—¡Tío Lin, por favor suéltame!
Cuando Wang Xiaoming, quien estaba colgado en el aire, vio la sonrisa que apareció en la cara de su Tío Lin, sintió que su corazón se quedó helado. Por alguna razón desconocida, tenía un mal presentimiento al respecto.
—¡Cállate, hijo indigno!
Wang Xiaoliu rugió. Entonces se presentó ante Lin Fan con una cara llena de reproche.
—¡Gran hermano, todo lo que este pequeño hermano tiene ahora me lo entregó usted todo! ¡Aun así, terminé criando a un hijo tan indigno! ¡Es todo culpa mía, gran hermano!
Los delegados de la Familia Wang habían estado escuchando con atención. Cuando escucharon las palabras que salieron del Jefe de la Familia Wang, todos sintieron temblar sus corazones.
—¿Todo lo que este hombre le ha dado a la Familia Wang? ¿Podría este hombre ser...?
De repente, todos los presentes sintieron como si sus mentes no pudieran aceptar todo lo que estaba sucediendo en ese momento.
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