—¡Por favor! El precio de estas tres botellas ascenderá a unos cientos de miles de dólares, ¿verdad?
—Eh, eh, eh, finalmente entendí que no importa lo duro que trabaje una mujer, ¡no es tan bueno como tener un buen marido!
[…]
El estado de ánimo de Ning Xueluo esa noche había estado inicialmente en la cúspide de la miseria, pero cuando escuchó todos los elogios y burlas de la multitud en reacción al vino, empezó a animarse de nuevo. ¡Su Yan fue sin duda la mejor cosa que le pasó en esa vida!
Un poco más tarde, Su Yan, que tenía una reunión social de negocios cerca, se acercó a saludar a todos, y luego le pidieron con entusiasmo que se quedara.
Cuando Su Yan vio que Lu Jingli también estaba presente, quiso relacionarse con él, así que se quedó y luego se acercó a conversar con Lu Jingli.
Lu Jingli sonrió y lo manejó hábilmente con unas pocas frases antes de hacer que se fuera.
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