Cuando ella lo abrió, ¡las joyas que estaban desaparecidas se encontraban todas adentro!
—Zhang Mingyan, ¿qué tienes que decirme ahora?
—...
Zhang Mingyan sólo echó un vistazo al joyero que Wen Yadai sostenía en su mano.
—¿Y qué pasa si fui yo quien las tomó? Tu padre me instruyó para que hiciera todo esto. Como ya estás a punto de irte al extranjero, no podrás ayudar a la Familia Wen en el futuro. Como es natural, no tendrás la oportunidad de usar joyas tan bonitas. En lugar de desperdiciarlas dejándolas en un rincón, ¿por qué no me las das? Puedo vestirme mejor y tu papá estará más feliz cuando me vea.
—Así yo no tuviera utilidad para estas joyas, ¡yo preferiría tirarlas a la basura que regalártelas!
Wen Yadai agarró el joyero en su mano con fuerza mientras rechinaba los dientes, también con tanta fuerza que casi se los partía.
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