Dante miró la lámpara del techo por unos cuantos minutos hasta que la luz amarillenta de la lámpara comenzó a irritar sus ojos. Con curiosidad, Dante miro su habitación tratando comprender en donde se había metido.
La habitación donde Dante se encontraba parecía ser un vestuario de gimnasio y tenía todas las paredes formadas por losas blancas; mientras que el piso estaba formado con losas grises.
En el vestuario había varios bancos de madera para sentarse y muchos casilleros cerrados con candados podían encontrarse por las paredes y en el medio de la habitación. Una de las esquinas de la habitación tenía una abertura sin puerta, la cual conducía a una zona que aparentaba ser un baño.
Dante actualmente se encontraba acostado de en unos de los bancos de madera, tratando de procesar como es que hundirse en el barro lo conducía a un vestuario. Dante notó que su cuerpo se sentía más liviano, fue entonces cuando el viejo se percató de que solo llevaba puesta una toalla blanca en su cintura, el resto de; cuerpo de Dante estaba desnudo y muy limpio: no tenía una sola mancha de barro en todo su cuerpo.
Al inspeccionar su cuerpo, Dante noto que había algo raro en su mano y con algo de incomodidad dante trato de limpiar la mancha negra que había en su mano con la talla blanca. Pero por mucho que Dante tratara, la mancha no desaparecía.
—Esto fue provocado por el barro?—Pregunto Dante hablando únicamente y sin mucha preocupación, probablemente cuando muriera esta mancha desaparecería.
—Esa marca significa que vas a ayudarnos!—Grito alguien con bastante entusiasmo, la persona parecía estar encendida dentro de uno de los casilleros del vestuario.
Asustado por el grito repentino ,Dante miro a los casilleros.
De un vistazo el viejo no se dio cuenta, pero mirando con cuidado, Dante observo que uno de los casilleros no tenía candado y varios ojos amarillentos lo miraban desde el interior.
—Vas a salir del casillero?—Pregunto Dante notando que la criatura solo se quedaba observándolo por un buen rato; el viejo recordaba que la piedra que habla le había pedido que ayudara a unas criaturas y él había aceptado ayudar a estas criaturas a cambio de enterarse de una terrible verdad.
Según los recuerdos de Dante, la piedra que habla le había dicho a al viejo que su familia y el mundo que había conocido había desaparecido hace mucho y lo que estuvo viviendo fue un recuerdo del pasado de cuando él vivió en ese mundo.
Por lo que Dante no podía volver nunca a ese lugar, ya que el recuerdo únicamente podía ser revivido una sola vez; al enterarse de la verdad, Dante recuerda haberse propuesto ayudar a estas criaturas mientras buscaba un nuevo objetivo para su vida.
Mientras Dante reflexionaba en su mente, el casillero del vestuario se abrió mostrando 4 criaturas amontonadas en el casillero. Las criaturas se parecían a un cerebro del tamaño un poco más chico que una pelota de fútbol; varios tentáculos crecían de la parte de abajo del cerebro y cuatro ojos amarillentos podían verse en la parte delantera del cerebro. Constantemente un líquido trasparente y viscoso era emitido por la piel rosada de los cerebros y no parecían tener otros rasgos en su frente, además de los ojos.
—Si nos ayudas, te diremos que es esa marca en tu mano, Dante!—Dijo uno de los cerebros que parecía ser el más grande del grupo, mientras traba de salir del casillero, pero estaba algo atorado por el cuerpo de los otros cerebros.
Las palabras parecían provenir del interior del cerebro, por lo que era algo complicado distinguirlas y la forma de hablar se parecía a cuando una persona se tapa la boca con un trapo y trata de hablar; no obstante, para la mente de Dante las palabras eran más claras que el agua.
—Como saben mi nombre?—Pregunto Dante.
El cerebro más grande logró salir del casillero y comenzó a flotar por la habitación, mientras decía:
—Somos curadores: nuestro deber es custodiar la información de estos pisos—Comento el cerebro mientras movía sus tentáculos con emoción—Sabemos tu nombre porque solo hay un observador por piso y es fácil recordarlos a todos.
—Cuantos observadores hay?—Pregunto Dante con emoción.
—¡Pocos, actualmente únicamente hay 10 activos!—Comento uno de los curadores aún oculto en el casillero, su voz era idéntica a la del otro cerebro más grande, por lo que era complicado distinguirlo.
—Únicamente hay 10 pisos?—Pregunto Dante sin comprender a la otra parte.
—Hay 1000 pisos principales; por tanto, hay 1000 observadores—Comento el cerebro grande—No obstante, 990 observadores se encuentran durmiendo y únicamente hay 10 activos; tú eres el observador número 2: ¡Dante!
—¿Únicamente hay 1000 pisos? Recuerdo que alguien me hablo del piso 10.000—Murmuro Dante para sí mismo
El cerebro grande miró a sus compañeros y comenzaron a tocarse los tentáculos entre ellos como su estuvieran debatiendo la pregunta con seriedad, hasta el cerebro grande volvió mirar a dante y comento:
—No sabemos la cantidad de pisos totales. Los pisos principales tienen un observador, el resto son secundarios, reversos, pasillos, entre pisos, individuales, imaginarios, espejos, dimensionales, vacíos, muertos, divinos, apocalípticos y copias inexactas de los principales. Descontando los pisos temporales que suelen ser ignorados por su corta duración. Y luego están los desconocidos que...
—En que necesita mi ayuda?—Interrumpió Dante, notando que el cerebro no parecía tener intención de detener nunca su charla.
—¡Este piso es peligroso! ¡Necesitamos salir con vida!—Comento el cerebro de forma energica.