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El despertar de Sylvia

En un mundo donde la realidad y la fantasía colisionan, Carlos, un jugador de videojuegos, se encuentra atrapado en el cuerpo de su avatar elfico, Sylvia. Despertando en un reino desconocido, debe navegar por una vida que es tanto familiar como extraña, enfrentando desafíos que ponen a prueba su identidad y su supervivencia. Capturada y acusada de espionaje, Sylvia es llevada ante los templarios y sacerdotes del monasterio, quienes ven en ella tanto una amenaza como una posible clave para un antiguo misterio. A través de juicios y tribulaciones, Sylvia se ve obligada a adaptarse a su nuevo entorno, aprendiendo las enseñanzas de Olpao y descubriendo paralelismos sorprendentes con su vida pasada. Mientras se sumerge en las profundidades de la fe y la política del monasterio, Sylvia descubre una profecía sobre los "Viajeros de Mundos", seres con el poder de alterar el destino de su mundo. Con esta nueva comprensión, se encuentra en el centro de una lucha por el poder, donde las alianzas son tan volátiles como las verdades que busca. Enredada en una red de manipulación y engaño, Sylvia debe discernir amigos de enemigos, especialmente cuando Günter, un templario con oscuros motivos, la arrastra hacia una trama de intrigas. Con cada capítulo, la tensión se intensifica, y Sylvia se encuentra en una carrera contra el tiempo y las sombras que buscan usarla como peón en un juego peligroso. "El Despertar de Sylvia" es una historia de transformación, descubrimiento y la lucha por la autenticidad en un mundo donde las apariencias pueden ser tan engañosas como la magia que lo impregna.

Shandor_Moon · Kỳ huyễn
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15. El comienzo del entrenamiento divino

El desayuno terminó con una sensación de anticipación en el aire. Sylvia, aún sumida en sus pensamientos y emociones revueltas, se levantó junto con su grupo para dirigirse al entrenamiento. Cada grupo se dirigía hacia un templo distinto, y por el camino común, Günter aprovechó para posicionarse junto a Sylvia, caminando a su lado con una confianza desbordante.

Mientras avanzaban, el sol empezaba a elevarse en el cielo, bañando el monasterio con su luz dorada. Las conversaciones eran mínimas, cada uno perdido en sus pensamientos sobre los desafíos del día. Sylvia no podía evitar sentir una mezcla de emoción y nerviosismo por el entrenamiento que le esperaba en el templo de Olpao.

Al acercarse a la bifurcación donde los caminos se separaban, con el grupo de Roberto dirigiéndose al templo de Tasares y el grupo de Sylvia hacia el templo de Olpao, Günter aprovechó el momento. Se acercó aún más a Sylvia, su presencia era abrumadora y magnética.

—Parece que hoy te espera una ardua jornada, Sylvia —dijo Günter con una sonrisa que mezclaba desafío y deseo. Sin previo aviso, la tomó por la cintura y la atrajo hacia él.

Antes de que Sylvia pudiera reaccionar, los labios de Günter se encontraron con los suyos en un beso apasionado y arrebatador. Sylvia sintió cómo la calidez de su cuerpo se fundía con la intensidad del contacto, una ola de sensaciones contradictorias la invadía. El beso era firme y exigente, despertando en ella un deseo profundo y confuso que la dejaba sin aliento. Sin pensarlo, sus brazos se enredaron alrededor del cuello de Günter, devolviéndole el beso con igual pasión. Aquel gesto dejó claro a todos los presentes que no era un acto contra su voluntad.

En medio de la vorágine de emociones, Sylvia notó que Tirnel Estel se preparaba para intervenir. Con un gesto rápido y casi instintivo de su mano derecha, la detuvo. Tirnel Estel, sorprendida, bajó su brazo, respetando la decisión de Sylvia aunque claramente no estaba de acuerdo.

Günter prolongó el beso un momento más antes de separarse, sus ojos brillaban con una mezcla de triunfo y lujuria. —Espero que disfrutes tu entrenamiento, Sylvia. Prometo que habrá más de esto. —Le susurró al oído con una sonrisa arrogante antes de alejarse para unirse a su propio grupo.

Sylvia se quedó quieta, tocándose los labios, todavía impactada por el atrevimiento de Günter. La sensación del beso aún ardía en su piel, una mezcla de enojo, confusión y deseo se agitaba en su interior. No podía evitar echar una mirada hacia Günter, quien se alejaba con una seguridad abrumadora. La conexión momentánea y la intensidad del beso la habían dejado con una sensación de vacío y anhelo. Era como si algo en su interior hubiera despertado y no pudiera ignorarlo.

Mientras se dirigían al templo de Olpao, Sylvia se esforzaba por recomponer sus pensamientos y emociones. Tenía un día de entrenamiento por delante y necesitaba concentrarse, pero la imagen de Günter y la sensación de sus labios seguían presentes, una sombra persistente en su mente.

Roberto y Frederick, que habían presenciado todo, intercambiaron miradas llenas de derrota y dolor. Para ambos, ver cómo Sylvia correspondía al beso de Günter era una puñalada en el corazón. La esperanza que mantenían de conquistar su amor parecía desvanecerse en ese instante, dejándolos con un vacío difícil de llenar. Frederick trató de ocultar su decepción, sintiéndose relegado a su papel de guardián leal, mientras Roberto luchaba por mantener una fachada de indiferencia ante la clara preferencia de Sylvia por Günter.

Sylvia, consciente de las miradas de sus compañeros, trató de concentrarse en el camino que tenía por delante. Sabía que sus sentimientos estaban enredados y confusos, pero también sabía que debía mantenerse fuerte y enfocada en los desafíos que el día traería. Sylvia respiró hondo, preparándose para enfrentar el día con determinación, aunque sus pensamientos seguían volviendo una y otra vez al beso de Günter y a las complejas emociones que había despertado en su interior.

Sylvia, Frederick y Tirnel Estel caminaron hacia el templo de Olpao, sus pasos resonaban en el pavimento de piedra mientras se acercaban al imponente edificio. El templo de Olpao era un lugar de serenidad y sanación, con altos techos abovedados y vitrales que dejaban pasar la luz del sol en un caleidoscopio de colores. La atmósfera era tranquila, impregnada de un suave aroma a incienso y hierbas medicinales.

El grupo finalmente llegó al templo de Olpao, listos para iniciar su entrenamiento. 

Al entrar, se encontraron con Theodor, que esperaba con una expresión mezcla de anticipación y seriedad. A su lado, una mujer desconocida acariciaba un gato que sostenía en sus brazos. La mujer era de estatura media, con una presencia imponente a pesar de su aspecto sereno. Sus ojos eran de un verde penetrante, y su cabello castaño oscuro caía en suaves ondas sobre sus hombros. Vestía una túnica blanca adornada con símbolos de Olpao, el dios de la vida y la sanación, y sus manos se movían con gracia y delicadeza mientras acariciaba al gato.

Theodor sonrió al verlos llegar y se adelantó para presentar a la mujer. —Sylvia, Frederick, Tirnel Estel, permitidme presentaros a Seraphina. Ella es la sacerdotisa de Olpao enviada por la orden del fuego purificador y a partir de ahora será también tu tutora, Sylvia.

Seraphina asintió con una leve inclinación de cabeza, sus ojos evaluaban a Sylvia con una mirada escrutadora. —Es un placer conoceros —dijo con una voz suave pero firme.

Theodor continuó, —Seraphina ha accedido a ayudarnos en tu entrenamiento, Sylvia. Su experiencia y habilidades serán de gran valor en tu formación.

Seraphina miró a Sylvia, luego al gato en sus brazos. —Para empezar, me gustaría que realizaras una plegaria de protección sobre este gato —dijo, extendiendo el pequeño animal hacia Sylvia.

Sylvia bajó la mirada, sintiéndose abrumada por la expectativa. —No puedo —murmuró, su voz apenas un susurro—. Ni siquiera estoy segura de poder realizar una plegaria de curación.

El desdén en los ojos de Seraphina era palpable cuando se volvió hacia Theodor. —¿Cómo es posible que en seis meses tu discípula aún no sepa realizar la más fácil de las plegarias? —preguntó, su tono era frío y crítico.

Theodor se defendió con un suspiro, visiblemente incómodo. —No esperaba que las cosas se aceleraran tanto. He preferido educarla en las enseñanzas de la religión y la cultura del reino primero. Consideré que una base sólida era fundamental antes de avanzar hacia las habilidades prácticas.

Seraphina frunció el ceño, claramente no satisfecha con la explicación. —El tiempo es esencial, Theodor. Las habilidades prácticas son vitales, especialmente en tiempos como estos. No podemos permitirnos retrasos.

Sylvia se sintió pequeña bajo la mirada crítica de Seraphina. Se dio cuenta de que tendría que esforzarse mucho más de lo que había pensado. La presión de cumplir con las expectativas de sus mentores y compañeros se hacía cada vez más pesada.

Seraphina, percibiendo la tensión en Sylvia, suavizó un poco su tono. —Está bien, Sylvia. Comenzaremos desde el principio. Aprenderás a canalizar tus habilidades, y pronto estarás realizando plegarias con confianza. Confía en ti misma y en tus capacidades.

Theodor asintió, mostrando su apoyo. —Estoy aquí para ayudarte, Sylvia. No estás sola en esto. Todos queremos que tengas éxito.

Sylvia respiró hondo, asimilando las palabras de sus mentores. Sabía que el camino por delante sería duro, pero estaba decidida a seguir adelante. Con la guía de Theodor y Seraphina, estaba dispuesta a enfrentar los desafíos y aprender a dominar sus habilidades.

—Tirnel Estel, Frederick, en estos momentos vuestra presencia no es indispensable. Como guardianes, debéis seguir mejorando en vuestras habilidades en combate, por lo cual podéis practicar fuera del templo —ordenó Seraphina a los guardianes de Sylvia.

Por un momento, a pesar de la orden clara de la sacerdotisa, ambos dudaron si obedecer o quedarse junto a Sylvia. Se miraron, como esperando ver la decisión del otro.

—Habéis escuchado a Seraphina. Prometo no intentar escapar. Además, vais a estar en la puerta y el templo no tiene más salidas —Sylvia no quería ser humillada por su incompetencia delante de más gente. Ya era suficiente con soportar la mirada de reproche de la sacerdotisa, como para ver las miradas de lástima de Frederick y Tirnel Estel.

Con desgana, ambos se volvieron hacia la puerta del templo y salieron.

—Perdona, Seraphina, pero tengo dos preguntas para Theodor antes de empezar el entrenamiento. ¿Por qué no me contaron todo esto hace dos noches? Ayer, cuando fui llevada a la sala de juicios, estaba aterrada. Y la segunda: ¿Por qué me pidieron alejarme de Roberto y Günter cuando el primero es otro viajero y a Günter lo habéis puesto como su guardián?

—La respuesta a ambas preguntas es la misma: no estábamos informados de cómo iba a desarrollarse esto —respondió Theodor, con un tono grave—. La llegada de la orden del Fuego Purificador fue algo llevado a cabo personalmente por el Gran Maestre. Se había hablado y discutido, pero no los esperábamos hasta la primavera. Sigo pensando que esos dos te hacen más daño que beneficio, pero, desgraciadamente, con Roberto habrá un día en el cual deberás hacer equipo. ¿Lo de Günter? Personalmente desconfío de él, pero es la mano derecha de Sigfried y Roberto es un acólito de Tasares, por lo cual no podíamos negarnos a que Sigfried eligiera a Günter como su guardián.

—Pero mis guardianes también sirven a Tasares, ¿no?

—Desgraciadamente, somos órdenes eminentemente militares y la mayoría de monjes de nuestra orden son guerreros. Por ello, el culto a Tasares tiene tanta importancia —explicó Seraphina—. Pocos guerreros siguen como culto principal a otro dios.

Sylvia asintió, comprendiendo mejor las complejidades de la situación. Aunque aún tenía muchas preguntas y dudas, decidió centrarse en el presente y en lo que podía hacer para mejorar. Sabía que el entrenamiento con Seraphina sería desafiante, pero también una oportunidad crucial para avanzar en su camino.

—Entiendo —dijo Sylvia, con determinación en su voz—. Estoy lista para comenzar. ¿Qué debo hacer primero?

Seraphina esbozó una leve sonrisa, dejando entrever una pizca de satisfacción ante la actitud decidida de Sylvia. —Muy bien, empecemos con algo sencillo pero fundamental. ¿Crees en el poder de Olpao?

Sylvia pensó bien la respuesta. No era muy consciente de hasta qué punto creía o no en el poder del dios. Había visto a Theodor cerrar alguna herida solo rezando. Eso demostraba sin posibilidad de ser refutado el poder de Olpao. ¿Pero creía en acceder a él ella? Finalmente planteó sus dudas.

—Tranquila, todos hemos pasado por ahí. Acceder al poder divino no parece factible al principio. Necesitas aprender a canalizar tu energía y a conectarte con la esencia de Olpao. Vamos a lanzar el conjuro de protección sobre mi hermoso Michino. Cierra los ojos y respira profundamente. Imagina una luz cálida y sanadora que fluye desde tu corazón hacia tus manos. Como vamos a usar una plegaria de protección, debes orar de la siguiente manera: "O Deus Olpao, praesidium confer nobis, protege nos intra murum tuum." Repítela hasta que sientas el poder fluir.

Sylvia hizo lo que se le indicaba, tratando de visualizar la luz. Sentía una leve vibración en sus manos, pero no estaba segura de si era real o producto de su imaginación. —¿Así? —preguntó, abriendo un ojo para mirar a Seraphina.

—Sí, pero concéntrate más. La conexión debe ser genuina y profunda. No te apresures, tómate tu tiempo —respondió Seraphina, con un tono paciente pero firme—. Y no dejes de orar.

Theodor observaba en silencio, confiando en la capacidad de Seraphina para guiar a Sylvia. Sabía que el camino sería arduo, pero también tenía fe en la resiliencia de su discípula.

Sylvia respiró hondo nuevamente, cerrando los ojos y tratando de despejar su mente de cualquier distracción. Poco a poco, comenzó a sentir una calidez en sus manos, una sensación reconfortante que parecía emanar de su propio ser. Con cada respiración, con cada repetición de la oración, la sensación se hacía más intensa, y Sylvia sintió que estaba comenzando a conectarse con algo más grande y poderoso.

Seraphina observó con atención, notando el cambio en la energía de Sylvia. —Eso es, sigue así. Estás haciendo un buen trabajo. Ahora, intenta transferir esa energía al gato. Imagina que la luz fluye desde tus manos hacia él, creando una barrera protectora.

Sylvia abrió los ojos lentamente, enfocándose en el gato que Seraphina sostenía. Extendió las manos hacia el animal, sintiendo cómo la calidez de su energía se dirigía hacia él. El gato pareció relajarse en los brazos de Seraphina, ronroneando suavemente.

—Muy bien, Sylvia —dijo Seraphina, con una sonrisa de aprobación—. Has dado un gran paso hoy. Con el tiempo, estas habilidades se volverán más naturales para ti. Por ahora, continuaremos practicando hasta que te sientas completamente segura.

Sylvia sintió una oleada de satisfacción y esperanza. Sabía que aún tenía mucho por aprender, pero este pequeño éxito le dio la confianza que necesitaba para seguir adelante. Con la guía de Seraphina y Theodor, estaba segura de que lograría dominar sus habilidades y enfrentar los desafíos que el futuro le deparara.