Desde que se casaron, no hubo ni un solo segundo en el que ella no le temiera. ¿Era tan aterrador? Li Sicheng lo encontraba difícil de entender. Li Sicheng alcanzó el vaso de Ou Ming, pero falló en conseguirlo. Entonces él simplemente agarró la botella y comenzó a beber.
Ou Ming se dio cuenta que la mitad de la botella estaba en la garganta de Li Sicheng en solo un segundo. Asustado, Ou Ming se llevó la botella y empujó a Li Sicheng hacia el sofá.
—Camarero, llévese la botella.
Si continuaba así, era probable que Li Sicheng terminara en el hospital teniendo en cuenta sus problemas estomacales. Ou Ming lamentó haber invitado a Li Sicheng a salir en ese momento. Resultó que no pudo derramar su angustia sino que tuvo que atender a este joven amo.
—¿Qué demonios te pasa? ¡No bebes así!
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