Visa se encuentra ahora mismo escondida detrás de un auto, estudiando la zona para ver la mejor manera de infiltrarse en el lugar. Su intención es la de recabar información, con lo cual, con sólo entrar y pasar desapercibida, en teoría sería suficiente para escuchar algo. Lamentablemente, un ser cómo ella llamaría demasiado la atención, por lo cual no puede arriesgarse a ser vista.
La escena es un galpón debajo de un gran puente de concreto. Frente a la misma, un convoy de camiones y vans estacionados. Los soldados han terminado de descargar las cajas y han dejado dos pares de guardias en dos diferentes flancos. Unos están aprovechando para descansar y beber unos tragos, el otro par parece asustado, pero alerta.
Antes de que pueda terminar de inspeccionar la zona, un segundo convoy llega por el lado opuesto al que llegó junto a Visa. Ésta, para no ser vista, se oculta en lo que parece ser una pizzería abandonada, con un gran ventanal roto dando a la calle. Pero hace una mala maniobra al entrar y se corta un flanco con cristal. El corte es fino pero alargado, de unos seis centímetros.
— Gahsss. — Lanza un quejido de dolor que casi llama la atención de un militar que pasa por ahí.
— ¿Qué pasa, Simpson? — Grita otro militar al ver a su compañero distraído.
— Nada, creo que hay serpientes en esa pizzería.
— ¡No es de su incumbencia, soldado. Siga descargando esas cajas!
Visa lanza un siseante suspiro de alivio y se aleja de la ventana. Inspecciona nuevamente su corte y ve que ya ha perdido al menos un cuarto de litro de sangre.
Eso es un gran problema. Los miembros de su especie no coagulan bien. Lo bueno es que Visa sabe cómo preparar un coagulante utilizando lo que ya hay en su cuerpo. Visa pertenece a una especie de serpientes humanoides llamada Xyhozzan. Las hembras de esta especie son capaces de almacenar en dos glándulas ubicadas en su caja torácica varios litros de líquido. Éstas mismas glándulas también permiten llevar a cabo procesos químicos utilizando líquido y alimento. Son básicamente laboratorios químicos en miniatura. Todos éstos procesos se hacen de forma voluntaria, aunque con entrenamiento algunos pueden convertirse en actos reflejos. Visa, cómo algunas de su especie, ha decidido explotar esta habilidad al máximo estudiando varias ramas de la química.
El proceso de preparar el coagulante le lleva unos 30 segundos, mientras, busca una tela con la que hacer un torniquete. Encuentra rápido el uniforme de uno de los empleados de la pizzería, y lo aplica, justo antes de que el coagulante termine de estar listo.
Tras ser rociado desde la boca de Visa, o más precisamente desde sus colmillos, el coagulante actúa de manera casi instantánea, aunque ahora con esa herida la libertad de movimiento de la serpiente es reducida.
Visa entonces se acerca nuevamente, con cuidado, al ventanal roto. Aprovecha la pobre iluminación del lugar para asomarse y así, cuenta la cantidad de camiones mientras los soldados están distraídos cargando las cajas. Prácticamente toda la manzana está llena de los mismos, mientras que las vans se han ido.
— Son demasiados camiones... El lugar donde están descargando las cajas es reducido. — Piensa Visa en voz alta, mientras se ayuda con su visión infrarroja natural. — No creo que ese sitio tenga más de unos cien o doscientos metros cuadrados, pero desde aquí no alcanzo a ver las cajas. Hay menos soldados de los que debería. Dos hacen guardia fuera, y hay otra docena dentro, pero he visto más antes. ¿Donde está el resto?
Visa ve una puerta abrirse y un rastro de calor que no había visto sale de dentro. Se sorprende al notarlo, cómo si algo no cuadrara. Por su postura, parece estar sosteniendo un objeto alargado y con cierto peso, tal vez un rifle de francotirador pesado. Por curiosidad, decide seguir a éste soldado en particular con la vista.
El soldado sale del garaje, y Visa se sorprende nuevamente al ver que lo que él lleva es nada más y nada menos que un arma que ella conocía muy bien. Un cañón de riel mediano para francotirador, modelo THP 16. Un modelo antiguo, ya no se fabrica, pero está a milenios de la tecnología disponible en un mundo cómo éste.
Visa distingue, viendo a color, algunas modificaciones hechas al arma, y además, el uniforme es diferente al de otros soldados. Un traje de seudoquitina con patrones de camuflaje amarillentos, similar a lo que viste ella misma.
El soldado se acerca a trote hacia la pizzería. Visa no tiene tiempo de buscar un lugar para ocultarse, así que en vez de eso repta manteniéndose tan pegada al suelo cómo puede, en dirección hacia detrás de la puerta, sólo para darse cuenta de su mala idea demasiado tarde.
El soldado entra pateando la puerta.
— ¡Hssss! — Visa se queja.
— ¿Eh? No me dijeron que había serpientes en éste lugar. — El francotirador se muestra visiblemente asustado al oír el siseo.
Así que Visa aprovecha y sisea más fuerte.
El soldado se voltea lentamente, pero antes de que pueda hacerlo del todo, Visa mueve la puerta y se le abalanza rápidamente, rodeándolo con su cuerpo cual boa constrictora. El soldado queda así inmovilizado de los hombros para abajo. Sólo sus brazos quedan libres. Visa ya sabe que es mala idea que las armas de fuego queden dentro de su agarre, así que por eso lo evita. En vez de eso, sostiene los brazos del soldado con los suyos, contra un segmento de su cuerpo y usando su peso a su favor. Así, el arma apunta lejos de ella, y mientras ella está cara a cara con el soldado.
— Subesss la voz y te cómo aquí mismo. — Amenaza.
El soldado parece asustado. Ahora es cuestión de qué tanto le teme. Muy poco o demasiado, y tal vez intente pedir ayuda, y eso se traduce en algo que Visa no quiere. Gritos.
— Te puedo garantizar que no ess algo bonito. Imagínate pasando días enteros ssin hacer nada más que ssentir un ardiente dolor en toda tu piel, luego, en tu carne viva, hasta que mis jugos gástricos descompongan las paredes de tu torrente sanguíneo.
El francotirador se ve visiblemente espantado. Empieza a sudar y Visa puede notar palpitaciones.
— Por favor... por favor no. Por favor. — Repite esforzándose por no subir la voz.
— Bien. Ahora ressponde. ¿De dónde sacasste esse uniforme y tu arma?
— E-es clasificado. N-no p-puedo hablar de eso. Y a-aunque pudiera, n-no entendí nada de lo que decían.
— ¿Quiénes? — Visa aprieta más fuerte hasta que el traje empieza a quebrarse.
— S-supuestamente éstos científicos t-tienen una patente de cierta tecnología. Pero no entiendo ¿Cómo puede una sola tecnología producir cosas tan dispares y tan... Tan imposibles?
— ¡¿Hay máss?!
— E-el garaje. Trajeron todo el arsenal. — El francotirador parece algo menos nervioso. Bastante, si lo comparamos a su reacción anterior.
— Excelente. Graciass. Ahora. ¿Tienes alguna enfermedad peligrosa o consumes sustancias adictivas?
— Soy alcohólico y fumador en rehabilitación. Me inscribí al ejército para ayudarme a superar mis vicios. ¿Por qué?
— Bueno, porque voy a poner a dormir.
— ¡¿Qué?! — Es todo lo que alcanza a decir antes de ser mordido en el cuello por la serpiente. Su cuerpo empieza a ponerse rígido.
— Menos mal que no eres hemofilico, eso habría complicado las cosas. Tranquilo, no vas a morirte por ésto, en cuanto la parálisis se disipe, en unos cincuenta minutos, vas a caer en un sueño profundo. Lo siento, no quiero matar a nadie si puedo evitarlo, pero tampoco me fío de ti, así que está es mi única alternativa La buena noticia es que no deberías de experimentar, en teoría, ninguna reacción adversa ni secuela cuando despiertes.
Dice antes de quitarle el rifle y dirigirse a la parte de atrás del establecimiento.
— Ahora, ssi mandaron a un francotirador aquí — dice pensando en voz alta — es que éste lugar debe tener algo cómo... — Clava su vista en cierto objeto ubicado en la parte posterior de la cocina. — Perfecto.
Pronto dejaré de publicar en esta plataforma, pero no se preocupen, hay mucho más contenido del Protectorado.
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@MaestroCebolla
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