—Por favor, síganos al pabellón. ¿Lleva alguna arma encima? —preguntó un miembro del equipo de Fuerzas Especiales.
—Claro que sí. Está integrada en mi armadura. Recomiendo que su negociador también lleve una pistola. Es una cortesía común entre los Segadores no dejar uno mismo indefenso en caso de que las negociaciones se vean interrumpidas —explicó Nico.
—Qué tradición tan extraña. Informaremos al negociador —respondió la voz mecánica.
En el interior del edificio cubierto de tela, el equipo tomó posiciones detrás del negociador, que tenía su rifle colgado en la parte trasera de su silla, y Nico pudo ver que todavía llevaba un cuchillo de combate en la funda del portador en su armadura.
Ella tomó un asiento cómodo frente a él y colocó una tableta de datos en la mesa entre ellos.
—Supondré que, dado que su dialecto es aún bastante cercano al Estándar Humano, ¿puede leer el idioma? Si no es así, puedo trabajar en una traducción para usted —Nico lo saludó.
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