Mu Yuchen levantó una mano y sostuvo su cabeza suavemente. Se relajó por un rato antes de decir dócilmente: —Hmm, la tía falleció ese día.
Cuando dijo eso, Xi Xiaye se quedó atónita y se volvió para mirarlo. Su mirada se mantuvo quieta como el agua, pero no dijo nada durante mucho tiempo.
—Me sorprende que alguien recuerde ese día. Probablemente el abuelo y la abuela ya no lo recuerdan, ya que se obligaron a olvidar.
Se apoyó en el sofá, sus ojos un poco aturdidos como si él estuviera recordando algo. Su expresión también era tranquila y distante. —Recuerdo que fue un festival de Qixi muy animado ese año. Después de un largo período de recuperación, la depresión de la tía parecía estar mejorando. Incluso si era un día de festividades, mi abuela quería salir a pasear, y al mismo tiempo, conseguir algo de ropa nueva para ella. También trajeron a Lingtian. Era muy joven entonces, apenas tenía cinco años. Fue hace mucho tiempo...
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