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1 El Marcado y La Investigadora: Capítulo 1

| Primera nota escrita, como testimonio, de Rocky Mackry. También conocido como "El pistolero oscuro". Tras volver de un transe, la vasija pérdida camina en busca de un refugio hasta que su camino se cruza con viejas amistades |

El Niño Perdido En Un Mar De Muertos 1.

Mi madre, Sarah Makcry, solo me enseñó una cosa: "lo que no te mata, te hace querer haber muerto". No recuerdo cuándo fue la última vez que la vi a los ojos, su rostro es muy difuso para recordar ahora, pero lo que si soy capaz de recordar con claridad es la vez que me dejó y abandonó todo lo que ella tenía, casi puedo sentir la confusión que me generó. Aun así, mi madre ya ha muerto, empalada, crucificada, junto con su "gloriosa" Armadura Celestial.

Me han llamado por distintos nombres a lo largo de mis travesías. El pistolero oscuro, El forajido negro, La vasija perdida, El portador de desgracias y uno de mis favoritos, la sombra funesta . Estos son solo algunos de los tantos apodos de mala fama que me he ganado a lo largo de los años. Pero mi madre prefirió llamar me Rocky Mackry.

A dónde miro, me encuentro con caos, tristeza y ese aroma característico a sueños rotos. Es increíble como en todo este yermo helado solo resaltan las ruinas de lo que una vez fué. Los antiguos dueños de esta luna eran conocidos como La Milicia, pero ya nadie recuerda la gloria fugaz que un día tuvo; ni aquel nombre que le dimos hace muchos años. Ahora todos se refieren a este basurero como "Lockdown". Nada entra, nada sale, y la capital se niega a responder nuestros gritos de ayuda.

Por si fuera poco, los nativos originales de Lockdown: los Montus, nos declararon la guerra hace no mucho tiempo atrás, replicando que se trataba de su libertad, de su legado como especie, de su orgullo, de todo a lo que podía llamar vida. no los culpo, de hecho los admiro, lograron no solo ganarle a los autoproclamados asesinos de dioses sino que los humillaron, destruyeron su orgullo hasta dejar una sombra opaca de lo que alguna vez fue un baluarte para el imperio más poderoso del universo: La Santa Paz. Pero es una historia para otra ocasión. Solo queda ver cual de los dos bandos sobrevive, los nativos de esta luna, o los invasores despiadados que con armas nucleares, congelaron casi por completo este otrora vergel.

Obviamente los milicianos a los que yo pertenecía eran los invasores, los insectos Humanoides nativos sin el "Sello de Noé" eran la plaga que había que aplastar para colonizar el lugar, pero perdimos, décadas de matanzas y perdimos. Mi madre perdió su guerra, y yo no morí por ellos.

(Rocky Mackry)

1.- Heme aquí, una Vasija. Como fuente de mis deseos, sueños y voluntad, padre y madre, navegare el cielo hacia donde el destino me quiere y si he de morir que sea la misericordia de Guerrera lo que me lleve a lo alto de la torre dorada y mi alma vuelva al barro.

2.- Y estando aquí físicamente, no me encontraba aquí, mi mente volvió a cuando Madre se fue y mis ojos se cristalizaron a punto de romper en llanto.

¿Por qué me quedan lágrimas para derramar aún?

¿Acaso no terminara mi vida en silencio?

3.- Más no fue así, y con la fuerza que me quedaba en mis brazos y piernas comencé a empujar, patear y arrastrar a la pila de cadáveres que tenía encima. El crujir de la quitina, su sangre cayendo lentamente y algún grito ahogado de los cuerpos debajo mis pies.

4.- Por el cansancio que tenía sobre mí, caía de vuelta a la fosa al intentar escalar por la pila de muertos una y otra y otra vez, mis manos temblaban y sentía que mi espalda era desgarrada con cada brazada que daba.

Las heridas de todo mi cuerpo se abrieron nuevamente cuando logré salir de aquel foso, ahí noté que iba dejando un rastro de sangre por donde caminaba.

5.- He aquí, pues viendo mis pisadas ensangrentadas quedé a merced de un pequeño Montus con solo tres brazos, pues había perdido uno gracias a mi seguramente. Su mirada era fría, podía escuchar sus sollozos bajo su mascarada hecha de chatarra. La mano inferior derecha estaba tomando su respectivo hombro izquierdo en un intento fútil de detener el sangrado, sus manos superiores sostienen una lanza apuntando directamente hacia mí cuello.

6.- Y fue en ese instante, en un momento fugaz, sentí todo el calor de su ira, sentí su odio y sus ganas de venganza. Y también vi todo por lo que el pequeño había pasado, y lo entendí.

7.- Pero qué clase de forma de vida sería yo si no escudriño la vida propia aun viendo como podría atravesar mi cuello. Y sintiendo mis entrañas siendo despedazadas, fue mi propio egoísmo lo que me llevó a preservar mi vida.

8.- Sus ojos transmitían la impotencia, la desesperación de una especie entera, él quería vivir, pues nosotros les dimos la muerte sin previo aviso y les arrebatamos todo.

No dudó, se abalanzó sobre mí, directo a mi garganta.

9.- Más el era joven e imprudente, sesgado por la ira falló en su primer ataque, el tajo sólo roso mi armadura y ni siquiera le hizo una ruptura,

10.- Siendo un hombre mayor, un asesino innato, patee su pecho con fuerza lo más rápido que pude, escuche como su exoesqueleto se rompió y sus ropajes se desgarraron. Aun así, dudo, al ver en él la misma ira que me mueve.

11.- ¿Quién sí no yo puede entender su ira? Podría dejarlo ir, y mi alma así lo quiso. Sin embargo mi cuerpo…

La luz del Cañón de mi arma iluminó mi casco por una fracción de segundo, el brutal impacto destrozó su máscara, su rostro, cráneo y su mandíbula se separó al momento del disparo, su sangre salpicó toda mi armadura e incluso el barro bajo nosotros. Como si quisiese darme un último ataque su cuerpo se retorcido, pataleando y dando golpes al aire, sus garras tocaron mi pierna repetidas veces mientras su garganta expuesta escupía sangre y vómito mientras escuchaba como se escapaba el aire de sus pulmones.

12.- Así pues, había matado a otro que me recordaba a mi. Y deseando que el arma tuviera otra bala apunté a mi cabeza, siendo mi alma perturbada una vez más... deseaba poner fin a todo.

Sin embargo, al apretar el gatillo no ocurrió nada. Y el arma solo me gruñó de vuelta.

13.- Heme aquí pues, que aún estando aquí físicamente, no estoy. Mis ojos ven un horizonte cubierto de cuerpos en la orilla del océano, y a lo lejos logro distinguir una figura de una mujer, apuntando al este mientras hacemos contacto visual; vuelvo a ver aquella playa de violentos mares, mi cuerpo tiembla de miedo pues del océano emerge una torre de una piedra negra que aleja toda luz, y al abrir y cerrar mis ojos me doy cuenta que sigo aquí, volví a soñar con los ojos abiertos.

14.- Y al volver sobre mí, veo al cielo gris impaciente en busca de alguna respuesta, pero solo veo basura espacial quemándose, ni bien me puse de pie empecé a caminar sin rumbo una vez más guiándome solo por instinto. Pero cómo sabría yo que una de esas estelas de luces no era basura quemándose, pues poco sabía yo que ese día Guerrera pondría a prueba mi fe y que mi alma sería atormentada una vez más por mis errores pasados.

15.- Sin perder un segundo más me aventure a ese páramo helado en busca de algo que no sabía si era real o solo era una alucinación causada por la pérdida de sangre. De forma continua y tan sólo durante un segundo tenía visiones extrañas sobre una costa azotada por olas masivas cuyas aguas tenían a el cosmos en su totalidad.

16.- De nuevo mientras vagaba entre el sueño y la realidad volví a ver el cielo y vi algo que se asemejaba a una nave, algo pequeño pero tan fugaz que era fácil de perder y de ese le siguió otro y después otro más. Tres estelas de fuego se dirigían al horizonte atravesando un pastizal de hierbas rojas. Pues habían pasado 2 años desde que alguna sonda o nave extranjera entrará al planeta, me extrañe al ver que eran tres y asumí que había algo más que solo una exploración, pensé que quizá era un ejército.

17.- Bien pues, el peso de mis botas me cansaba y mi armadura se hacía más difícil de manipular, mi cuerpo temblaba del dolor y apenas podía mantenerme de pie pero la sola idea de que nos fueran a invadir me tenía lo suficientemente distraído para no notar el ardor en las plantas de mis pies.

18.- Y en poco menos de quince minutos de caminata la hierba roja cubrió todos mis alrededores, la luz apenas cruzaba entre las peligrosas vainas que salían del suelo, el zumbido constante de varios insectos y aves inundaron el lugar con una falsa aura de tranquilidad. Mientras más me adentraba más perdido me sentía, más me estremecía por los aullidos lejanos y los chillidos de detrás de mí.

19.- Mientras seguía adentrandome mayor era mi incertidumbre pues en estás "selvas" carmesíes habitan aquellos a los que llamamos "Guardianes". Podía escuchar sus pesados pasos a cientos de metros de distancia, el chirrido de sus pistones moviéndose, sus agudos silbidos.

Podía ver la luz amarilla de sus ojos sobre el campo así como su silueta era visible también.

Los sonidos de los animales se vieron superados por el de estos mecánicos bipediosos que buscaban algo que poder atrapar. El color azul de su carcasa los delataba aún más al ser tan distinto al del resto del lugar, eso me alertó de la presencia de uno de ellos.

20.- Me movía con cautela pasando por debajo de las máquinas sin ser visto, la capa y las pieles de animales que tenía sobre mi armadura me camuflaban. Ahí fue qué, pasando el rebaño de metal, unas rafajas azules chocaron con los caparazones casi impenetrables, disparaban a ciegas. Con mi fuerza tambaleante a punto de recuperar el equilibrio; puse en marcha mis pasos hacia el origen de los disparos lejanos, los guardianes se alteraron mientras tomaban una actitud territorial y hostil.

21.- Bien pues, concentrado con un camino fijo hacia delante logré salir del pastizal. Sobre mi, casi tan rápido como un rayo, un guardián cuadrúpedo de color negro y rojo embistió un pequeño vehículo motorizado lanzando a sus pasajeros por los aires, dos de ellos cayendo sobre rocas cercanas. Y con una furia intrínseca la máquina aplastaba a los pocos cuerpos que quedaban mientras seguía adelante, tratando de acabar con más de los invasores.

22.- Fue grande mi sorpresa al ver todo un regimiento de la milicia en las cercanías, defendían una nave estrellada, sus ornamentos dorados y su forma angular me eran familiares: era una nave de despliegue directa de la capital, probablemente era unas de las que había visto antes, tiempo después lo confirmo.

23.- Entre la multitud logró reconocer a dos soldados con armaduras y equipo pesado, uno de ellos tenía su armamento pintado de un gris casi blanquecino con algunas partes de un ligero color verde, tenía un emblema de una lechuza sobre un rifle clavado en el suelo; mirando a su derecha logré ver con mayor detalle al otro soldado, una armadura un poco más ligera, llena de cartuchos de plasma y granadas en su cinturón con varias carrilleras cortas en las hombreras y piernas, tenía un color rojo en su armadura, y las placas blindadas alrededor de los antebrazos, muslos, puños y parte del pecho estaban en su color naranja original, recién las había colocado. Aquellos dos hombres eran viejos amigos, Fredd y Simons respectivamente, la última vez que los ví fue hace casi tres años

24.- No lo pensé dos veces, pues se veía que necesitaban ayuda en distraer a las máquinas alteradas para poder sacar a los sobrevivientes. Tomé mi rifle con rapidez de su soga para poder apuntar, la hoja de la bayoneta brillo en cuanto la mira se alineó con mi objetivo como si me avisará de que estaba lista para disparar, tres disparos impactaron las uniones de una de las piernas del cuadrúpedo quien apuntó con su cañones, ubicados al costado de la gran pieza cuadrangular qué sirve como cabeza y torso a la vez. La ráfaga de plasma casi me alcanza cuando saltaba hacia detrás de las rocas de antes, oí disparos extras de los demás milicianos, quienes empezaron a avanzar de la zona de impacto.

25. Salté sobre las rocas, volví a disparar a la máquina más grande quien no podía decidir un blanco fijo y sólo escupía ráfaga tras ráfaga. Otros dos Guardianes cuadrupedos salieron del pastizal y comenzaron a cargar sus cañones mientras que la luz roja brillaba intensamente de su cámara principal en forma de una línea vertical justo al frente de su carcasa en pendiente. Fue entonces que la cicatriz en mi muñeca izquierda comenzó a chillar con entusiasmo y frenesí, el arma que tenía enfundada se tambaleaba con desesperación, tenía hambre de guerra. Sin darme cuenta guarde mi rifle y desenfunde aquel cañón de mano maldito, el tambor de la munición se llenó con cuatro proyectiles en cuanto mi brazo se alzó para disparar.

26.- Mi corazón ardía, sentí un dolor intenso en mi pecho, casi como una puñalada. Sonó el primer disparo, una llamarada de un verde oscuro intenso se abalanzó sobre aquel ser consciente que solo defendía su territorio, su metal se corroyó y sus componentes se oxidaron en un instante. Disparé el segundo tiro, Las luces de sus cámaras… sus ojos… se apagaron tras echar un grito de dolor intenso, luego cayeron con fuerza al suelo, levantando la tierra y el lodo bajo ellos. Llegó el tercer disparo, las máquinas más pequeñas corrieron despavoridas devuelta a la hierba carmesí, todos los soldados miraron perplejos a la sombra que se cernía sobre ellos, aún con el humo esmeralda saliendo de la boca de aquella arma hecha de huesos negros, cubierta de dientes de bestia y con unos ojos ominosos observando los, no me temian a mi, sino a "eso" que llamaban "Devoradora de Almas".

27.-El silencio cubrió el lugar de forma abrumadora, enfunde mi arma con cautela para no asustar a nadie más puesto que varios soldados alzaron sus armas en mi dirección, el gruñido de ira de la Devoradora se silenció cuando entro por completo en su funda y mi cicatriz paro de emitir aquella luz verde. Baje con cuidado la roca en la que estaba parado para no pisar los cuerpos que tenía encima. Entonces escuché una voz familiar, y me habló por mi nombre, con cierta sorpresa en ella - ¡Rocky! Vaya vaya vaya, Lockdown no te trato muy bien ¿Verdad? - una figura femenina salió de los escombros junto con los que parecían los tripulantes de la nave, no eran soldados, eran civiles cargando equipos eléctricos y medidores de radiación.

28.- Ahora, aquella figura no tenía equipo militar, parecía el de un oficial de seguridad de la capital, apenas tenía blindaje y se podía ver parte del traje interior que se usa para los viajes estelares a través de la Zona Cero. El casco tenía un visor amplio que llegaba hasta la parte superior del mismo, al quitarselo pude ver a quien estaba debajo de él, Jyn Karla Vandogh, detective forense de la nobleza de la capital Santa Paz, esto era un asunto oficial de la iglesia de La Casa Magna y justo quedé al alcance de sus garras.

29.- Karla se acercó a mi y vio a través de mi casco con el visor apunto de romperse, estando a solo unos centímetros de mi prosiguió con su regaño - Bueno… te mentiría si dijera que no me alegro de verte. Pero entiendes que tengo órdenes, ya nos pondremos al día… - miró hacia donde Simons y Fredd, quienes estaban sorprendidos, pero a la vez confundidos, de verme en un estado deplorable; continuó hablando - …nosotros cuatro, mientras tanto. Rocky Mackry, quedas arrestado por el crimen de herejía al portar un arma del caos, y utilizar dicha sustancia de forma directa en ti y en tus víctimas, quedas bajo custodia de la policía militar de la Milicia hasta que La Casa Magna dicte sentencia… lo siento amigo.

30.- He aquí, pues siendo prisionero del imperio al que antes serví, siendo vigilado por mis antes compañeros, me dirigía a la capital de Lockdown, cerca del Gran Elevador Espacial, devuelta al alcance de los Sacerdotes de Guerra para cumplir un horrible y pútrido destino. Más ya no había esperanza que arrancar de mi, como vasija que soy conozco la naturaleza de las visiones que he tenido, conozco la verdad detrás de ellas: "puesto que una vasija sólo cumplirá su propósito, aquel por el que ha sido creada y terminada su jornada no necesitará vivir más, no tendrá más sueños ni ambiciones, se marchitaran volviendo al polvo donde pertenecen." Esto le espera a todas la vasijas y yo ya no tengo tiempo, aún así… mi alma grita con desesperación, quiere aferrarse a la vida aunque no tenga nada ni nadie, quiere seguir viva y buscar un lugar a dónde pertenecer, quiero buscar un lugar el cual llamar hogar. Pero mi cuerpo cede al cansancio, mis párpados pesan y mis ojos se cierran pero antes de quedar inconsciente logro ver aquella torre oscura ahora convertida en una cruz y a aquella figura de rodillas mientras eleva sus brazos en forma de adoración, en aquella cruz gigante que parte el cielo en dos hay un cuerpo clavado en ella, una criatura de proporciones titánicas con alas de metal cuyas plumas no son más que grandes placas oscuras, aquella figura ya la había visto antes… en un sueño, o quizá en mi niñez?.