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Capítulo 24 — Preparación

Aldeib seguía desmayado y no había señal alguna de que despertara en los próximo minutos, parecía estar muerto. El estado del chico era deplorable y tan abrumadora que de solo verlo parecía que iba a entrar en el coma o incluso la muerte de forma irremediable. Incluso se podía decir que el chico no tenía ninguna clase de salvación.

Eilí estaba al lado de Aldeib en la habitación junto a los demás que también esperaban el momento en que Aldeib despertara para darle la mala noticia sobre sus actos. Sin embargo, parecía que Aldeib no iba a despertar por que ya habían pasado varios minutos...

—No despierta, ¿Luisa? —Eilí estaba preocupada por que Aldeib, quien no daba ninguna señal de querer despertar. De hecho, el corazón de Aldeib latía de forma irregular.

—Es lamentable. —contestó Luisa negando algo con la cabeza mientras sus ojos apuntaban a Aldeib. —Su corazón no late con normalidad. —Luisa volvió a poner su mano en el pecho de Aldeib y siguió notando como el corazón de este latía de una forma muy rara.

El chico había liberado un poder jamás visto, un poder el cual al fin y al cabo, su cuerpo no soportó. Era un poder de magnitud descomunal y de una naturaleza desconocida que llamó la atención hasta de los nobles y los padres de Lylia ya que un poder así no se había conocido en un simple chico. Esto significa que el poder que Aldeib logró liberar era tan extraño que figuras tan importantes no pudieron determinar la naturaleza de este poder tan violento.

Pero lo que se sabía es que este poder desencadenó eventos violentos con consecuencias nefastas en la vida de los seis amigos... La muerte de nobles de una forma cruel y horrible, tan grave era que Eilí ya estaba imaginando la ejecución de Aldeib o como escenario más optimista, pasar veinte años en prisión de máxima seguridad por el peligro que suponía Aldeib al mundo…

—Nunca creí que Aldeib fuera capaz de eso. —Denep no comprendía como Aldeib logró llegar al estado de ira total, al punto donde liberó su poder como si fuera una gran bomba explotando. —Parecía que se había vuelto loco.

—Yo tuve la culpa... El me intentó defender a mí. —Eilí estaba cabizbaja con una lágrima en sus ojos. Se sentía mal y también culpable por la muerte de esos dos nobles, aunque claramente no su culpa en realidad... Pero Eilí lo sentía así..., ella si sentía que tenía algo de culpa en ese suceso en su pobre corazón.

Sara evitó mirar a los demás en la cara. Ella sabía algo que podría ser la respuesta o la clave para llegar a la respuesta sobre que había sucedido o tal vez no. Después de todo, Sara era una humana perteneciente a la raza de los Eyesgod.

La raza de Eyesgod podían ver el poder las emociones de las personas con tan solo mirarlos de reojo, incluso si eran emociones no visibles a primera vista , incluso si las ocultaban. Esta raza era una de las más desconocidas y el porcentaje de probabilidad de que su hijo también perteneciere a su raza era inferior al cuarenta por ciento, pero aún así esta raza se multiplicó a tal punto que hace años existían miles de pueblos llenos de esta gente. Esta raza fue disminuyendo a tal punto de que hoy en día es muy difícil encontrarse con una persona que sea así o al menos en cualquier país fuera del reino, ya que la esclavitud de esta, raza exceptuando en el imperio (esclavitud abolida hace un año en el reino, la nación sagrada y la nación oscura), sumado a el bajo porcentaje de lograr nacer un bebé de esta raza, hizo que en los únicos lugares donde habían muchos de esta raza fuera el imperio.

Sara podía ver lo que Aldeib sentía y el poder que tenía, ¿verdad? Sí. Era un hecho, pero en el momento en el que sucedió todo el caos de Aldeib... Habían dos sentimientos que se mezclaban en Aldeib, era como si Sara no pudiera distinguir entre lo que sentía un noble en este momento y lo que sentía Eilí. Así de grave era. Parecía que un sentimiento se inspiraba se inspiraba del odio y otro parecía como un maestro viendo a un alumno que saca buenas calificaciones.

Todo empeoraba más.

«No solo noté que no podía distinguir entre los dos sentimientos presentes en Aldeib. También, por alguna razón, algo externo a Aldeib y Apeimón estaba intentando quitar el poder de Aldeib de su cuerpo, como si intentara pararlo.» La cabeza de Sara no sabía en que pensar en todo esto. Las conclusiones a las que llegaba eran nada, no servían como una verdad absoluta.

La verdad absoluta era que ni Aldeib sabía lo que le había sucedido en ese momento y probablemente no lo iba a poder saber. Sin embargo, algo que Aldeib si debía de saber era que estaba en problemas. Pero ese momento fue algo de lo más extraño que pudo haber sucedido.

Los ojos malditos del chico comenzaron a abrirse lentamente y sus latidos se estabilizaron como por arte de magia. Había despertado de un sueño profundo provocado por el exceso de poder liberado y el hechizo que Apeimón había utilizado en contra de Aldeib para evitar que siguiera haciendo ese caos.

—¡Aldeib! —Eilí se acercó y miró cara a cara al chico que se estaba despertando de su desmayo.

—¿Eh? —Aldeib no sabía donde estaba ni que decir. Definitivamente no entendía nada y su visión era borrosa, tanto que parecía que su cabeza daba vueltas. —Me duele la cabeza. —dijo sin poder recordar nada después sentir algo salir de su cuerpo tras hacerle caso a la voz de su mente.

—¡Por fin despiertas! —Eilí abrazó a Aldeib tomándolo por sorpresa. Veía que estaba en una cama rodeado por todos sus nuevos amigos, pero no sabía que fue lo que sucedió dentro del salón.

—Nos tenías preocupados. —Raylt miró a Aldeib con una sonrisa por ver como su amigo se había despertado tras varios minutos sin mostrar signos de que fuera a abrir los ojos.

—No recuerdo nada. —Aldeib abrió sus ojos y preguntó: —¿Qué pasó en la pelea del salón? —Aldeib, quien estaba intrigado y quería saber en que había terminado la pelea tan fuerte, se había dado cuenta que al menos no habían heridos y que solo él parecía estar en mal estado.

—¿No recuerdas nada? —Sara estaba extrañada al ver como Aldeib no recordaba como ese poder fue liberado de él. «Mientras sacó ese poder parecía alguien un poco diferente.» Sara estaba algo aterrada cuando unió en su mente lo que había sucedido, era como si parcialmente el alma de Aldeib fue completada. «Aldeib no parecía él mismo y ahora no recuerda nada.»

—Es normal. Lo aprendí cuando estudiaba medicina y magia curativa. —Luisa había frenado por completo las teorías de Sara, la cual estaba pensando en otras cosa muy extrañas.

—Tal vez lo sea..., pero no explica como salió tanto poder y odio de Aldeib. —Denep miró a Aldeib con algo de precaución. Lo que había visto la había dejado conmocionada e impactada.

—Tras una liberación excesiva y sin preparación de una cantidad de maná superior a la que se puede soportar en un estado no preparado es capaz de causar daños cerebrales, —Luisa miró a Aldeib. —desde la perdida de memoria parcial que puede ser recuperada o no, hasta quedar inválido de por vida.

—¿Qué pasa? ¿Hice algo malo? ¿Me pasó algo malo? —Aldeib estaba intrigado por lo que había sucedido y más cuando parecía que nadie le quería contestar a su pregunta. Era peor añadiendo que Luisa hablaba sobre como él pudo haber quedado en un estado inválido.

Aldeib no entendía la razón por la cual Denep tenía una posición tan defensiva y precavida. ¿Por qué Luisa metió temas de medicina al temas de conversación original? ¿Por qué estaban tan preocupados? No entendía nada.

—Oye... ¿Siempre liberas mucho poder cuando te enojas? —La pregunta de Eilí fue lo más clara posible para que Aldeib entendiera. Eilí tampoco entendía todo lo que había sucedido.

Aún así, Aldeib contestó:

—¿Perder el control por estrés? Pocas veces, pero si las recuerdo. —Aldeib se había referido a unos ataques de ira que tenía de vez en cuando y no eran tan frecuentes en él por que ya los había olvidado.

—No entendiste. —Denep afirmó que Aldeib no había entendido ni una gota de lo que se intentaban referir y negó con la cabeza.

Eilí no pudo formular una nueva pregunta, así que no pudo decir nada más. Por eso, Denep iba a intentar recordarle a Aldeib lo que había sucedido hace un par de minutos y que había dejado a todos en un estado de asombro.

—En medio de la pelea te consumió un aura de fuego y luego asesinaste a dos nobles de una manera tan cruel al intentar proteger a Eilí. —Denep miró a Aldeib esperando que reaccionara. —Posterior a eso, Apeimón ayudó para sacar ese poder de ti y gritaste como si te doliera mucho. —Denep, quien le había dicho a Aldeib lo que había pasado, lo miró con una mirada algo dudosa.

—¿En serio hice eso? —Aldeib no creía por completo que haya matado a dos personas. Como era natural, Aldeib al enterarse de eso se quedó como piedra, mas no sintió mucho remordimiento. En su encuentro con Riltut al lanzarle su anillo y hacerlo que explotara, mató a varios miembros de la secta.

Aldeib sabía el trato de las personas hacia la secta. Era muy fácil deducirlo y por lo tanto no sintió remordimiento por lo que hizo, en cambio, se sintió victorioso, pero esta vez sí sintió un poco de remordimiento, era poco, pero lo sentía. No era por haber asesinado a alguien... De hecho, Aldeib no entendía su remordimiento al cien por ciento por que era muy extraño.

Después de unos segundos comprendió su remordimiento. No era por haber matado, era en realidad por las consecuencias que esto le traería en su vida. Aldeib se dio cuenta que él, en sus asesinatos tan brutales, no había sentido remordimiento por asesinar a esas personas... Sino que simplemente no pensó en quien mataba, no le importaba a quien había asesinado, pero las consecuencias que esto le traería al final era algo de lo cual Aldeib tenía mucho remordimiento.

—¿Si hice eso, que me harán? —Aldeib preguntó algo preocupado por lo que había hecho y seguía sin pensar en las vidas de esas personas, solo preocupándose por sí mismo.

Raylt miró a Aldeib con un rostro preocupado.

—Si tienes suerte son quince años de cárcel, si no la tienes... —Raylt dejó pasar un silencio momentáneo durante un rato y dijo: —Serás ejecutado y tu cabeza se la darán a las bestias.

Aldeib abrió los ojos con miedo. Sin duda era muy pequeño como para pasar quince años en prisión o para ser ejecutado por algo que hizo de la nada. La voz del chico se agitó y trataba de tranquilizarse.

—¿¡Es en… en serio? —Aldeib no se estaba controlando.

—¡Ey, ey! ¡Estoy segura que la familia Saint-sword nos ayudará! —Eilí se acercó a Aldeib y lo vio fijamente a los ojos. —¡Cálmate! —Eilí estaba animando al pobre Aldeib. Era muy probable que todos los Saint-sword apoyarán a Aldeib... De hecho, era muy seguro que apoyarían a los seis.

Aldeib pensaba en el peso de la ley, que a sus ojos sería injusticia hacia él, peso que caería sobre él y sus amigos fuertemente y de una manera muy mala. En cuanto Eilí le dijo que la familia Saint-sword los podría ayudar en su situación... Sintió un peso que se quitaba de encima de él, como si sintiera que gracias a eso sería impune.

De pronto…

Por la puerta de la habitación entró un chico de pelo naranja con una espada en su vaina y las letras que decían todo sobre él... Letras talladas con oro y amor en su escudo plateado: "R.E.4 (Rey de la Espada número cuatro)". También por la puerta entró una chica de pelo amarillo como el sol y que se movía con el poco viento que entraba por la ventana, y tenía grandes pestañas rojas y negras.

—Ya despertó... Mmm. —Cedius miró a Aldeib con una sonrisa ya que él estaba algo preocupado por el chico de ojos malditos.

Melid habló sobre lo que iban a discutir en ese preciso momento y sobre lo que más importaba.

—Tenemos que hablar seriamente del caso de Aldeib antes que los arresten. —Melid observó a Aldeib. —Seguramente esos nobles inútiles ya abrieron el hocico y fueron a llorarle al juez diciéndole puras mentiras. —Melid estaba con el ceño fruncido y su boca resaltaba enojo por lo injustos que eran los nobles de este reino y el mal ejemplo que le daban a las personas que habitaban el reino de Aria.

Esto no significaba que todos fueran así, habían excepciones como la familia Saint-sword que son una familia de la más alta nobleza la cual no comparte las ideas de varios nobles del reino. También están los nobles Lint y Laryit, ambos comparten una creencia similar a los Saint-sword.

—Para este caso es probable que venga el juez superior a la ciudad. —Cedius hizo una mueca de disgusto.

—¿Si ustedes están con nosotros, sería muy grave el caso aún? —Sara preguntó.

—Sería algo complicado todavía, pero no creo que sea muy preocupante. —Cedius esbozó una sonrisa de confianza en sí mismo y en el poder que tenía su familia.

Este reino es dominado por los nobles pero mayormente son tres los que están sobre todos los demás nobles y solo uno de estos tres tiene el mismo poder que el resto de los nobles. Estos tres nobles son llamados los tres poderes nobles extremos, y cada uno tiene un cuarto del poder sobre el reino. La dama mayor, el juez superior y la alta caballera, los tres poderes nobles actuales del reino.

—Yo como ex alto caballero del reino de Aria, cuarto rey de la espada y una persona muy poderosa del reino, tengo la autoridad suficiente para hacerle frente al juez superior. —Cedius se vanaglorió por ser una de las personas más importantes y respetas de este reino. En cualquier caso, si el no hubiera sido el ex alto caballero del reino, aún sería muy poderoso y respetado.

—¿En serio? Muchísimas gracias, Cedius. —Aldeib estaba agradecido con Cedius, quien le ofreció ayuda para poder ganar el juicio que se le haría a Aldeib por su pecado de asesinar a dos nobles, a pesar de solo haber defendido a su amada Eilí.

—Será un caso duro. —Cedius esbozó una mueca algo disgustada y continuó: —Estoy seguro que hasta Lylia te apoyaría, pero no está en casa por el momento.

La familia Saint-sword será tu aliada en este juicio y por tanto seremos tus abogados para que resolvamos este problema en el que te haz metido. —Cedius le sonrió a Aldeib y miró a los demás con esperanza. —No solo a ti, sino que a todos ustedes. —Cedius se arrodilló y sacó la espada de su vaina para después clavarla en el suelo.

Melid también se arrodilló como su esposo Cedius y sacó su espada y ambos se pusieron en la misma posición, como rogando perdón, y ambos dijeron:

—La familia Saint-sword se compromete a ayudar a Aldeib y sus amigos en este juicio contra el juez superior del reino de Aria. Es una promesa. —Ambos miembros de la familia Saint-sword juraron en nombre de toda su familia ayudar a Aldeib y sus amigos en el problema que se habían metido de un momento a otro.

Aldeib los miró y pensó en:

«Estoy agradecido, pero es exagerado.»