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El Renacimiento de Omega

``` —¿Qué podía ser peor que la muerte misma? —Pues morir sabiendo que nadie te echaría de menos, sabiendo que tu muerte era un favor para todos los que alguna vez conociste. —Así fue exactamente como me sentí el día que morí. —Era el hijo amoroso del Rey Alfa de Eclipse, en una época donde el vínculo de pareja se consideraba sagrado, un hijo nacido fuera del matrimonio no era nada menos que sacrílego... —Fue su culpa, él amó a alguien más que a su compañera... —Fue su culpa, tuvo conocimiento carnal de una mujer humana. —Todo fue su culpa, mi único crimen fue nacer de su lujuria. —Pero, ¿por qué ese Rey Alfa que era mi padre estaba perfectamente seguro, mientras que yo era odiado, despreciado y culpado por todo en su lugar? —¿Por qué tenía que ser la ficha de cambio de mi padre, utilizada para lograr sus objetivos? —¿Por qué no pude obtener un rechazo como todos los demás, sino que en cambio fui asesinado por mi propio compañero? —¿Por qué fui asesinado antes de tener siquiera la oportunidad de vivir? —Tenía mil preguntas y sin embargo no había nadie para responder y así fue exactamente como morí... —Entonces, ¿por qué mis ojos se abrieron de repente a ese día, un mes antes de mi muerte? —¿Fue a causa de mi pequeño secreto? —Un secreto que no le contaré a nadie más que a ti... —Por el título de mi relato, debes pensar que soy un lobo Omega... —No, te equivocas... No soy un lobo Omega, soy un lobo Alfa y mi nombre es Omega. —Segundo libro en la serie Renacimiento de los Hombres Lobo. —No es una precuela o secuela de 'El Némesis del Rey Alfa', ambos libros no están relacionados salvo por el escenario del mundo y el concepto de Renacimiento de los Hombres Lobo. —El arte de la portada obtenido de internet, todos los créditos al artista original. ```

JHeart · Kỳ huyễn
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La Palabra (Cap.351)

Celeste se retorcía nerviosamente las manos mientras estaba de pie en la cadena montañosa, 

Había pasado casi una hora desde que había acudido a él y el hombre alado aún no había dicho palabra.

No a Celeste al menos, el hombre alado aún tarareaba esa melodía que siempre estaba en sus labios,

 Celeste había escuchado esta melodía de él tantas veces que a menudo se preguntaba qué significado tendría para él, para que la recordara tan afectuosamente.

Pero, por supuesto, esta no era una respuesta que Celeste pudiera osar buscar, cuando se trataba de la ira del hombre alado, Celeste sabía bastante bien que no habría excepciones.

Casi parecía como si el hombre alado no tuviera conocimiento de la presencia de Celeste debido a lo bien que la había ignorado desde su llegada.

Por mucho que Celeste lo intentara, simplemente no podía ocultar su inquietud.

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