Capítulo 2 - ¿Por qué has esperado tanto?

13 de abril de 1901 - Cada día duermo menos. Siento que la oscuridad me consume y no creo que sea el único. El médico forense vino a verme a la oficina hoy. Me preguntó si había soñado con un hombre con un sombrero de copa. Esto se está volviendo extraño. En este punto, me pregunto si el trabajo nos está afectando, o si algo nos fue puesto en las bebidas sin que nos diéramos cuenta. Lo extraño es que ambos soñamos con el mismo sujeto. Me pregunto si él llegó a ver al asesino. Siempre llega después de que yo examino la escena del crimen. ¿Es él el asesino o solo lo vio? Tengo que hacerle algunas preguntas.

14 de abril de 1901 - Invité al forense a tomar una taza de té y le pedí que

respondiera algunas preguntas. Cuando lo vi, parecía cansado, como si no pudiera dormir por las noches. Sus respuestas solían ser rápidas y claras, con una confianza impecable. Si él es el asesino, hay que darle crédito por su increíble actuación. La parte más relevante de nuestra conversación fue escuchar que lo había visto un par de veces mientras caminaba por el parque. También lo vio apoyando su brazo en una farola. Explicó que cuando lo miró más de cerca, solo pudo ver una sonrisa en su rostro. La describe más como una mueca, sonriente de oreja a oreja, sin mostrar los dientes, como si estuviera reprimiendo una risa. Con la información que tenemos, creo que podemos hacer un retrato de nuestro asesino.

29 de mayo de 1901 - Ha pasado mucho tiempo desde el último asesinato. Llegué a sentir paz en mí por un momento, pero me notificaron que el forense decidió quitarse la vida. Se ató la corbata alrededor del cuello y se colgó. No hay nada peor que ver a alguien quitarse la vida, pero con lo que he visto, creo que cuestionaría ese pensamiento. No éramos cercanos, pero trabajar juntos me hizo apreciarlo. No hablamos mucho, pero se siente raro. Algo dentro de mí piensa que él es el asesino, y si los asesinatos se detienen, no tendría dudas.

9 de junio de 1901 - Cuando finalmente logré recuperarme, recibí un nuevo caso. No sé si estar feliz o llorar. Ahora sé que el forense no es el asesino. Pero parece que él me atormentará hasta el final. La víctima de hoy tenía la mandíbula destrozada. Estaba abierta de tal manera que parecía un cofre abierto. Los ojos estaban colocados de tal forma que parecían mirar hacia arriba. Estaba sentado en una silla frente a un piano. Por la partitura parecía estar tocando "Gymnopédie No 1" de Satie. Al recordar su melodía tan melancólica hizo que extrañamente llegara a sentir como si la estuviera tocando. Creo que llegué a balancearme de un lado a otro. No sé si estoy empezando a volverme loco. Tal vez solo necesite descansar.

10 de junio de 1901 - Soñé nuevamente con el hombre del sombrero de copa. Esta vez simplemente fue a la ventana y la abrió. Sacó un violín y comenzó a tocar una melodía que conocía y que gradualmente se intensificaban. Parecía ser la Sonata del Diablo de Paganini. Una pieza compleja que no me hizo sentir incómodo. En un momento del sueño, unas manos comenzaron a arrastrarme. De manera dócil, me dejé llevar. Hasta que me di cuenta de lo que estaba pasando y reaccioné. Cuando desperté, estaba en el balcón de mi

casa. Rápidamente entré y cerré la puerta. En este punto, dudo si lo que enfrento es tan siquiera humano o si he perdido la cordura. No sé qué me asusta más. Enfrentar al diablo o la psicosis y pasar el resto de mi vida en un hospital psiquiátrico. Cambiando de tema, el hombre era una persona solitaria y deprimida. Su asistente lo describió como alguien que, a pesar de tener una mueca de profunda tristeza, era amable. Ella rompió en llanto al contarme que él le enseñó a tocar el piano y que fue la primera vez que vio una sonrisa en su rostro.

12 de junio de 1901 - Después de lo sucedido, desarrollé un extraño gusto que había perdido por el piano y la música. Mientras desempolvaba mi viejo piano, recordé esa vieja canción que solía tocar cuando era niño. El "Clair de Lune" de Debussy. Mi madre solía sentarse y escucharme tocar durante horas. Las lágrimas comenzaron a brotar de mi rostro inexpresivo al recordar esos tiempos. Tiempos en los que mi madre, esposa e hija aún estaban vivas. No creo que deba perder más tiempo y centrarme en el caso. Las familias me presionan, a veces me pregunto qué habría pasado si no hubiera reaccionado esa noche. ¿Habría muerto y, de ser así, habría ido al infierno o al cielo?

12 de julio de 1901 - Ocurrió el cuarto asesinato. Me pregunto si el nuevo forense se quitará la vida. Prefiero mantener la distancia para evitar que algo similar vuelva a suceder. La causa de la muerte fue envenenamiento; lo contaría como un caso separado de los anteriores, si no fuera por la nota.

Te muestro el cuarto regalo para que no me olvides.

No te preocupes, todoestá a punto de terminar.

Creo que fuedivertido mientras duró.

Para él, esto es solo un juego, le divierte. Me sorprende la perversión de algunas personas.

13 de julio de 1901 - No me molestaré en escribir lo que obtuve de los

interrogatorios. Lo único importante es que alguien vio al hombre con el sombrero de copa. Creo que al menos eso es real. No sé lo que estoy diciendo, creo que tengo que detenerme. Algo extraño es que, desde que leí esa nota, siento que alguien me observa a la distancia. Traté de ignorar la sensación, pero la curiosidad pudo más y me di la vuelta. Nada, la calle estaba desierta, era como un sueño. Seguí caminando, pero cada vez la sensación era más agobiante. Hasta el punto de que sentía como si me quemara la nuca, pero no había ninguna marca.

15 de julio de 1901 - Este ha sido el día más tranquilo que he tenido en mucho

tiempo. Decidí tomarme un descanso y tocar el piano durante horas, como en los viejos tiempos. Algunas piezas que toqué fueron "Para Elisa" de Beethoven y "Nocturno Op 9 No 2" de Chopin. El día fue hermoso y soleado, sentí finalmente paz.

23 de agosto de 1901 - Después de mucho pensar, creo que sé quién será la próxima víctima. El asesinato ocurrirá el 15 de noviembre. Informaré a mis superiores sobre mi plan para finalmente atrapar al asesino. Las víctimas suelen ser personas con baja autoestima. Supongo que por eso son dóciles. El asesino las manipula para cumplir sus fantasías más oscuras. Pensándolo bien, los cuerpos estaban puestos de una manera que parecía como si el asesino intentará hacer arte. En este momento, no creo ser consciente de muchas de las cosas que estoy diciendo. Solo quiero que esto termine. Llamaré a algunos oficiales, no les diré qué están buscando. Solo los enviaré a hacer preguntas y a arrestar a alguien.