdicio de los Animusphere, pero ahora, ahora está Shirou quien me trata como si fuese una reina."

"Pero maldición, ¿realmente me veo tan frágil?, a veces pienso que me cuida demasiado, no hay momento en el que no me trate como una dama de cristal, incluso cuando ya he hablado de eso con él sigue siendo el mismo."

"Mi condición ha mejorado, pero parece ser que no podré volver a ser lo que era antes, según el doctor Romani parece que mí cuerpo forzó el prana para ayudar a la resurrección de Shirou, pero no le creo, sé que pasó algo, no recuerdo claramente lo que pasó ese día pero sé que hoy una voz."

"Aún no es el momento"

Olga Marie se detuvo cuando escribió esa palabra y tragó antes de seguir.

"Aún no es el momento, no sé que significa, pero he intentado descifrar tanto como es posible sobre ello pero no logro comprender. Shirou parece que tiene una idea de lo que pasa, pero no he dicho nada, confío en su juicio, y sé que si no me contado nada entonces es por una razón real."

"Hablando de razones... los Crypters por fin han tomado forma, ya tenemos el equipo que será la punta lanza cuando el proyecto se lleve a cabo, estoy sorprendida que Kirschtaria haya aceptado estar bajo mí mando incluso sin que mi padre."

"No sé si planea pero según Shirou no hay nada que preocuparse, creo que es lo mejor tener fe que el equipo que creó mí padre en su momento tiene un significado, así que decidí dejarlo tal como estaba, el resto de maestros-"

La puerta sonó haciendo que Olga Marie levante la cabeza del libro y se quite las gafas antes de ponerse de pie. Ella estaba en su habitación, por lo que se levantó de su escritorio y caminó hasta la puerta.

Sonrió al ver a Shirou con un delantal. El hombre estaba con un suéter color negro con cuello de tortuga y pantalones de igual color.

― ¿Te he molestado? ―la sonrisa amable del hombre fue seguida de una negativa de Olga Marie.

―No, ¿ya está la cena?

―Sí, quería llamarte si quieres comer ya o estás revisando algunos documentos antes de dormir ―una ligera risa salió de Olga Marie para empezar a empujar a Shirou.

― ¡Vamos!

Hace casi diez años, Olga Marie jamás pensó que se vería a sí misma de esta forma con la persona que estaba a su lado, no, de hecho ella nunca pensó que alguien si quiera la aceptaría.

Ella fue querida, ella fue aceptada, y la primera y única persona que lo hizo fue Shirou.

El último piso, el piso más alto de Chaldea había sido remodelado, ahora era prácticamente como una casa, solo había dos personas con acceso a este piso a parte de Olga Marie, Shirou podía entrar cuando quería y Romani casi lo mismo, pero tenía que hacer una comprobación antes de entrar.

Los rumores circularon al poco tiempo de la creación del último piso y del uso que le estaba dando la directora.

Todos decían que era donde los experimentos más viles de la organización se daban a conocer, algunos creían que era donde ella mandaba ejecutar a los demás, pero la realidad era tan simple como era la recreación de una casa.

Un techo artificial y un patio artificial, todo lo demás después estaba hecho como si hubiera sido extraído de otro lugar, siendo este lugar la casa en la que había vivido Shirou Emiya desde niño. Olga Marie sonrió al ver cuando se finalizó la obra y mostrarle el lugar el como Shirou se emocionó un poco ante eso.

Miró la mano del hombre y dudó unos segundos antes de tomarla y entrelazar los dedos.

― ¿Marie?

― ¿Alguna vez pensaste que terminaríamos así? ―la sonrisa de Olga Marie era radiante, la felicidad y alegría de la joven era alta, Shirou solo pudo sonreír de vuelta a tal emoción alegre de la persona que decidió servir por lo que quedaba de su vida.

Si el mundo ardía.

Podía hacerlo.

Ya había salvado a todos quienes necesitaba en vida, había evitado que tantos puedan llorasen cuando estuvo activo y había sacrificado todo lo que sacrificó por el bien común.

Una vida de solo pérdida.

Pero no importaba ahora.

Ya no era dueño de su vida o su destino al morir.

―No, siempre me han dicho que te mimaba mucho o que era mala influencia pero no pensé que terminaríamos así si soy sincero ―Shirou sintió el calor de la mano de Olga Marie.

El breve recuerdo de aquella extensión de Alaya suplicando con el rostro de Olga Marie que no quería morir llegó a su cabeza.

Shirou lo supo después de ver despertar a la mujer una vez más.

No podía permitirse dejar que ese final se diera con la mujer a su lado, incluso con todo lo que aprendió sobre Olga Marie, incluso si sabía lo que era realmente... no importaba, para Shirou Emiya solo importaba que Olga Marie Animusphere, la mujer torpe y a la vez brillante esté feliz y con una sonrisa en su rostro.

Una sonrisa.

La única sonrisa que había visto en todo este tiempo que lo hizo sentir que había logrado algo fue la sonrisa de Olga Marie.

Llegaron hasta la cocina donde Shirou se sentó al lado de la mujer y comenzó a servir las porciones a cada uno.

Al principio el hombre no supo que pensar cuando vio aquella reconstrucción de su casa en el último piso, el techo artificial y el patio artificial, un lugar tan alejado de lo que parecía Chaldea...

Esto fue algo que Olga Marie hizo por él, esta fue una de las cosas que hizo por él y que seguía haciendo incluso ahora, dejándolo ir a las misiones que quería y no lo frenaba.

Shirou jamás había sentido tal calidez en su vida cuando le dijo a Olga Marie que quería ir a intervenir en un lugar y en vez de una negativa o enfado por algo como eso.

Recibió un fuerte abrazo con un beso y un "cuídate" con todo el afecto posible.

Al igual que Shirou, Olga Marie deseaba lo mejor para todos, incluso si era por encima de su ser, pero al haberse topado el uno al otro.

Fue entonces que ambos coincidieron en una cosa.

La falta de afecto propio que ambos poseían fue complementada por el otro.

Eran como dos piezas de un rompecabezas que estaban destinadas a encajar.

Shirou negó con la cabeza ante tales pensamientos tontos.

Él solo sabía una cosa.

Estaba feliz de estar al lado de Olga Marie.

...

El sonido del despertador sonó molestando a Olga Marie.

Sintió todo su cuerpo pesado ante todo lo que había pasado hasta ahora, miró el reloj que marcaba las once en punto de la mañana. Ella había puesto eso porque sabía que se iba a tomar su tiempo en despertarse el día de hoy.

La fecha que marcaba aquel reloj era el 31 de julio de 2013.

Olga Marie intentó ver el despertar a su lado y tuvo que soplar su cabello que estaba totalmente esparcido en la cama y en su cara para ver correctamente. Extendió la mano y apagó la alarma y se recostó una vez más.

Era un día después de su cumpleaños. Y sintió como cuando volvió a su cama fue abrazada de vuelta con cuidado.

Su piel desnuda hizo contacto con la persona la cual había pasado la noche. La sonrisa Olga Marie creció cuando vio como Shirou la abrazó con cuidado y por primera vez.

Lo veía dormir profundamente y sin el ceño fruncido.

Una suave risa llegó en ella cuando recordó la cara de Shirou cuando ambos pasaron su primera noche juntos, incluso después de conocerse por años fue la primera que ambos estaban en esta clase de situación, ella sabía que el hombre era unos cuantos años mayor que ella, pero no es como si ella fuese una niña, había pasado ya los veinte y no es como si confiara en alguien lo suficiente para "caer" simplemente por otro.

Shirou fue la cabeza hueca más grande que Olga Marie conoció y al mismo tiempo la persona que más apreció.

Ella se encargaría de mantenerlo a su lado siempre. Aquel "te amo" que se dieron en una confesión tan apasionada como simple fue lo suficiente que Olga Marie necesitó para saber que podía poner su corazón y alma en manos de Shirou.

La única persona que no la traicionó.

La única persona que no la juzgó.

La persona que incluso en la peor situación, no se guardó algo que sabía que la haría mal. Le dolió saber lo de su padre, pero al mismo tiempo sabía que Shirou no tuvo más elección.

Un hombre roto.

La mano de Olga Marie pasó en la mejilla de Shirou y sintió como el abrazo a su cuerpo se profundizó. Una risa suave y nerviosa salió cuando recordó la noche anterior.

Agradecía que ella estaba recuperada, porque probablemente hubiera terminado sin poder caminar, e igual así fue culpa de ella.

Había abrazado a Shirou cuando tomó su virginidad y en un arrebato de lujuria no pensó que las palabras "no te contengas" hubieran sido tan fuertes para Shirou.

― ¿Te levantarás? ―Shirou habló abriendo un ojo y viendo como Olga Marie estaba con la cabeza frente a él. Ambos desnudos y abrazados uno al lado del otro.

No era la primera vez que tenía sexo, Shirou mismo le había hablado de alguna que otra relación del pasado a Olga Marie.

Pero sí fue la primera vez que se sintió satisfecho, por más inexperimentada que había sido Olga Marie a su lado.

No le importó.

El olor y calor de la mujer a su lado hicieron que algo dentro de Shirou naciera.

Olga Marie abrió los ojos cuando sintió como algo golpeaba su estómago y una ligera risa llegó.

―Pareces feliz de verme incluso si hemos estado juntos toda la noche-

Olga Marie no pudo continuar cuando un beso fue dado a su boca y ella no dudó en corresponder.

Felicidad.

La mujer de cabello blanco había llorado en su cumpleaños la noche anterior porque no podía creer lo que estaba pasando.

La felicidad que estaba sintiendo, la aceptación que recibió y el como había alguien que la adoraba, que la mimaba y quería por quien era ella.

Shirou no vio a la directora de Chaldea o a la cabeza de familia de los Animusphere.

Solo estaba Olga Marie en los ojos de Shirou.

―Soñé con algo ―Shirou se separó y recargó su cabeza en hombro de Olga Marie quien le dio un pequeño abrazo.

― ¿Es así?, ¿qué fue?

―Un lugar hermoso, parecía un campo, estabas ahí a mí lado, no había nada, incluso si parecía un paisaje tan desolado... sentí que era todo lo que necesitaba.

La risa suave de Olga Marie vino.

―Para alguien que se supone que no entiende el amor dices cosas extremadamente cursis ―Olga Marie abrazó con fuerza a Shirou cuando sintió como este tembló.

―Un mundo donde nadie llore, un mundo donde haya justicia, no quiero que sea un mundo perfecto, solo un mundo en el cual no se derramen lágrimas.

―Podremos lograrlo.

―Lo sé.

Olga Marie cerró los ojos e ignoró la hora y sus necesidades como directora por el día de hoy.

―Sé que quieres ayudar a los demás, y es por eso que jamás te detendré y jamás te culparé, incluso si llegas a-

―Nunca te traicionaré ―Shirou respondió casi de inmediato.

―Lo sé, sé que no lo harás ―la voz de Olga Marie sonó un poco más apagada, abrió ligeramente un ojo y un brillo color oro estaba presente sin que Shirou viera aquello.

―Protegernos a la humanidad.

―Lo sé, sé que lo haremos, juntos...

...

Fin del volumen 1.