Iris no sabía lo que había pasado ayer por la noche en la cena a la que no asistió, pero lo que dijo el Rey la tomó desprevenida.
El rey Aeon habló de una manera que insinuaba que la joven llamada Nala había complacido a Cane y que habían pasado un buen rato. Ella no era tan ingenua como para no saber lo que él estaba tratando de implicar.
Su corazón dio un vuelco cuando imaginó lo que podría haber sucedido entre ellos.
Iris era muy consciente de que no debería desarrollar esos sentimientos, ya que esto era lo que otras mujeres sentían cuando sus hombres tomaban amantes. Era una tradición, para que el linaje no muriera, ya que decían que la sangre era más espesa que el agua, pero irónicamente, los hermanos se mataban entre sí por el poder más alto.
Además, su vínculo de pareja no fue algo que sucediera porque ambos lo quisieran. Ninguno de ellos consintió en ello. Sucedió porque Iris estaba en el momento equivocado y en el lugar equivocado esa noche.
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